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lunes, 15 de octubre de 2012

Inauguran placa recordatoria de los campesinos asesinados por la dictadura militar y arrojados a los hornos de una mina de cal en Lonquén

15 campesinos permanecieron como detenidos desaparecidos hasta el 30 de noviembre de 1978, cuando sus restos fueron descubiertos de manera casual en los hornos. Entre las víctimas, de entre 17 y 51 años de edad, impactaba la presencia de Sergio Maureira Lillo y sus cuatro hijos.
El Ministerio de Bienes Nacionales inauguró placas recordatorias de los trabajadores que fueron asesinados por la dictadura militar y lanzados a los hornos de cal en Lonquén.

La iniciativa forma parte del proyecto financiado por la Intendencia Metropolitana y diseñado por la Direccion de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas que incluye -entre otras obras- la demarcación y el cierre perimetral del Memorial de las Víctimas de Lonquén, en Isla de Maipo, según información de radio Bío Bío.

En una ceremonia encabezada, entre otras autoridades, por la ministra de Bienes Nacionales, Catalina Parot, el gobernador de Talagante, Marco Zamora, y la directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Lorena Fries, se descubrieron tres placas recordatorias de los 15 campesinos que fueron capturados por agentes de la dictadura el 7 de octubre de 1973.

Permanecieron como detenidos desaparecidos hasta el 30 de noviembre de 1978, cuando sus restos fueron descubiertos de manera casual en los hornos de una mina de cal en Lonquén. Entre las víctimas, de entre 17 y 51 años de edad, impactaba la presencia de Sergio Maureira Lillo y sus cuatro hijos.

El presidente de la Agrupación de Familiares de Víctimas de Lonquén, Emilio Astudillo, opinó que este caso marca un antes y un después sobre el destino de las víctimas de la dictadura.

Para la ministra de Bienes Nacionales, Catalina Parot, homenajes de este tipo contribuyen a fortalecer el sistema democrático.

El Servicio Médico Legal sigue trabajando para identificar a la última víctima de los Hornos de Lonquén, cuyos restos siguen siendo sometidos a peritajes. Sólo el 2 de septiembre recién pasado se entregaron a sus familiares las osamentas de Nibaldo Hernández Flores, quien se convirtió en el décimo cuarto campesino cuya identidad ha logrado ser establecida.

La justicia estableció que nueve efectivos de Carabineros fueron los responsables de la detención y el asesinato de estas víctimas de la dictadura.

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