Molestia PS porque La Moneda empañó debut de Isabel Allende en la conducción del partido
Las aguas quedaron revueltas
en el Partido Socialista tras el cambio de gabinete. Una sensación
transversal de molestia por lo que consideran un abuso de parte de La
Moneda con la colectividad, con la lealtad con que han trabajado
diversas figuras, impregna el clima interno a días del comité central
que deberá ungir a su nueva timonel. La Nueva Izquierda, en tanto, ya
piensa en un proceso de reconstrucción tras la derrota de Escalona.
Después que se concretó el cambio de gabinete y luego de la lluvia de declaraciones de buena crianza, comenzaron las evaluaciones en frío y, a la par, surgieron las primeras molestias en el PS, principalmente del sector tercerista, del que es parte el ex ministro de la Segegob, Álvaro Elizalde, quien fue reemplazado por otro socialista, el ex embajador en Buenos Aires, Marcelo Díaz.
“Los terceristas están llamas”, graficaron entre lunes y martes distintas fuentes socialistas que explicaban que el enojo no solo pasó por la salida de su exponente del Gobierno, sino sobre todo por “el trato poco digno” que La Moneda le dio a Elizalde, a quien le avisaron de su salida con menos de media hora de anticipación a la ceremonia de juramento del nuevo gabinete.
“Fue una humillación innecesaria”, agregó un dirigente PS, que precisó que más allá de su desempeño como vocero y las críticas que recibió por ello, el trato a Elizalde no estuvo a la altura de la “lealtad” que demostró en todo momento con La Moneda y en particular con la Presidenta Michelle Bachelet.
Se suma un dato no menor: Elizalde fue una de la figuras de Gobierno que apoyó la postulación de Allende a la presidencia del PS, y el tercerismo en general, con su líder Ricardo Solari, jugó un papel relevante en la conformación de la Nueva Mayoría del PS, lista amplia que se conformó con representantes de todas las corrientes internas –incluido un sector de La Nueva Izquierda– para neutralizar el posible regreso de Camilo Escalona como conductor del partido.
No hay dos voces para precisar que en las más de 72 horas que se tomó Bachelet para afinar su nuevo gabinete, La Moneda en ningún momento y por ninguna vía hizo el gesto político de considerar la visión de Allende, que ni siquiera le informó que saldría Elizalde y sería cambiado por Díaz.
“Esto empaña su llegada a la presidencia”, criticó uno de los cercanos a la senadora, considerando que este domingo 17 se reúne el comité central que debe proclamarla, mientras otros advertían que con esto La Moneda la dejó públicamente “sin influencia”.
El lunes en la noche hubo una extensa reunión en la casa de Allende con los más cercanos a la senadora, donde se hizo una negativa evaluación. “Esto generó mucha tensión interna, hay un rango alto de enojo, esto es más profundo que el hecho de quedar con solo tres ministros en el Gobierno”, recalcó un dirigente PS.
Durante la jornada del lunes y en la referida reunión, se barajó la posibilidad de que esta marginación de la senadora fuera parte de una maniobra de la Nueva Izquierda para “debilitar” y “fraccionar” a la Nueva Mayoría de Allende con este golpe al tercerismo.
Eso, considerando que todas las definiciones del gabinete la Presidenta Bachelet las tomó consultando y sondeando alternativas con no más de dos personas, una de ellas su jefa de gabinete, Ana Lya Uriarte, socialista y conocida figura de la Nueva Izquierda, que estuvo con Escalona en las internas del 26 de abril.
Con el avance de las horas, esta tesis se ha ido desdibujando, perdiendo adeptos, por la buena opinión generalizada que existe de Uriarte, pero en el círculo de Allende reconocen que no ha sido totalmente desechada la idea por algunos.
En la Nueva Izquierda han dado señales internas para aplacar aún más esa tesis, porque coinciden en que hubo un abuso con la senadora Allende y que La Moneda se equivocó en el trato que le ha dado, si se cuenta que no solo es la futura presidenta del partido, sino que además una de las figuras políticas mejor evaluadas a nivel de encuestas.
Equilibrar la balanza
El PS en general terminó pagando los platos rotos del primer gabinete de Bachelet, ya que la salida de Alberto Arenas de Hacienda no fue con un trato especial ni diferente a lo que le sucedió a Elizalde. “Se abusó con el PS por ser partido de Gobierno”, recalcan.Y considerando que a partir de la otra semana Allende llevará las riendas del partido, no es un dato menor que la presencia de sus adeptos en el Gobierno está bastante menguada. Los ministros PS de Energía, Máximo Pacheco, y de Agricultura, Carlos Furche, son Nueva Izquierda; también el grueso de los subsecretarios actuales, como Mahmud Aleuy en Interior, Patricia Silva de Segpres y Jaime Moreno en Vivienda, mientras que la futura timonel tiene al ministro Díaz.
Entre los socialistas afirman que la definición del elenco de subsecretarios –no antes de la próxima semana– debería ser la instancia para equilibrar la balanza de las fuerzas internas, que Allende debería poder instalar a gente suya en la Subdere, la Segpres y Vivienda.
La hora del rearme
Las aguas socialistas están lejos de encontrarse calmadas. En el partido saben que vienen tiempos de cambios internos y la Nueva Izquierda no está ajena a ese proceso de ajuste.Escalona ya confirmó públicamente que se instalará en la primera vicepresidencia del partido, puesto que le corresponde por el porcentaje de votos (37%, aproximadamente) obtenido por la lista que encabezó. Desde ese lugar la histórica figura de la Nueva Izquierda tendrá una plataforma política donde mantenerse vigente y activo en medio de la coyuntura.
Pero en su propio sector y a la luz de la derrota como también de la división interna que se generó en esta tendencia, la principal del partido, no son pocos los que consideran que se debe empezar un proceso de “reconstrucción”, de recuperación de las relaciones internas, las confianzas.
Los pasos –agregan– consisten en hacer un necesario debate, sin autocomplacencia respecto de las razones de la derrota de la Nueva Izquierda que estuvo con Escalona. Pero después –precisan– es “indispensable tender puentes” para recomponer la tendencia, la fuerza interna que representan.
En esa apuesta y para lograr dicha reconstrucción real, consideran clave cambiar la lógica de la Nueva Izquierda, en la cual la figura de Escalona era el centro total y absoluto de poder, de liderazgo, lo que en esta interna llevó al fraccionamiento y división interna.
“Hay que asumir que ya no se puede tener una conducción unipersonal”, asume un PS de dicho lote, una idea que ya está siendo conversada entre varias figuras de la corriente.
Dicen que no se trata de desconocer el significado y aporte de Escalona para el PS, tampoco dejarlo a un lado, pero que se llegó a un momento en que es inevitable “revalorizar a otros actores del sector”, que han sido eclipsados por años.
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