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lunes, 24 de febrero de 2014

A la izquierda le faltan cojones

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venezuela caos
Así como salimos a la calle para sacar a Pinochet, así como votamos que “No” contra el tirano, así también hay que mirar de frente y decirle no a Maduro. En voz alta. Con cojones, que pucha que escasean. 


Veo en Twitter que Javiera Parada escribe “Después de leer esta carta de una joven de Venezuela, hija de exiliados uruguayos, sobra cualquier palabra” y a continuación viene el link donde está la carta de esta mujer, prima del cantante Jorge Drexler, quien se expresa con una claridad y potencia impactantes acerca de la desgracia que está ocurriendo en la tierra de Nicolás Maduro, a quien denuncia sin pelos en la lengua.
Paréntesis. Javiera Parada es hija de José Manuel Parada, uno de los tres miembros del Partido Comunista que fueron degollados en 1985 por la dictadura de Pinochet. O sea, digamos que sería difícil tildarla de pro imperialista, facha o cualquiera de esos epítetos que se usan para deslegitimar a una persona cuando se atreve a hablar en contra de Cuba o Venezuela.
Segundo paréntesis. Quien escribió la carta se llama Alejandra Melfo, una científica experta en física cuántica que salió muy pequeña de Uruguay pues sus padres fueron exiliados de la dictadura militar uruguaya. Tampoco sería fácil llamarla lamebotas del águila estadounidense. Fin de los paréntesis.
En su carta, Melfo, que vive en Venezuela y sale a protestar en contra el gobierno, dice cosas como las siguientes. “En este momento en las calles de Venezuela está ocurriendo una tragedia. No es que hay disturbios y la policía antimotines dispara bombas lacrimógenas y muere alguno, no es eso, que lamentablemente pasa en todo el mundo a cada rato. Es que hay grupos armados financiados por el estado, disparando y matando. Y hay una censura informativa total. Debería bastar que se supiera eso, debería bastar saber que en Táchira cortaron internet y sobrevuelan las ciudades aviones de guerra, que cerraron las emisoras de cable que daban noticias, debería bastar saber que están atacando a los periodistas, que hay estudiantes muertos, para que el intelectual de izquierda levante por fin los ojos de su enésima edición de “Las venas abiertas de América Latina” y mire alrededor, descubra que el siglo es el 21, que el muro de Berlín cayó, que los muchachos de la Sierra Maestra envejecieron y ahora no dejan a sus nietos gobernar, ni escribir un periódico nuevo, ni salir de su país, ni fundar un partido político, ni gritar abajo el gobierno.
La gente aquí piensa que los gobiernos latinoamericanos no dicen nada ante las atrocidades de este momento en Venezuela porque tienen intereses económicos. Yo pienso que no, yo pienso que es (…) porque viven en el siglo pasado”. Sí, esta hija de exiliados de una dictadura militar tiene los cojones para denunciar. Y sí, Javiera Parada tiene también la valentía para expresar una opinión que no abunda en lo que podríamos llamar “su sector”, es decir, la centroizquierda y la izquierda de Chile. Y de Latinoamérica.
Algo que fue descrito con mucha claridad este fin de semana por columnistas como Max Colodro, Jorge Navarrete, Álvaro Vargas Llosa y Héctor Soto. Pero, lamentablemente, Alejandra y Javiera son excepciones de una parte de nuestro país y de nuestro continente que en este momento me producen la misma vergüenza que sentía cuando la derecha justificaba las atrocidades de Pinochet.
El doble discurso y la hipocresía de gran parte de los “progresistas” hacia lo que ocurre en Venezuela tiene su peak en el tuiteo de Camila Vallejo de hace unos días: “En Chile queremos dar lecciones de democracia a Venezuela y nuestra constitución la creó un dictador, la de ellos el pueblo!” escribió Vallejo, en una clara defensa al gobierno de Maduro. O sea, la ex líder de la revolución estudiantil que podía manifestarse libremente en las calles de Chile le da su apoyo al gobernante que está matando estudiantes por manifestarse en las calles de Venezuela. Veamos otro ejemplo de lo que sucede en Venezuela.
En este caso, en el Poder Judicial. “Una jueza que se atrevió a ordenar la libertad condicional de un opositor del gobierno que se encontraba en prisión preventiva por más tiempo del permitido por ley, terminó en prisión. La jueza María Lourdes Afiuni, que estaba cumpliendo con una recomendación de Naciones Unidas, fue acusada de corrupción, a pesar de que los propios fiscales admitieron que no había ningún rastro de que se hubiera dejado sobornar. Afiuni estuvo un año en una cárcel de mujeres, dos en arresto domiciliario y permanece sujeta a una investigación penal por un delito que no cometió.
El mensaje del caso Afiuni es escalofriante: en Venezuela, un juez que resuelve conforme a derecho y contradice intereses del gobierno puede terminar preso”, explica en otra columna el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco. Así como dos más dos son cuatro, lo que ocurre hoy en Venezuela es lo que caracteriza a una dictadura: intimidación a la sociedad civil, censura de medios y cárcel para los opositores.
Así como salimos a la calle para sacar a Pinochet, así como votamos que “No” contra el tirano, así también hay que mirar de frente y decirle no a Maduro. En voz alta. Con cojones, que pucha que escasean. Bien lo dice el escritor Jorge Volpi. “No se trata aquí de ser de izquierda o de derecha, bilioso chavista o furibundo antichavista, sino de condenar sin titubeos a un régimen que, de por sí dueño de poderes que exceden cualquier espíritu democrático, se ha decantado enfáticamente por la represión”.
Ya es hora de parar con tanta cobardía, una que produce doble pudor cuando proviene justamente de la parte de un país que supo demasiado de cerca lo que era la tiranía.

3 comentarios:

  1. Muy claro: ese señor Guendelman es un sionista al servicio del capital e infiltrado en la izquierda, con la misión de confundirnos. El plan es escalar en las izquierdas hasta hacerlas útiles a los designios del gran capital organizado.

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  2. muy claro, cualquiera puede escribir una carta, una lastima que la historia que dejaron las victimas de la dictadura se olvide tan rapido.

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  3. Los rojitos hacen conducta con sus nuevos amos...

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