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martes, 11 de febrero de 2014

Vacaciones presidenciales sin vocería tensionan a la Nueva Mayoría

Silencio en la corte…

La ausencia de un vocero oficial en plena crisis ha generado la sensación de que la Presidenta electa pretende continuar con un diseño comunicacional que, si bien le dio réditos en campaña, está generando un frente de conflicto innecesario con los partidos de la Nueva Mayoría. Al interior del pacto se comenta soterradamente el peso que las distintas tiendas han debido sobrellevar en esta etapa, frente al mutismo que ha mantenido el gobierno recién electo.
Nadie discute que la estrategia de campaña de la Presidenta electa Michelle Bachelet, sumada a su enorme popularidad, produjo un muy buen resultado electoral. Su empecinado silencio, desde que pisó suelo chileno para asumir su candidatura, se convirtió en una característica difícil de sortear. Sin embargo, ese mismo diseño, a sólo semanas de volver a instalarse en La Moneda, le está generando costos políticos. La crisis en la designación de subsecretarios e intendentes cuestionados, hizo esperar una vocería que diera cuenta de una reacción activa ante lo sucedido. Por lo mismo, con todo el equipo ministerial del gobierno entrante de vacaciones, en los partidos comienzan a resentir el haber tenido que salir a dar la cara por algo en lo que no tuvieron mayor injerencia.
Analistas políticos no descartan que casos como este pudieran incubar el “germen del discolaje”, que ya antes interfirió con fuerza durante su primera administración.
En los partidos insisten en que intervinieron poco o nada en la designación de las autoridades que ya ha nombrado la Presidenta electa. Aunque algunos representantes políticos admiten que sus colectividades entregaron algunas listas, aseguran que no tuvieron poder ni para confirmar ni para vetar nombres. Por lo mismo, habrían deseado que desde los equipos de Bachelet se hubiera tomado con más responsabilidad lo sucedido, designando vocerías que se hicieran cargo de la línea comunicacional adoptada. Un representante de la Nueva Mayoría se lamenta de “la total indefensión en que habrían quedado los partidos”. Porque son los que han debido “dar la cara y estar permanentemente dando explicaciones”. Incluso, plantea que si este va a ser el tenor del segundo gobierno de la doctora, “entonces, estamos muy mal”.
La inquietud que se está gestando soterradamente en los partidos de la coalición ganadora es percibida desde la academia, donde llegan a un diagnóstico similar al que se está dando en las colectividades, pese al acuerdo al que arribaron sus dirigentes, de no profundizar el conflicto suscitado por la forma “desprolija” con que se designaron los cargos, y mucho menos públicamente. Marco Moreno, cientista político de la Universidad Central, estima que “parece ser que lo que hemos visto responde a un diseño estratégico del sector más cercano a Michelle Bachelet, por el que ha optado desde el inicio de la campaña, para no exponer a la Presidenta electa a tener que dar explicaciones por los errores que se cometan bajo su mando”.

A su juicio y basándose en la reacción del equipo de la Mandataria tras el estallido de la crisis que provocó la falta de pericia con que se habría designado a subsecretarios e intendentes –al punto de que en la propia coalición explican que, si no se han hecho los cambios que corresponde aún, es porque quieren hacer todos los que sea necesario de una sola vez y esa labor no concluye todavía–, “el diseño estratégico comunicacional es no encarar el conflicto por la vía del silencio. Este ha sido el manejo de las comunicaciones en el que han apostado al desgaste de la información y la noticia”. Es decir, al no dejar un vocero –profundiza Moreno– se evita que haya que responder a las críticas que van surgiendo, con la esperanza de que otra noticia apague, finalmente, la original y se olvide.
Sin embargo, el analista tiene la convicción de que ese diseño comunicacional estratégico “tensiona la relación entre los equipos de gobierno y los partidos. Una relación que ha sido bastante asimétrica, porque los partidos no han tenido participación real en la conformación de los equipos con que va a gobernar Bachelet. Los partidos de la Nueva Mayoría “tienen una marcha de pie forzado –agrega–, porque siguen asumiendo y dando la cara por los errores que se han cometido hasta ahora, en medio del desprestigio que ya sufren los políticos, lo que no les reporta ninguna ganancia. Se ha incubado esa molestia que puede convertirse en el germen del discolaje”. Lo que no es menor, si se considera que fue en el primer gobierno de Bachelet donde los díscolos proliferaron.
Aunque el cientista político Patricio Gajardo discrepa de la premisa de que los partidos no hayan participado en la conformación de los equipos de gobierno, sí cree que, aun antes de instalarse en La Moneda, el futuro gobierno atraviesa “una crisis en serio, porque tras resultar electa Bachelet, no ha habido cambio de switch desde la campaña. Un gobierno electo toma decisiones que tienen impacto social. Por lo tanto, lo que pueda haber sido útil en campaña, el silencio, la ambigüedad, es muy poco útil en el proceso de la toma de decisiones”. En cambio, José Viacava, experto de la Universidad de Chile, tiene la certeza de que si el conflicto con las designaciones hubiera sido a la altura de junio o julio, habría tomado un cariz mucho más grave. Y dado el periodo estival, plantea que “el silencio lo entendería como un proceso de estar preparando una puesta en escena y no lo tomaría como inacción”. Lo que sí tiene claro es que si esta forma de actuar de parte de Bachelet y sus equipos “se sigue manteniendo con el paso del tiempo, sólo avizoro problemas”. Temor que ya manifiestan algunos representantes de la Nueva Mayoría.
Un analista de la Nueva Mayoría no sólo comparte que Bachelet y su equipo se fueron de vacaciones y “cerraron el boliche y dejaron la crisis dando bote”, sino que, además, explica que a eso se debió que el designado subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, se haya tomado ese espacio vacío “como un emprendimiento personal, sin ser mandatado por nadie para eso, como vocero informal en off, lo que es resultado de la estrategia del silencio” que en esta etapa sigue campeando en los equipos de la mandataria electa. En opinión del analista, lo que ahora ocurre “es peor que en la campaña, porque ahí al menos (los medios) tenían una válvula de escape en los voceros. Acá no hay ninguna, por lo tanto se llenó todo con los off de Aleuy”.
En el actual escenario, este experto cree que “crecerá la tensión entre el gobierno y los partidos. Sin un vocero oficial o informal, van a comenzar las filtraciones y acusaciones de unos con otros, lo que va a ser fatal para el clima político en la Nueva Mayoría. Se viene una noche de cuchillos bajo la toga, como en el senado romano”.

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