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martes, 15 de abril de 2014

Por amplia mayoría de 30 votos y dos abstenciones

Juez Carlos Cerda rompe histórico veto de la derecha y es aprobado por el Senado para ascender a la Corte Suprema

Después de un intento fallido el año 2006, de quedar varias veces integrando la quina sin ser elegido, esta tarde hubo fuertes aplausos en la sala y en las tribunas de la Cámara Alta cuando se aprobó la propuesta presidencial. No sólo ahí, en tribunales los funcionarios del Poder Judicial seguían atentos la sesión y cuando se conoció la votación, se escucharon los aplausos en los pasillos de la corte.
juancarloscerda
“La justicia tarda pero llega”, dijo el senador DC Andrés Zaldívar para fundamentar su voto a favor del ascenso a la Corte Suprema del juez Carlos Cerda. Una frase que reflejó el simbolismo y tenor del debate en el Senado, como también del gesto que representa que el histórico juez de los derechos humanos finalmente haya roto el histórico veto de la derecha en su contra y fuera aprobado por una amplia mayoría de la Cámara Alta para integrar el máximo tribunal del país.
Por 30 votos a favor y dos abstenciones fue aprobada la propuesta de la Presidenta Michelle Bachelet, que la semana pasada eligió el nombre de Cerda de la quina que elaboró la Corte Suprema y en la que el magistrado contaba, nuevamente, con la mayor votación: 13 de los 19 ministros lo apoyaron.
El ascenso de Cerda no es un tema menor, su nombre ya había sido vetado abiertamente en la sala del Senado el año 2006 y durante una década fue “castigado” por el máximo tribunal con bajas calificaciones a su desempeño, por el papel que jugó en defensa de emblemáticos casos de violaciones a los DD.HH. y en 1986 estuvo a punto de ser expulsado del Poder Judicial por negarse a aplicar la Ley de Amnistía en el proceso por el Comando Conjunto.
“Estamos haciendo justicia para un juez”, dijo el senador Felipe Harboe, al momento de fundamentar su voto. No fue el único, ese fue uno de los puntos que la mayoría de parlamentarios plantearon en el hemiciclo durante el debate en la sesión especial, el acto de justicia que implicaba que el Senado finalmente aprobara la nominación de un juez reconocido como “probo”, “honesto” y “brillante”.
Durante la mañana, el juez Cerda llegó a exponer hasta la comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado, integrada por Alberto Espina (RN), Hernán Larraín (UDI), Harboe, Alfonso de Urresti (PS) y Pedro Araya (Independiente). Ya entonces la señal era favorable para lo que vendría más tarde, pues la comisión aprobó su nombre en forma unánime.
Es que ya a finales de marzo estaba claro que esta era la oportunidad real y concreta para Cerda, gracias a una nueva composición del Senado, más favorable  al acuerdo previo suscrito el año pasado entre sectores de la Nueva Mayoría con RN y Amplitud, que destrabó el ascenso del juez, Carlos Aránguiz, a la Corte Suprema el 2013 a cambio de que la derecha rompiera el veto al emblemático juez de DD.HH.
Para La Moneda, la nominación de Cerda era un “hecho importante”, dado que “lo simbólico pesa harto para este gobierno”, explicaban en Palacio hace unas semanas, donde esperaban que esta vez no hubiera tropiezos de última hora.
La sesión especial se prolongó por una hora y media. Toda la familia de Cerda estaba en las tribunas, esposa, hijos y nietos, escuchando el debate en el hemiciclo.
El senador Larraín, fue uno de los primeros en hablar y trató de justificar el histórico veto que le impuso la derecha a Cerda, sustentado –dijo– en sus bajas calificaciones en una época, que era un antecedente “con  cierta objetividad” y a la inquietud que les generaba “su aproximación a los fallos judiciales, la filosofía que lo inspiraba, en el momento de fallar, su principal fundamento era lo que era, su ideología, sus principios, sus valores”.
Pero acto seguido, Larraín dijo que “al recibir hoy los antecedentes y al escucharlo hoy, hay antecedentes nuevos”, destacó que hay una “buena apreciación” del juez en la Corte Suprema. “He quedado con tranquilidad de conciencia que las razones para oponerse entonces ya no existen del mismo modo”, por lo que anunció su voto favorable.
El senador RN, Francisco Chahuán, habló de “cumplir la palabra empeñada”, pero que también votar a favor de Cerda implicaba “honrar la trayectoria (…) hoy estamos eligiendo a un gran juez”.
De Urresti dijo –como varios otros senadores en su intervención– que se trataba de “un ministro valiente y consecuente”, que “cuando escaseó la justicia, tuvo la valentía de defender los derechos humanos (…) un valiente que no se doblegó frente a los poderosos”.
El senador DC, Patricio Walker, agregó que “Carlos Cerda va a entrar a la Corte Suprema por la puerta ancha, anchísima, porque siempre ha estado al lado de los que no han tenido voz”.
La senadora de Amplitud, Lily Pérez, fue una de las suscribió el acuerdo el 2013. Explicó que votar por Cerda “nos abre una ventana a nuestro sector, porque no tenemos vetos, porque la defensa de los derechos humanos es atemporal. Voto con mucho gusto por el juez Cerda, porque él por años tuvo un veto objetivo y en segundo lugar, porque la palabra debe ser honrada, varios de nosotros teníamos la palabra empeñada”.
A su turno, el senador Espina dijo que Cerda “debe ser uno de los jueces más brillantes que existen en el país. Sus resoluciones siempre son bien fundadas”, aunque sacó a colación y le enrostró a la Nueva Mayoría que también ha pecado con vetos a los jueces, Juan Manuel Muñoz Pardo y Alfredo Pfeiffer. “Cuidado con rasgar vestiduras”, precisó.
El senador Alejandro Guillier, acotó que el veto contra el juez Cerda fue “injusto e ideológico” y que se debió a que el magistrado “fue víctima del prejuicio”. Mientras Zaldívar recalcó que se trataba de un ministro de “excelencia”, el senador Guido Girardi recordó que las bajas calificaciones que recibió en su momento el juez, sólo se debieron a la suerte de castigo que se le trató de imponer “por defender la vida”.
Pero no todos cambiaron de opinión. El senador UDI, Juan Antonio Coloma, dijo que el escenario en el Senado estaba “bastante claro” en relación al futuro de Cerda, pero era “barato” y “gratis” sumarse a la mayoría y que él se tomaba en serio su trabajo. “Yo valoro al juez Cerda, es amigo de un hermano mío, tengo la mejor consideración personal de él, creo que ha sido un hombre valiente dentro de su visión (…) pero tengo que hacer caso a mi conciencia”, argumentando que sus fallos son ideológicos y que, por tanto, no apoyaría su ascenso a la Suprema.
La sesión  terminó con el llamado a votar. 30 votos a favor, dos abstenciones, ningún voto en contra, aplausos fuertes en la sala y en las tribunas. No sólo ahí, en tribunales los funcionarios del Poder Judicial seguían atentos la sesión y cuando finalmente fue aprobado el ascenso de Cerda, se escucharon los aplausos en los pasillos de la Corte.

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