Documentos hallados en un viejo armario
de la casa de un militar brasileño, ex-agente de la represión, asesinado
este año confirman la cooperación entre las dictadura de Brasil y
Argentina en el marco del macabro Plan Cóndor. El Protagonista de la
historia es el periodista Norberto Habegger, de 37 años, que llega a
Río de Janeiro en 1978 bajo el falso nombre de Héctor Esteban Cuello
para planificar la 'contraofensiva' que hubiese terminado con la
dictadura instaurada en la Argentina dos años antes.
El periodista e importante líder en el
exilio de la organización guerrillera Montoneros llegó a la ciudad para
acudir a una reunión secreta con dos compañeros con el fin de coordinar
las futuras acciones del grupo.
Después de llegar desapareció en Brasil sin dejar rastro.
Y solo ahora la información sacada de un
viejo armario de la casa de un ex -militar brasileño asesinado este año
revela los trágicos detalles de su muerte, orquestada por los servicios
secretos de las dictaduras brasileña y argentina en el marco del
llamado Plan Cóndor, y en concreto del Operativo Murciélago, a través
del cual fueron eliminados los guerrilleros que desembarcaban en Río de
Janeiro para luego continuar su viaje hacia Buenos Aires, donde
planeaban ejecutar la llamada 'contraofensiva'.
Y una de las primeras víctimas del
Cóndor-Murciélago fue Norberto Habegger, desaparecido entre julio y
agosto de 1978 después de ser secuestrado por un grupo de agentes
secretos, informa el periódico argentino 'La Nación'.
Los documentos clasificados con el
nombre del periodista y de otros 80 extranjeros monitoreados por la
Policía secreta de Brasil fueron encontrados por los abogados del grupo
Justicia de Transición, perteneciente al Ministerio Público del Gobierno
federal brasileño, en la casa del teniente coronel Paulo Malhães,
asesinado en abril de este año.
Los archivos de Malhães, además de la
lista de nombres de los vigilados, contienen una serie de recopilaciones
de otros informes, explicaciones de los grupos brasileños y extranjeros
vigilados, así como información sobre unas 130 personas monitoreadas,
entre ellas brasileños, alemanes, bolivianos, chilenos, estadounidenses,
italianos, soviéticos, venezolanos y, sobre todo, argentinos.
Los expedientes serán la base de una
investigación conjunta de los ministerios públicos de Brasil y la
Argentina, resultado de un acuerdo de cooperación internacional firmado
por los dos países.
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