Chile fue uno de los 48 países que suscribieron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948 en Paris, Francia.
66 años han transcurrido desde entonces y, como la mayoría de los países suscriptores,
Chile no respeta dicha declaración universal.
Los
gobiernos, cualquiera sea su orientación, y todos los sectores
políticos viven citando y reclamando el respeto a estos derechos, pero
nada hacen por su total aplicación.
He aquí 2 ejemplos de lo expuesto, en lo que atañe a los trabajadores.
Articulo 23
1.-
“Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su
trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y la
protección contra el desempleo.
2.- Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3.-
Toda persona que trabaje tiene derecho a una remuneración equitativa y
satisfactoria, que le asegure así como a su familia, una existencia
conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario,
por cualesquiera otros medios de protección social.
4.- Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para las defensas de sus intereses.
Articulo 25
1.-
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia medica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en
caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos
de perdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2.-
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia
especial. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio,
tienen derecho a igual protección social.
Cualquiera
dirigente sindical y trabajador que tome nota de estos 2 artículos, de
un total de 30 que componen la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, podrá reconocer el incumplimiento manifiesto de la misma, por
lo que en el 66 aniversario es una obligación ineludible difundirla
entre los trabajadores y a ciudadanía en general.
Hay
que trabajar muy duro, hasta que se comprenda que demandar respeto a
los derechos humanos no es solo una consigna, muy justa por lo demás,
sino una obligación de cada ser humano en el país y en el mundo.
Por
eso es un deber sindicalista poner en evidencia cualquier falta de
respeto a los derechos de los trabajadores, más aún cuando la autoridad
se jacta de que la legislación existente protege evidentemente a los
afectados por el abuso patronal.
La
negociación colectiva en la empresa INDUMOTOR (15 trabajadores,
reparación y lubricación de motores) siguió el derrotero acostumbrado,
Nula respuesta del empleador a las demandas de sus trabajadores,
votación de huelga y solicitud de buenos oficios en la Inspección del
Trabajo.
Hasta
allí llegaron empresa y sindicato, siendo la primera reacia a cualquier
mejora hasta que en presencia del mediador y como consta en actas,
ofreció un reajuste inicial.
Con lo que nadie contaba era que la empresa se retractaría a la mañana siguiente, echando por tierra lo avanzado.
Nada
puede hacer el mediador y no existe instrumento alguno que sancione
esta anormalidad. Resultado, los trabajadores debieron recurrir a la
huelga, la empresa continua funcionando y las autoridades del trabajo y
las leyes que sustentan su trabajo, son incapaces de siquiera sancionar a
quien se burló de sus empleados.
¿Estas
herramientas patronales estarán impedidas de realizarse, en el paquete
de reformas al libro IV del Código del Trabajo que presentará el
gobierno?.
La
bases del magisterio, miembros y no miembros del Colegio de Profesores,
han expresa en variadas formas su rechazo a un acuerdo de la directiva,
que no fue sancionado en una asamblea nacional como se había anunciado
inicialmente. La no realización de dicha asamblea se basa en que el
acuerdo firmado con el gobierno da respuesta a los 5 puntos definidos
como prioritarios por el colegio de profesores.
Son
varios miles los maestros movilizados y decenas de miles los alumnos
que no están en clases, cuando ya se acerca el fin de año escolar.
Decir
que el colegio tiene un directorio y debe ser respetado en sus
resoluciones si estas se llevan adelante según sus normas internas.
Decir también que si una institución expuso que consultaría a las
bases, no puede desconocer esa consulta así y se haya respondido al
total de las demandas, ya que estas deben ser analizadas pues en una de
esas la letra chica termina anulando algunas de las peticiones (algo muy
común en esta nueva forma de negociación entre partes.
Los profesores movilizados tienen derecho a expresar su opinión y rechazar un acuerdo si no se cumple con lo que se les anunció.
A
los colegiados le asiste el pleno derecho a cuestionar a su directorio y
los estatutos han de contener en si los instrumentos para cuestionar
una decisión si esta se escapa de las normas. Los no colegiados tienen 2
herramientas para hacer valer su voz. O bien se incorporan al Colegio y
desde adentro promueven los cambios, o simplemente echan las bases para
construir un nuevo instrumento que los represente.
Lo
que unos y otros movilizados no pueden hacer es dilatar en exceso una
situación que los va a desgastar y que podría culminar en una derrota si
es que no definen bien el curso de acción.
Lo que nadie puede quitar a los profesores, ni a ningún trabajador, es el derecho a movilizarse y exponer sus demandas.
En
tiempos de agua revueltas, algunos van por ahí exigiendo que tal o cual
organización defina en que posición se encuentra. Sin sacar lecciones
de lo vivido hasta ahora, se busca instalar a la organización en una
posición vinculada al que hacer de partidos y/o movimientos políticos,
como si la organización fuera un apéndice del instrumento partidario,
que por lo demás tiene todo el derecho de existir y desarrollarse.
Lo
que no se debe perder de vista es que la organización sindical es de
los trabajadores y debe defenderlos apoyarlos y guiarlos, independiente
de la filiación política o religiosa que cada militante de la
organización sindical declare tener.
En
este mundo polarizado parece estar claro hacía donde debe ubicarse la
organización, la posición que debe tener hacía la patronal y los
gobiernos, pero obligarla a definirse como de izquierda o derecha
indudablemente que va a limitarla en su acción.
Pero ¿y que es ser de izquierda? podría preguntarse alguien. Frei Betto expone una opinión que es interesante socializar.
“Ser
de izquierda no es una cuestión emocional o mera adhesión a conceptos
formulados por Marx Lenin o Trotsky. Es una opción ética, con fundamento
racional. Opción que mira a favorecer, en primer lugar, a los
marginados y excluidos. Por lo tanto, nadie es de izquierda por
declararse como tal o por llenarse la boca de eslóganes ideológicos,
sino por la praxis que despeña en relación a los segmentos mas
empobrecidos de la población. (Frei Betto, Punto Final N° 816, pagina 2)
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T CHILE
No hay comentarios:
Publicar un comentario