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jueves, 23 de febrero de 2017

Si la hipocresía matara…


Daniel Jadue

Daniel Jadue

Alcalde de Recoleta

“Solicitarle explicaciones al Partido Comunista por lo ocurrido es tan absurdo como solicitarle a la Democracia Cristiana una explicación por el hecho de que el gobierno demócrata cristiano de Alemania, haya protegido durante tanto tiempo, al doctor Hartmut Hopp, prófugo de la justicia chilena por casos de violaciones a los derechos humanos en Colonia Dignidad”, dijo el alcalde de Recoleta en columna enviada a El Desconcierto.
Mariana Aylwin/ Agencia Uno
El escándalo que han armado los sectores más conservadores de la Democracia Cristiana y nuestro país por la negativa del gobierno cubano a permitir el ingreso de Mariana Aylwin, demuestra, una vez más, el doble estándar que tienen algunos para abordar determinados temas y al mismo tiempo, siembra un manto de duda sobre las verdaderas intenciones que existen en este hecho, que más huele a una operación política bastante burda, pero muy oportuna para los sectores que no desean continuar por el camino de cambios iniciados por la Nueva Mayoría bajo el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet.
Lo planteo porque más allá de la opinión que cada cual tenga de Cuba y su gobierno, a todos los países del mundo les asiste el derecho soberano de decidir sobre el ingreso al territorio nacional de ciudadanos extranjeros y a defenderse de cualquier acto de carácter injerencista, dirigido a subvertir el orden jurídico vigente en cada país y eso, es una verdad que nadie desconoce.
Tanto es así que en el del artículo 15 N°1 del DL 1.094 de nuestro ordenamiento jurídico, se establece que “los que propaguen o fomenten de palabra o por escrito o por cualquier otro medio, doctrinas que tiendan a destruir o alterar por la violencia, el orden social del país o su sistema de gobierno, los que estén sindicados o tengan reputación de ser agitadores o activistas de tales doctrinas y, en general, los que ejecuten hechos que las leyes chilenas califiquen de delito contra la seguridad exterior, la soberanía nacional, la seguridad interior o el orden publico del país y los que realicen actos contrarios a los intereses de Chile o constituyan un peligro para el Estado” podrá negárseles el acceso al territorio nacional o ser expulsados del mismo.
Hay abundantes casos que ejemplifican lo planteado: desde un periodista italiano expulsado por orden del intendente de Santiago, el demócrata cristiano, Claudio Orrego, hace algunas semanas; pasando por jóvenes que venían a participar de un Seminario Anarquista en nuestro país, en enero del 2017; hasta la exsenadora y defensora de derechos humanos, Piedad Córdoba, quien desistió de ingresar al país luego de ser interrogada de manera bastante poco amable, solo por venir a reunirse con organizaciones y alcaldes mapuche.
Cabe mencionar que en todos estos episodios, los ministros y autoridades involucradas en la toma de decisiones han sido demócrata cristianos y que ninguno de los actores que hoy rasgan vestiduras levantó la voz para defender a los visitantes, en los casos mencionados, a pesar de que todos declararon, al igual que Mariana, no haber participado de ninguna “operación ilegal”.
Más aun, todos recordamos el episodio en el cual le fueron retiradas las visas al excanciller de Bolivia y a toda su comitiva, luego de una visita no informada y fuera de protocolo, que hicieran a nuestro país, por considerar un “abuso desafiante a la soberanía y a la ley chilena”.
Para terminar me vienen a la mente los innumerables casos de ciudadanos chilenos de origen palestino que han sido expulsados de las fronteras de Palestina por la ocupación militar israelí, sin que ninguno de los actores involucrados en la operación política a la que hemos asistido haya dicho nada.
Por otro lado, tampoco puede considerarse la negativa, como un agravio al pueblo chileno y mucho menos a la figura del expresidente, Patricio Aylwin, ya que el gobierno y el pueblo de Cuba no han desperdiciado ninguna oportunidad de mostrar con hechos el cariño y el respeto que le tienen a nuestro pueblo y a nuestro país, enviando ayuda humanitaria cada vez que hemos debido enfrentar una catástrofe, además de haber participado, a través de su embajador, en las exequias del exmandatario, rindiendo los honores y asistiendo a todos los homenajes que se le hicieron, sin llegar a mencionar que la señora Mariana Aylwin, hoy no posee ningún cargo de representación, ni del pueblo, ni del gobierno de Chile, ni de ninguno de sus partidos políticos.
Por último, cabe mencionar que solicitarle explicaciones al Partido Comunista por lo ocurrido es tan absurdo como solicitarle a la Democracia Cristiana una explicación por el hecho de que el gobierno demócrata cristiano de Alemania, haya protegido durante tanto tiempo, al doctor Hartmut Hopp, prófugo de la justicia chilena por casos de violaciones a los derechos humanos en Colonia Dignidad.
En síntesis, el Partido Comunista chileno no representa a ningún gobierno extranjero en nuestro país.
Descontadas todas las dudas, cabe la pregunta de cuáles son las verdaderas intenciones de esta operación política, justo una semana antes de la Junta Nacional de la DC en la que se decidirá si ese partido opta, como lo ha planteado su presidenta y actual precandidata a la Primera Magistratura, por continuar en la Nueva Mayoría para darle continuidad a los cambios comprometidos, yendo a la primaria del conglomerado; o como lo ha planteado Mariana, que también ha sonado como aspirante a La Moneda, y sus amigos, con los que viene hace rato obstaculizando los cambios comprometidos y dando de baja a la coalición, destruir la coalición para desandar lo avanzado, optando por el camino propio y centrando todas las excusas en la, para algunos, inaceptable convivencia al interior de la misma del PC y la DC.

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