Chile: Revelan que la DC recibió fondos de EE.UU hasta después del golpe
La dirigencia demócrata cristiana, la CIA y el golpe
Loreto Daza
LaTercera.cl
Peter Kornbluh, director del Departamento de Chile de los Archivos de Seguridad de EE.UU. y uno de los impulsores de la desclasificación de documentos de ese gobierno, revive a base de comunicaciones secretas entre la CIA y la embajada norteamericana, entre otros protagonistas, hitos desconocidos del gobierno de Pinochet.
El 12 de septiembre de 1973, la chilena Eliana Loveluck llegó llorando a clases en una escuela secundaria en Michigan, Estados Unidos. Había pasado la noche escuchando las escalofriantes noticias que llegaban desde Chile. Entre los compañeros que oían atónitos su relato estaba Peter Kornbluh, quien después se convertiría en su esposo y, como director del National Security Archive, en uno de los principales impulsores de la declafisicación de archivos secretos de EE.UU que revelan la acción norteamericana en Chile.
¿Cuál fue la participación de Estados Unidos en el golpe?
Ayudó a crear un clima de golpe en Chile, una situación de caos y agitación que empujó a los principales actores del golpe (los militares, la DC y la derecha) hacia un fin violento del gobierno de Allende. Pero la CIA no participó directamente. En Washington la CIA y el Departamento de Estado estaban preocupados de que los militares, bajo el comando del general Prats, no estaban listos para un golpe. La CIA creía que eran necesarias dos condiciones para un golpe exitoso: la salida de Prats y que la DC abandonara las negociaciones con la UP. Considerando los miles de dólares que la CIA le dio a la DC, es muy probable que ello influenciara la decisión del partido de abandonar las negociaciones en julio y comenzar a apoyar a los golpistas.
¿Cuál fue el apoyo de EE.UU. a Pinochet después del golpe?
¿Qué falta por desclasificar sobre Chile?
Los principales documentos que permanecen secretos son los archivos de inteligencia sobre el rol del general Pinochet en la operación Cóndor y el asesinato de Orlando Letelier y Roni Moffitt. Hay aproximadamente 300 documentos que implican a Pinochet, pero se mantienen secretos con el argumento de que pueden ser usados para juzgarlo en Estados Unidos.
Una nota enviada el 21 de septiembre de 1973 desde la oficina central de la CIA en Langley Park a Santiago anunció la reducción del presupuesto que originalmente Washington, la CIA y el Departamento de Estado habían destinado para acciones encubiertas en Chile. "La situación ha cambiado tan drásticamente desde el 20 de agosto, fecha de la última aprobación del presupuesto del Comité de los 40, que debemos empezar todo de nuevo", decía el documento.
La comunicación a 10 días del golpe de Estado marcó el inicio de una discusión al interior del comité encabezado por el asesor de política Exterior del Presidente Richard Nixon, Henry Kissinger, sobre la conveniencia de seguir financiando organismos chilenos opositores a Salvador Allende. De acuerdo a los documentos desclasificados y publicados en el libro "The Pinochet File", de Peter Kornbluh, director del Departamento de Chile de los Archivos Nacionales de Seguridad de EE.UU. -y que La Tercera adelantará hoy y mañana-, la DC fue uno de los afectados por la nueva política tras una discusión de casi un año.
El debate tras el "11"
La CIA proponía renovar los fondos encubiertos para el conglomerado, incluyendo los pagos prometidos antes del golpe, además de un subsidio clandestino, que permitiera al partido -que se encontraba prácticamente en bancarrota- pagar las deudas. Según los informes desclasificados, a fines de noviembre la Agencia intentó reajustar el presupuesto de 1974 para la DC a US$ 685 mil y pidió, además, US$ 160 mil para asegurar las finanzas del partido desde diciembre de 1973 hasta abril de 1974.
Sin embargo, debido a la resistencia del Departamento de Estado a seguir financiando proyectos encubiertos en Chile, la CIA modificó -semanas más tarde- la propuesta secreta enviada al Comité de los 40. En un documento titulado "Petición (US$ 160.000) para el Partido Demócrata Cristiano", la Agencia solicitó al menos tres meses de financiamiento y un "pago final" que -según la CIA- le permitiría a la DC cubrir los gastos de principios de 1974 y desligarse de 12 años de respaldo encubierto de EE.UU.
En una reunión en oficinas de la Agencia de Inteligencia, en noviembre de 1973, el secretario suplente del organismo, Harry Shlaudeman, señaló que un subsidio encubierto a la DC le permitiría seguir apoyando al nuevo régimen, pero "debería ser extendido con el entendimiento de que después de determinada fecha, la colaboración terminaría". La CIA, por su parte, postulaba que era necesario respaldar a la DC para que pudiera competir con los partidos de izquierda una vez que Pinochet dejara el gobierno.
El embajador norteamericano en Chile, Eugene Popper, argumentó que respaldar a la DC era una forma de apoyar a la Junta. El financiamiento encubierto -señaló Popper en un cable- "ayudará a influenciar a la DC para que fortalezca sus políticas de mantener relaciones correctas con la Junta y evitar a toda costa una ruptura con el gobierno".
Sin embargo, los asistentes de Kissinger en el Departamento de Estado temían que Pinochet se molestara si detectaba un respaldo encubierto hacia fuerzas políticas. "¿Qué pasaría si la Junta descubre que EE.UU. sigue ayudando a los partidos en forma clandestina? Naturalmente nos preguntarían qué diablos estamos haciendo? Si pudiéramos decir que nuestro programa terminó con la caída de Allende, nuestra postura sería más digna de confianza", dice uno de los documentos del secretario adjunto, Jack Kubisch, que compila el libro de Kornbluh.
La reunión de Frei Montalva
Kornbluh también relata en "The Pinochet File" que el Presidente Eduardo Frei Montalva se habría reunido con el embajador Popper en abril de 1974, y que en dicha cita se habría tratado el tema de los fondos hacia la DC. Tras la reunión, Popper envió un cable -a través de canales de la CIA- apelando por la devolución de fondos que la DC había gastado "durante los días en que la oposición civil luchaba en contra del gobierno de Allende".
La insistencia del embajador llevó finalmente a un compromiso: como la CIA había prometido financiar a la DC antes del golpe, y el partido había tomado compromisos basados en esa promesa, la Agencia haría un pago secreto final, ajustado a la inflación, para cubrir todos los compromisos adquiridos por la DC entre el 1 de julio y el 10 de septiembre de 1973.
El 7 de mayo del '74, Kubisch escribió al asistente de Kissinger, Joseph Sisco: "Si el Congreso o la Junta preguntan sobre lo ocurrido, las autoridades norteamericanas podrán responder que no hubo operaciones políticas encubiertas después del golpe. Con el entendimiento que marcará el fin de nuestra asistencia encubierta al PDC, creo que deberíamos aprobar el pago".
Finalmente, el 11 de junio en un memorando secreto titulado "Término de la cuenta en Chile", marcado "fuera del sistema" para que la oficina de Seguridad Nacional no tuviera acceso a la comunicación, Kissinger aprobó el compromiso del Departamento de Estado y de la CIA. El 24 de junio, el Comité de los 40 autorizó los aportes finales a la DC.
"Es una novela", afirmó el ex ministro Raúl Troncoso, para quien "queda de manifiesto que hubo una contradicción entre la CIA y el gobierno americano. Eso es propio de los americanos, que dejan papers de todas las cosas que hacen y después resulta que no tienen nada que ver con la realidad".
Troncoso añadió que "la DC no recibió apoyo del gobierno americano ni de la CIA ni de nadie para botar a Allende, no lo habría aceptado. Otros aceptaron y los americanos saben quiénes fueron".
El ex diputado y ex ministro Claudio Huepe dijo que quienes integraron la directiva en ese tiempo no manejaron información de ese tipo.
En tanto, el senador Rafael Moreno recordó que debido a este tema el partido realizó una investigación interna y no encontró evidencia de que el partido haya recibido aportes de la CIA.
NOTA DE PCS: Bien podrían haber agregado que los libros de cuentas financieras del partido "demuestran" que nunca hubo ningún ingreso de dineros norteamericanos, como si quienes los recibieron hubieran querido dejar constancia de ello y verse en la imposibilidad de negarlo después, como ocurre hoy.
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