Compatriotas, el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez, expresa su más profunda solidaridad con todos los que están sufriendo en este momento difícil de la Patria, somos parte de los afectados, muchos de nosotros tenemos familiares muertos o desaparecidos, se nos cayeron las casas y hemos estado o estamos sin luz, agua, comida. No somos de otro lugar, ni tenemos acumulaciones de bienes, ni helicópteros personales, ni médicos propios, somos parte de los mas sencillos y humildes y nos duele como el que “mas” lo que esta pasando. Pero también, venimos a denunciar la evidente negligencia del mal gobierno y de las Fuerzas Armadas, ante una nueva desgracia en nuestra patria y también venimos a proponer lo siguiente:
.1.- Denunciamos la opción por los ricos del gobierno.
El mal gobierno privilegia proteger la propiedad privada de los grandes consorcios, como las grandes tiendas y supermercados, en vez de la vida de cientos de miles de chilenos y chilenas. Primero se protegió a los ricos y luego, con días de atraso se llegó a zonas literalmente abandonadas, azotadas por las “marejadas”, como llamó en primera instancia la autoridad al maremoto. Es decir para la autoridad es mucho mas importante cuidar un supermercado que asistir al desvalido que clama por ayuda en las costas, islas y campos de nuestro Chile.
2.- Denunciamos la soberbia frente a la ayuda internacional.
El mal gobierno intentó de manera inexplicable cuidar una imagen internacional de país desarrollado y diferente en el continente, llenos de una soberbia increíble, rechazó la ayuda internacional por dos días, ayuda que podría haber salvado la vida de muchos chilenos, si se hubiera usado oportunamente. Según la prensa en Santiago, “la decisión de Chile descolocó a varios países, como Francia, EE.UU e Israel” que el propio día sábado y domingo ofrecieron médicos, rescatistas, perros amaestrados. El embajador de Chile en Washington, José Goñi, dijo “Chile es mas como Japón que como Haití para enfrentar las catástrofes naturales”[1], para justificar la decisión tomada. Heraldo Muñoz, embajador ante la ONU, dijo que “por ahora no necesitaremos ayuda del exterior” y afirmó que Chile estaba preparado para los sismos[2]. La cruel realidad ha desmentido la arrogancia criminal de estas autoridades.
3.- Denunciamos la ineptitud e inoperancia de Bachelet como presidente.
Una reciente Editorial de The Washington Post, refiriéndose al terremoto en Chile, dice “primero Bachelet aseguró que Chile no necesitaría ayuda externa, mientras que ahora habla sobre una emergencia sin paralelo en la historia del país”. El principal mando político militar de la patria, no tuvo la capacidad de hacerse un cuadro de la situación, realizó una mala apreciación y no tomó las decisiones adecuadas en el momento de crisis. Se podrá argumentar que no fue bien asesorada, pero en lo concreto, bajo su mando directo, la ONEMI, bajó la alerta de Tsunami lo que costo la vida a muchos compatriotas. El ex director de la Onemi, Alberto Maturana, académico y hombre de la Concertación, criticó la manera en que reaccionaron los diferentes estamentos nacionales tras el terremoto. En conversación con canal 13 sostuvo que él hubiese dado de inmediato la alerta de tsunami tras un sismo de sobre ocho grados en la escala de Richter. Es decir, el mando del país, la presidenta Bachelet junto con el aparato estatal y militar, tomó una decisión equivocada de bajar una alerta de Tsunami, que costó vidas humanas y tomó la decisión política de rechazar en momentos preciosos ayuda internacional, que también costo vidas humanas. Esto en “Chile y en Burundi”, se llama negligencia y por tanto amerita a lo menos su retiro como líder político. Simplemente “no dio el ancho”. Este sentimiento de indignación que sentimos lo queremos reflejar en una opinión de un sector muy distante al nuestro, expresado en la editorial del diario Estrategia: “Ciertamente, las perdidas de vidas y de infraestructura pública y privada son inevitables en una catástrofe de estas proporciones. Pero, ¿Cuánto pudo haberse reducido la desgracia humana si las autoridades a cargo hubiesen reaccionado de manera adecuada y oportuna?. No habrá respuesta. Sin embargo, la negligencia en la toma de decisiones, debe tener responsables”[3].
4.- Denunciamos el fracaso del sistema de comunicaciones del país.
Se supone que se invierten millones de dólares en las Fuerzas Armadas para tener sistemas de comunicaciones alternativos al mercado, los cuales debieron estar dispuestos para situaciones de desastre. Como dijo el vocero del gobierno Pilar Armanet “Todos hemos confiado en un sistema de comunicación que colapsó. Esa es la realidad”[4] . Es esclarecedora la opinión de un parlamentario de la nefasta UDI, Hernán Larrain, cuando dice “es inexplicable que ninguna fuerza policial, ni institución de la FF.AA., tenga sistemas de comunicación. Si aquí sucedía una guerra realmente el resultado hubiera sido desastroso”[5]. ¿Quien responde por esta negligencia?. ¿Pedirán los parlamentarios de la Alianza por Chile y los críticos de la Concertación y el Juntos Podemos, la remoción de los comandantes en jefe, ante tan evidente falla?, ¿Tendrán los pantalones y faldas para hacerlo?...¿o luego vendrá la consabida bajada de perfil?. Los sectores sociales deben levantar la voz y exigir castigo a aquellos, a los cuales se les paga y se les entrega una enorme cantidad de recursos, justamente para asegurar estos temas, no solo por la evidente ineficacia, sino también como un reparo a todos los que murieron y que se podrían haber salvado con autoridades más capaces. Es triste ver que un país “soberano” como Chile, tenga que recibir de manos del imperio, de Hillary Clinton, unos teléfonos satelitales, para que nos podamos comunicar en los momentos críticos. Sentimos pena y rabia, lo mismo que sentirían Bernardo O’Higgins y Arturo Prat al ver a nuestras FF.AA. en esta situación.
5.- Denunciamos la militarización del conflicto
Algo cambió en el país en estos días, ha quedado en evidencia que el actual Estado no fue capaz de asumir la protección de los ciudadanos y el pueblo. Por orden de los intereses económicos, se intenta restablecer el orden a punta de bayonetas, es necesario y urgente para ellos el disciplinamiento para que el mercado vuelva a funcionar. El chileno es útil si y solo si, es capaz de consumir dentro de las reglas mercantiles, de lo contrario es un enemigo. La alcaldesa de Concepción (UDI), Jacqueline Van Rysselberghe, solicita a los militares y mano dura para el orden, el alcalde de Hualpen, Marcelo Rivera, llorando, mientras una poblada entra al municipio, pide por radio que envíen tropas para matar a los “delincuentes”[6]. El enviado del Gobierno, el Sr. Rosende, pide estado de sitio. Mientras unos saquean los negocios para obtener alimentos y se los llevan todo, otros saquean los negocios del barrio alto, pero con plata, y se lo llevan igualmente todo. Es evidente que las Fuerzas Armadas están para reprimir, independientemente en la situación que sea, porque el llamamiento inicial de las autoridades es para perseguir a los "malos", lo que demuestra que son las fuerzas de los ricos para proteger sus intereses, y no para ayudar a socorrer, ir a los lugares mas alejados, que debió ser la prioridad uno. No es aceptable el pánico, azuzado por los personeros de la “Alianza por Chile”, partiendo por Sebastian Piñera, parlamentarios y alcaldes, generando la sensación de una guerra civil entre pobladores decentes -“la buena gente”- y los pobladores delincuentes, no realizando ninguna distinción. Al final el causante del desorden, fueron las negligencias de las autoridades y lamentablemente es el propio sistema que ha generado niveles de delincuencia, con o sin terremoto. La sabiduría popular supera cualquier normativa, pues en las poblaciones se organizaron, se defendieron. Lo cuerdo son soluciones sociales concretas y no mas negligencia de las autoridades a todo nivel; que llegue la ayuda, que haya luz, agua, comunicaciones, ropa, alimentación, techo, esto hubiera sido la acción humana y justa, que seguramente hubiera cambiado el cuadro. El problema en su centro es que el Estado no sirvió y no brindó lo que el común de la gente esperaba de él, esto por la mala gestión de las autoridades en todos sus niveles.
6.- Denunciamos el fracaso del sector privado.
El sector privado no puede, ni debe estar a cargo de los elementos estratégicos para el país, como son las comunicaciones, la energía, el agua y otros, como ahora se demostró, esto es un asunto de seguridad nacional. El fracaso de todas las líneas telefónicas, el fracaso del sistema privado de comunicación contratado por Carabineros a la empresa Interexport, el fracaso por no tener una infraestructura adecuada para nuestro país, etc. El Estado tiene que tener nuevamente un papel protagónico en estos y otros rubros. Lo demás no es ser soberano y es poco seguro. Toman fuerza las ideas del General Carlos Prats, militar honesto y digno, quien en su doctrina propusiera la SOBERANIA ECONOMICA. En el mundo privado reina el interés particular de los empresarios, el interés de lucro, como ha quedado también demostrado con los “chanchullos” de las constructoras, que por ahorrase algunos pesos y elevar sus ganancias, han construido decenas de edificios pésimos, que se derrumbaron o están por derrumbarse, con el costo en vidas y económicos para el país. No hay ley adecuada de control de calidad, no existe voluntad de control, todo es un lucro criminal.
7.- Los Rodriguistas exigimos que el pueblo:
Conozca la verdad de lo ocurrido, y los responsables de todas las negligencias.Conozca cuantas vidas pudieron salvarse si se hubiera actuado bien.Conozca cuantos son los muertos y los desaparecidos reales.Conozca las responsabilidades del sector privado en la catástrofe, con nombre y apellido.Conozca y participe en los futuros planes para evitar que esta situación de negligencias criminales vuelva a ocurrir.
8.- Los rodriguistas proponemos:
Que las organizaciones sociales, de trabajadores, estudiantes y pobladores, asuman un papel protagónico, en las soluciones sociales. La autogestión y control en muchos temas aparece como la solución más razonable y segura para la comunidad. Son los pobladores, los trabajadores, quienes deben canalizar y controlar la ayuda solidaria que la comunidad internacional y el conjunto del pueblo de Chile brindará. Que se consolide el nivel de organización y control poblacional, alcanzado en los barrios populares, donde se desarrollen las soluciones colectivas, como comedores populares, niveles de defensa, trabajos comunitarios, salud barrial y otras iniciativas que impliquen la acción colectiva solidaria y no individual consumista. Que los trabajadores, asuman al menos el control productivo de las empresas que no funcionan o estarán en reconstrucción. Que el Estado apoye estas iniciativas económicas. Formar cooperativas de auto-construcción, que además sirvan como generación de empleos y control directo de la calidad de las construcciones. Que el pueblo exija juicio y castigo a todos los responsables, empezando por la Presidenta Bachelet, los altos mandos de la Fuerzas Armadas, las empresas de telecomunicaciones, de construcción y todos aquellos que son culpables de la muerte de muchos chilenos. Finalmente los Rodriguistas creemos que hoy mas que nunca se necesita del protagonismo y organización popular, para enfrentar esta desgracia. Se necesita que la izquierda se coordine y levante organización, denuncias y propuestas. Humildemente nos ponemos en esa tarea. Saludamos la solidaridad internacional, especialmente del pueblo Boliviano, Cubano, Venezolano, que junto a otros pueblos han traído médicos, medicinas, agua y tecnología adecuada para el pueblo chileno. Saludamos los movimientos solidarios, de carácter autónomo, no asistencialista, no institucionalizado, que se están generando bajo la idea del colectivismo y la solidaridad de pueblo a pueblo. “Como siempre en la desgracia, ahora mas que nunca, es hora que el poder popular se exprese.”
¡¡AUN TENEMOS PATRIA CIUDADANOS¡¡
Dirección Nacional
Movimiento Patriótico
Manuel Rodríguez.
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