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jueves, 18 de marzo de 2010

Terremoteados por la naturaleza. Perdedores y desorganizados, por obra de la Concertación y de otros


escrito por Ricardo Candia Cares

Si la indignación acumulada entre los que aún no superan la estupefacción y los coletazos brutales de la naturaleza, i.e., falta de techo, agua, comida, escuela y cariño, estuviera organizada, otro gallo estaría cantando en la zona cero y las adyacentes.

Atrapados por la parálisis de un sistema que echó a pique las vinculaciones solidarias y comunitarias construidas en decenios de luchas; y los cariños interesados que les hace el mercado que lo inunda y manda todo, la gente afectada por el drama que comenzó con el terre/maremoto, va desde la migaja de la caridad, sigue por el goteo que entrega el Estado y termina en un futuro nada auspicioso.

Los chistes que se hacen a costa de la ineptitud de las autoridades que dejaron esa papa caliente que los incomodaba, no dan abasto para decirlo todo. En el silencio de los hipócritas y cínicos, las anteriores autoridades se retiran a sus rincones para planificar el próximo asalto.

No se vislumbran señales de lo que debió haber sido el acto número uno en la escena post gobierno: una autocrítica tan estremecedora como la noche del 2702. Sin embargo, algunos no bien dejan sus cargos en el Estado, ya piensan que Bachelet volverá para el 2014, a salvarles el pelo.

De lo que se hizo en estos veinte años, que si fue mucho o poco, bueno o malo, ya lo definirá el sentir de la gente. Y, entre medio, habrá que agradecer que no se mate, no se torture, ni persiga. Pero la evidencia suma de la ineptitud quedó a la luz de una claridad palmaria la noche del sismo y al respecto, no se ha dicho ni pío.

La práctica política de la Concertación, de consuno con la derecha, matonesca y brutal como la chilena, logró en veinte años despostar y pulverizar el entramado social que hacía de nuestra sociedad un cuerpo que, a pesar de sus debilidades, cumplía con el deber de la solidaridad, la generosidad y la organización. Condición sine que non para entronizar el modelo de cuya cultura se nutren las estadísticas espectaculares de la macro economía y las derivadas del desastre del 2702, fue desmovilizar al pueblo.

Todo liceo y universidad tuvo su Centro de Alumnos como cada población su Junta de Vecinos. Los sindicatos fueron no sólo defensores de los derechos de sus trabajadores, sino organismos que sostenían rudimentos de organización, solidaridad y auto defensa entre los asalariados. Con limitaciones, errores y fracasos, había una vinculación horizontal que generaba la sensación de comunidad.

En este quinto se siglo la Concertación no tuvo contrapeso en su desafío de parecerse a la derecha, sin serlo del todo. En los manuales para administrar el sistema económico se destacaba la necesidad de criar organizaciones sociales paralíticas, oligofrénicas e impotentes. La actitud esquizofrénica, binominal, de la dirigencia de la CUT por un lado denostaba las autoridades de la época, y por otra, lo compartían todo. Las loas a Bachelet eran de todos los días. Esa bipolaridad, tuvo y seguirá teniendo, no bien se mantengan las cosas como están, muy tranquilos a los empresarios. Este es uno de los mejores ejemplos de amaestramiento pro modelo.

Otro, de similar intensidad, es el inexplicable esfuerzo que hizo de la Concertación por exterminar todo vestigio de prensa que no fuera de derecha. Para silenciar diarios críticos, independientes de la Tercera o El Mercurio, la Concertación puso todo su esfuerzo, alegando que el mercado es el que ordena. Y lo hizo de maravillas.

Sin trabas legales, sin oposición, sin organizaciones que revuelvan el gallinero, casi sin prensa opositora, los empresarios, es decir quienes mandan en el país, seguirán convencidos de que no hay peligro de movilización de los trabajadores, de los estudiantes o los pobladores. Podrán así seguir explotando a la gente según su gusto y gana en su esfuerzo restaurador. No les incomoda que siga habiendo la agitación estéril y bullanguera que opera como disipador de tensiones acumuladas de aquellos que confunden el medio con el fin, la matemática con la aritmética y lo popular con la ignorancia.

Tras veinte años de cornadas amistosas entre la Concertación y la derecha, todo rudimento de organización solidaria, horizontal y de pelea, fue liquidado. Las ONG`s que asolaron las poblaciones del país, hicieron cuanto pudieron para esquilmar al Estado con programas brujos y gastos fraudulentos en su afán de desarticular, mediante la oferta de apoyo externo, las organizaciones propias de la cultura de la gente que vive en esas comunidades. Esa política no tuvo otro propósito que esterilizar la historia movilizadora de la gente de las poblaciones. Otro éxito.

Lo que antes eran Juntas de vecinos, Comités de Adelanto y comunidades organizadas, fueron amaestradas mediante el óbolo, los escenarios con reguetón y el chamullo.

Inducidos por sus colegas de la derecha, los partidos de la Concertación parecían pero no eran. Si alguna vez fueron los progresistas, izquierdistas y revolucionarios que dijeron ser, el poder y sus beneficios les cambiaron de raíz sus filosofías. Y del poder, su expresión más atractiva: el dinero.

La eclosión de esta nueva aristocracia fue sobre la base del sacrificio de esos muchos obligados a ver el festín desde la acera, a veces expulsados de éstas por la policía. La distancia entre aquellos que creyeron y aquellos que mintieron, aumentó hasta llegar al 29,6 % que obtuvo el candidato Eduardo Frei, de quien no se ha sabido si existe o si no. Tal es su silencio de cripta.

Como se preveía, asumieron el gobierno quienes renacieron de entre las cenizas de sus víctimas calcinadas, de entre los escombros de sus centros de torturar que la Concertación permitió demoler para borrar huellas y de sus increíbles ganancias. Y afirmados desde el primer día por la neo oligarquía administradora de estos últimos veinte años, se aprestan a fundar un tiempo en La Moneda. La Concertación, ofreció este mundo y el otro y sólo de dedicaron a forjar le suyo propio. En ese tránsito, dejaron al pueblo sin sus organizaciones y con la derecha en La Moneda. Ellos, esos troncos que siempre van a flotar entre dos aguas, se refugiarán en centros de estudios, en becas en el extranjero, consultoras, asesorías y business varios

Primeras víctimas del egoísmo contagioso de la derecha mapochina, los falsos izquierdistas de la Concertación se rindieron, finalmente, al impacto de lo que terminaron admirando.

Hoy resulta muy difícil distinguir a unos de otros. Ni por sus trajes, actitudes, discursos o prepotencias. Quizá una diferencia sean las promesas de aquí a poco. La inexplicable y tempranera intención de postular a Bachelet para el 2014.

El terremoto azotó, derrumbó, arrasó, casi todo. Pero de antes ya venía terremoteada la izquierda y sus innumerables e ignotas denominaciones, colectivos, movimientos, partidos, asociaciones, federaciones y comunidades. Desde hace mucho que venían sufriendo el desgaste propio del óxido, la falta de aceite y de una buena mantención.

De vez en cuando aparecen personas, buenas personas, tratando de iniciar alguna acción que culmine con un palo a algún gato.

A ver si el afán reconstructor que recorre Chile, cual fantasma, contagia a los ingenieros y obreros de las buenas ideas y a partir de los trozos, retazos y pedacitos en que anda la gente desde hace tanto, es posible reconstituir alguna propuesta nueva que se levante entre esos escombros que somos nosotros, para armar un país distinto al que sufre los calambres periódicos de terremotos, tsunamis, inundaciones, volcanes, gobiernos ajenos y dictaduras.

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