A 36 años del crimen del General Prats y su esposa: Dos nietos llegaron a Chile desde Buenos Aires en un viejo Fiat 125 para homenajear a su abuelo asesinado por la dictadura en Argentina
Francisco Cuadrado Prats, con su hermano Carlos como copiloto, recorrieron los mil 500 kilómetros que separan a la capital argentina de Santiago, siguiendo la ruta Buenos Aires-Junín-Rufino-Mercedes-San Luis-Mendoza-Potrerillos.
Fuente Cambio 21
Ambos son cordiales, informales, hasta afectuosos en el trato. Hacen bromas y se ríen todo el tiempo. Sólo un tema los pone serios: el crimen de su abuelo, el emblemático general Carlos Prats al que la dictadura de Augusto Pinochet nunca le perdonó su apoyo incondicional a Salvador Allende. Francisco (42) y Carlos (45) llevan con orgullo el apellido de su padre, Cuadrado, y grabado a fuego el de su madre, Sofía Prats, la primogénita del general.
Francisco es temperamental, como buen artista. En 2006 cobró fama por expresar su odio durante las exequias del ex dictador chileno. Esperó siete horas en la fila con pinochetistas y cuando pasó frente al féretro le lanzó un feroz escupitajo.
Ellos son dos de los 12 nietos que tuvo el militar. Y no están dispuestos a que el olvido agriete la figura de su abuelo.
La madrugada de este jueves, a las 0.40, la hora exacta en que una bomba hizo estallar el auto en el que Prats y su esposa regresaban a su casa en Buenos Aires, partieron rumbo a Chile. Lo hicieron en una réplica exacta del vehículo dinamitado, un Fiat 125 S de 1970.
“Pon que es italiano, doble cabina, caja de quinta, pintado color gris, como el original”, remarca Francisco. Durante meses enteros maduraron la idea, la charlaron con sus amigos y familiares. Después de buscar y buscar encontraron el auto que querían en manos de un chileno que lo mantenía como una reliquia. “Esto -aseguró al diario El Clarín Francisco, señalando el auto- es llevarse todo de la Argentina, para cerrar una etapa”.
A la hora precisa del crimen encendieron el auto y salieron de Malabia 3351. Hace 36 años, en esa puerta del garage de Palermo, el general Carlos Prats descendió para abrir el portón metálico bajo un cielo de septiembre y regresó al vehículo donde lo esperaba su esposa, Sofía Cuthbert. No tuvieron tiempo para despedirse. El explosivo colocado bajo al asiento del conductor estalló, despedazándolos. Lo había accionado Michael Townley, un estadounidense que trabajaba para la tenebrosa DINA, la policía secreta de Pinochet.
“De ese día recuerdo a mi madre llorando y yo preguntando qué pasaba” , describe Carlos. “Mi madre tuvo que esperar que terminara el toque de queda para poder informar a sus hermanas y familiares. A nosotros nos mandaron a Talca, al sur de Santiago, con unos amigos de mis padres”. Francisco, piensa, se frota las manos y cuenta: “Yo recuerdo haber visto imágenes en la televisión. Mi abuela paterna quería ver qué había pasado y yo me asomaba”.
“Podemos volver al viaje”, dice de golpe, tratando de borrar los recuerdos. Y explica el simbolismo del viaje de regreso a Chile, que se plasmará en un documental: “Esto comenzó como algo muy personal, pero luego empezamos a darle forma, fundamento, y vimos que la acción misma podía generar acciones inesperadas, deseos, necesidades de gente que sentía que a partir de este acto podía reparar ciertos dolores personales que no tenía forma de sanar”.
La ayuda que les está brindando la embajada chilena es una de las más significativas para la familia, por el contraste con el papel que jugó en el 74. Prats venía reclamando sin suerte un pasaporte para volver a su país. Un empleado de la sede diplomática escribió a las autoridades de Santiago que no veía ninguna objeción para no concedérselo. La respuesta fue aterradora: “No entregar pasaporte, plan en marcha”.
A más de tres décadas y media de esa trágica fecha, Francisco busca palabras para explicar su aventura: “La gente asocia ciertos valores a la figura del general Prats, y entonces repatriar este auto es un ‘significante mecánico’, es repatriar un símbolo, que metafóricamente representa esos valores”. Hace un globlo con las manos, tratando de atrapar el pensamiento: “Entonces, nosotros estamos ingresando a Chile un emblema, eso es...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario