CONFEDERACION GENERAL
TODOS VIVEN EN NUESTROS CORAZONES
ENTRADA CUARTEL Nº2, CERRO CHENA |
El viento se cuela por entre la ropa y va enfriando el cuerpo hasta hacerlo perder el control y entregarse a los espasmos. Para no concederle la victoria, unos caminan en círculos, otros saltan levemente en su sitio, mueven brazos y piernas o simplemente suben el cuello de la chaqueta. Son pasadas las nueve de la noche del 6 de octubre de 2010, allá en lo alto de lo que se sabe es la cima, brilla la lucecita roja de la antena. La oscuridad es absoluta desde la reja de acceso hacía el interior del cuartel militar.
2 soldados miran extrañados el movimiento que hacen esas mujeres y hombres, a solo algunos metros de ellos. No cargan fusiles ni han de tener mas de 20 años de edad. No entienden, no logran ver el significado de esas velas encendidas en hilera, casi desde la misma puerta de fierro que ellos custodian. Por la calle lateral los conductores de vehiculos disminuyen su velocidad, con atención miran esas débiles lucecitas que titilan a ras de piso.
Desde donde están los soldados no logran oír la sentida alocución que hace la hija de uno de los que pasó por este lugar, hace ya 37 años. Ella cuenta que su padre y 10 de sus compañeros de trabajo, junto a campesinos, obreros, estudiantes y profesionales, fueron detenidos, salvajemente torturados, para finalmente ser fusilados en este lugar que tiene por nombre “Cuartel Nº 2 de la Escuela de Infantería” y que para nosotros los que vivimos aquí desde siempre, los que estamos recordando, es el cerro Chena.
Hace 37 años, jóvenes y viejos que se la jugaron por el gobierno popular y que se ganaron la inquina, el odio de sus adversarios al extremo de que fueron estos quienes los denunciaron, pasaron por este mismo lugar vendados, amarradas sus manos a la espalda, casi siempre de noche sintiendo en sus cuerpos y su cara el mismo viento que hoy nos golpea sin pausas.
Manos de soldados golpearon rostros, buscaron cabezas y huesos para dejar caer encima la culata de los fusiles repetidas veces. Cobardes fueron, por que sus victimas no tuvieron posibilidad siquiera de verles las cara para enrostrarles su proceder fascista.
El lugar de paseo de los habitantes de la comuna, que venían a disfrutar de la fiesta popular del 18 chico el primer domingo de octubre, devino en campo de concentración, en lugar de tortura. Ahí, en distintas instalaciones estuvieron hacinadas decenas de personas, primero en las pequeñas salitas de la escuela, luego en la casa blanca, el viejo polígono de tiro.
4, 5 tal vez 7 metros separaban esas salas de dolor, de rabia de pena, de dolorosa esperanza - donde conversaban en voz baja y solo a escondidas podían mover la venda para verse, saludarse con los ojos, los prisioneros de guerra como los bautizó el comandante del regimiento - de la oficina de tortura.
Se sufría, se sudaba frío, se agitaba el corazón hasta querer escapar por la boca, al escuchar los pasos que traían - generalmente a rastras - al compañero que había pasado por el interrogatorio. Lo dejaban en la entrada de la puerta con la orden perentoria de no hablar con nadie y nombraban al siguiente.
Los segundos eternos que median entre dejar al desfallecido, gritar un nombre y la mano en alto del nuevo convocado que es tomado por debajo de las axilas y sacado de la sala donde comparte penas y dolores con otros, ha de ser lo mas parecido a un paseo por el infierno.
Pocos lograron volver a ver el sol después de pasar por Chena, pocos los que salieron por este mismo portón, que mira sin ver esta velaton conmemorativa. Lenta pero inexorablemente los que volvieron de la muerte se han ido yendo hacía las estrellas.
Pero no importa, mientras haya un hálito de vida, mientras se pueda caminar o apenas arrastrar los pies, llegaremos hasta este lugar a encender el fuego, a decir a los que regaron esta tierra con sangre de hombres y mujeres valientes, hermosos, dignos de su lucha, que fracasaron al creer que matandolos impedían la llegada de la primavera.
Fracasaron por que la clase trabajadora y popular sigue viva, la lucha sigue viva, los sueños de un mundo mas justo y digno siguen vivos.
Estos hermanos nuestros no cayeron en vano, porque sus ideas las recogimos nosotros, nuestras manos tomaron las banderas que ellos nos entregaron y ya se preparan otros para hacer el relevo.
Por que por siempre de siempre estaremos cada 6 de octubre aquí, peleándosela al viento, porque por siempre de siempre seguiremos demandando verdad y justicia, castigo a los culpables.
Pero no se crean los viles que solo nos quedaremos en eso, no se equivoquen. También seguiremos trabajando por ese mundo mas justo y digno que los que aquí cayeron se esforzaban en construir. Y lo haremos por que creemos en ello.
Lentamente las velas se van consumiendo, pudimos ganar la lucha al viento, estamos contentos, dijimos presente.
Compañeros torturados y fusilados en el Cerro Chena, Presente. Ahora y siempre.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T.
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