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sábado, 11 de mayo de 2013

A 37 AÑOS CALLE CONFERENCIA.

11 DE MAYO 2013

MARCHA DESDE BLANCO ENCALADA CON SAN ALFONSO 17 HORAS.

ACTO CENTRAL CALLE CONFERENCIA 19 HORAS.


 
 

El caso de calle Conferencia. 

  Entre el 30 de abril y el 6 de mayo de 1976 la DINA desarrolló un procedimiento de detención y desaparición que tenia como objetivo la cúpula del Partido Comunista de Chile

Entre estos días un grupo de agentes de las fuerzas represivas de la dictadura militar se encontraban en dos casas ubicadas en calle Conferencia una y en la casa ubicada en la calle Alejandro del Fierro 5113, esperando por los 5 dirigentes comunistas que permanecen hasta hoy en calidad de detenidos desaparecidos
En la madrugada del día 30 de abril de 1976 llegaron hasta el inmueble de Juan Becerra Barrera, ubicado en Conferencia 1587, unos sujetos de civil los que le dijeron que su cuñada María Teresa Zúñiga había sufrido un accidente por lo que requerían de su presencia para reconocer el cadáver. Juan Becerra accedió a acompañarlos, subiéndose al vehículo en que se movilizaban. Durante el trayecto fue esposado, vendado y trasladado hasta el recinto de torturas la DINA denominado Villa Grimaldi.
Posteriormente los detenidos fueran trasladados hasta la casa de calle Conferencia 1587, percatándose que también había sido detenida la cónyuge de Becerra Barrera, María Angélica Gutiérrez y Eliana Vidal prima de ésta.  Tanto en el inmueble ubicado en la calle Conferencia, como en el de Alejandro del Fierro 5113 los agentes de la DINA montaron una "ratonera", es decir obligaron a los moradores a permanecer en las casas aparentando una vida normal y reteniendo a todo aquel que llegara a los inmuebles.
A las personas que habitaban ambas casas como a los que llegaban a ellas los agentes las obligaron a permanecer "retenidas" los días mencionados, haciendo relevos entre ellos cada 24 horas.
El día 1° de mayo llegó hasta la casa ubicada en Alejandro del Fierro 5113, por razones humanitarias, el entonces Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Enrique Alvear Urrutia, a pedido de la esposa de Julio Maigret uno de los "retenidos" en el lugar a objeto de entregarle un remedio a este último, quien sufría problemas de salud. Monseñor Alvear confirmó posteriormente ante el Juez que en la casa había varios detenidos, entre hombres mujeres y niños, cuyos aprehensores le exhibieron credenciales de la DINA.
A él lo retuvieron por 3 horas. Mientras tanto, en calle Conferencia 1587 los "retenidos" debían permanecer todo el día en el taller de carteras de cuero que tenía en el lugar Juan Becerra, mientras los agentes les exigían que simularan estar trabajando.  En esta situación permanecieron hasta el lunes 3 de mayo, cuando llegó Elisa Escobar para avisar que al día siguiente Mario Zamorano iría con otras personas. En el momento en que se retiraba uno de los agentes que estaba dentro de la casa ordenaba por radio a los de afuera que no la detuvieran, pero que la siguieran todo el tiempo. A los moradores de la casa se les había obligado ocultar su calidad de detenidos.
Mario Zamorano llegó el martes 4 de mayo de 1976, como a las 19:30 horas, a la casa de calle Conferencia 1587, luego de entrar al instante fue tomado por unos agentes, incluso uno le disparó en una pierna. Media hora más tarde, a las 20:00 horas, llegó Jorge Muñoz Poutays, los agentes lo dejaron entrar hasta el interior del inmueble para luego detenerlo. En la mañana del día siguiente, miércoles 5 de mayo, cuando eran aproximadamente las 09:00 horas llegó a Conferencia 1587, sin saber lo que había sucedido la noche anterior, Jaime Patricio Donato Avendaño, el que fue detenido inmediatamente. Al rato llegó a la casa controlada Uldarico Donaire Cortez, el que fue recibido en la puerta por un hombre joven que le dijo: "Venga abuelito, pase por aquí que lo están esperando". El afectado entró y fue inmediatamente detenido por los agentes de la DINA.
Uldarico Donaire había sido intensamente buscado por los organismo de seguridad del régimen militar a partir del 11 de septiembre de 1973. Cerca de la media noche los sacaron del lugar para trasladarlos hasta el recinto de "Villa Grimaldi" que tenía la DINA, y posteriormente la CNI, en la calle José Arrieta altura del 8.000 en la comuna de Peñalolén. Al que en la jerga de los agentes se le denominaba como "Terranova".
Elisa Escobar volvió a la casa mencionada el 6 de mayo, cerca de las 13:30 horas; en esta oportunidad, luego de preguntar por Mario Zamorano, fue detenida por los agentes de la DINA. Luego, a las 14:00 horas fue sacada del lugar y trasladada en un taxi, también a Villa Grimaldi. Por la tarde los agentes se retiraron de ambas casas permitiendo el retorno de los detenidos a sus domicilios. Las otras cinco personas mencionadas permanecen en calidad de detenidas desaparecidas.
A mediados de julio de 1976 la División Nacional de Comunicación Social informó a la opinión pública que los Organismos de Seguridad habían logrado desbaratar 32 casas buzón del Partido Comunista, las que servían de enlace entre la Dirección y los regionales de dicho partido, en los comunicados se indica además que entre los detenidos en los operativos se encuentra el abogado de la Vicaría de la Solidaridad, Hernán Montealegre.
Indica expresamente que no se pueden entregar más antecedentes para no dificultar la investigación de los Servicios de seguridad sobre los hechos. La Revista "Qué Pasa" en su edición del 12 de agosto de 1976, publicó una crónica titulada "Del MIR al PC" en la que señala, entre otras materias, los nombres de algunos de los detenidos en las operaciones dirigidas contra el Partido Comunista. Entre ellos figura Uldarico Donaire, de imprenta Horizonte.
Víctor Manuel Díaz López, casado, tres hijos, obrero gráfico, ex Dirigente Nacional de la CUT, Subsecretario General del Partido Comunista, fue detenido a las 02:00 de la madrugada del 12 de mayo de 1976, por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA.
Mientras toda la familia dormía, fueron despertados por insistentes timbrazos. Al asomarse a la calle el dueño de casa pudo ver a seis sujetos de civil armados, incluso, algunos con ametralladoras largas. En ese preciso instante uno de los agentes gritó: "¡Somos de la DINA! Tenemos una orden de allanamiento completo de su casa. ¡Abra la puerta inmediatamente!".
Los sujetos insistieron en entrar de inmediato, por lo que el dueño de casa abrió la puerta y, sin prender la luz, se acercó a Víctor Díaz y le dijo lo que sucedía; en ese instante tres agentes se les acercaron lentamente. Les hicieron prender la luz y miraban nerviosa y fijamente al hombre que, sin moverse, permanecía recostado en la cama, en todo momento ellos lo apuntaban con sus armas.  Uno de ellos comenzó a preguntar, al mismo tiempo que lo golpeaba con su arma: "Y vos viejo, ¿Quién sói? ¿Cómo te llamái? ¿Tení carné? ¿En qué trabajái? ¿De qué viví?". Al intentar incorporarse, Víctor Díaz, con el fin de contestar, fue obligado a permanecer acostado con un golpe de cañón en el pecho, y un agente le ordenó que se levantara lentamente.
En ese instante otro agente tomó al dueño de casa y le ordenó que le mostrara el resto de la casa. Sólo pudo escuchar que uno de los individuos que habían quedado en la pieza le ordenaba a Víctor Díaz que caminara, seguramente lo hizo y con ello quedó en evidencia la cojera que tenía desde hace años. Se encontraba mostrando la pieza de la empleada cuando pudo escuchar los gritos frenéticos del jefe del grupo: "¡Chino Díaz!, al fin te pillamos comunista...! ¡Detengan a toda la casa!.
Al instante los demás agentes encerraban a la esposa y empleada en sus respectivos dormitorios, al dueño de casa lo encañonaron y encerraron en el baño chico. Al rato entró uno de los individuos y le pegó en los oídos con sus manos abiertas, luego le amarró los brazos a la espalda y lo obligaron a tenderse en el piso del pasillo. Luego tomó el teléfono marcó un número y pidió hablar con "Contreras" (presumiblemente el General (R) Manuel Contreras Sepúlveda, entonces Director de la DINA), al segundo intento logró comunicarse y dijo: "Jefecito, lo llamo para darle buenas noticias. ¡Pillamos a Víctor Díaz, al Chino Díaz!", también comunicó los nombres de los demás habitantes de la casa y, eufórico comentaba la eficiencia de su acción, "...ve jefe lo que logramos cuando trabajamos unidos?. Nos merecemos unas buenas feli, ¿verdad jefe?".
Luego sacaron a Víctor Díaz de la casa, eran ya cerca de las 03:00 de la madrugada. Al pasar por el pasillo donde estaba el testigo, éste pudo apreciar que el afectado "iba vestido con su pijama, sus zapatos, sin calcetines y una chaqueta sobrepuesta sobre los hombros. Era una noche muy fría. Tenía las manos atadas a la espalda y, a causa de los fuertes y numerosos golpes, tenía un ojo semi cerrado, el labio inferior hinchado, respiraba con dificultad, caminaba semi encogido y cojeaba más que de costumbre".

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