Muerto de dos puñaladas
El represor chileno Enrique Arancibia Clavel fue encontrado muerto ayer en su oficina del centro porteño. El ex agente de Inteligencia de la dictadura de Augusto Pinochet apareció con dos puñaladas y la puerta de entrada sin signos da haber sido violentada. Estaba en libertad condicional desde el 2007, a pesar de que pesaba sobre él la pena de reclusión perpetua por el asesinato del general chileno Carlos Prats y su esposa en 1974.
Según informó la policía, un sobrino del represor encontró el cuerpo doblado sobre el escritorio que utilizaba Arancibia Clavel para trabajar en su oficina de la calle Lavalle al 1400. Personal policial de la comisaría tercera acudió al llamado y descubrió “dos heridas punzantes” de arma blanca, una en la espalda y otra en el pecho.
Los investigadores evaluaban las posibilidades de que haya sido asesinado, aunque la puerta no había sido violentada. Arancibia Clavel había sido condenado a cadena perpetua en el 2000 por la Justicia argentina por el asesinato en 1974 del general Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert en Buenos Aires.
El 30 de septiembre de ese año, una bomba explotó debajo del automóvil que transportaba al matrimonio chileno, que había puesto el estadounidense Michael Townley bajo el apadrinamiento de Arancibia Clavel. Townley fue el testigo encubierto que delató al ex agente y fue clave para el esclarecimiento del crimen.
El norteamericano confesó que Clavel había sido el responsable de las actividades preoperativas del atentado como la entrega de información sobre los desplazamientos de Prats. Pero también pesaba sobre el represor chileno una pena posterior de doce años de reclusión por el secuestro y torturas en 1977 de Laura Elgueta Díaz y Sonia Díaz Ureta, dos ciudadanas chilenas, de 18 y 21 años, respectivamente.
Detenido en 1996 por orden de la jueza María Servini de Cubría, la defensa del chileno se basó en la prescripción de la causa, pero la Corte estimó que se trataba de un crimen de lesa humanidad y negó el pedido. Al unir la segunda condena el Tribunal que lo condenó también consideró que por el tiempo que había pasado bajo prisión preventiva debía aplicarse la ley del 2x1 por lo que el juez Axel López le otorgó la libertad condicional en el 2008. El gobierno que encabezaba Michelle Bachelet presentó una nota de reclamo ante el procurador Esteban Righi, quien en diciembre pasado dictaminó que se debía corregir el cálculo de la pena y que Arancibia Clavel debía volver a prisión.
La carrera de espionaje y represión de Arancibia Clavel se inició en 1971, cuando se exilió de su país prófugo de la Justicia militar por haber infringido la Ley de Seguridad del Estado por utilizar artefactos explosivos después de la asunción del presidente Salvador Allende un año antes. Después del golpe militar comenzó a trabajar en la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), organismo desde el que se ejecutó el plan de secuestros, torturas y desapariciones sucedidas en tierra chilena y a través del Plan Cóndor, plan de cooperación llevado adelante entre las dictaduras del Cono Sur en la “lucha contra la subversión”.
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Según informó la policía, un sobrino del represor encontró el cuerpo doblado sobre el escritorio que utilizaba Arancibia Clavel para trabajar en su oficina de la calle Lavalle al 1400. Personal policial de la comisaría tercera acudió al llamado y descubrió “dos heridas punzantes” de arma blanca, una en la espalda y otra en el pecho.
Los investigadores evaluaban las posibilidades de que haya sido asesinado, aunque la puerta no había sido violentada. Arancibia Clavel había sido condenado a cadena perpetua en el 2000 por la Justicia argentina por el asesinato en 1974 del general Carlos Prats y su esposa Sofía Cuthbert en Buenos Aires.
El 30 de septiembre de ese año, una bomba explotó debajo del automóvil que transportaba al matrimonio chileno, que había puesto el estadounidense Michael Townley bajo el apadrinamiento de Arancibia Clavel. Townley fue el testigo encubierto que delató al ex agente y fue clave para el esclarecimiento del crimen.
El norteamericano confesó que Clavel había sido el responsable de las actividades preoperativas del atentado como la entrega de información sobre los desplazamientos de Prats. Pero también pesaba sobre el represor chileno una pena posterior de doce años de reclusión por el secuestro y torturas en 1977 de Laura Elgueta Díaz y Sonia Díaz Ureta, dos ciudadanas chilenas, de 18 y 21 años, respectivamente.
Detenido en 1996 por orden de la jueza María Servini de Cubría, la defensa del chileno se basó en la prescripción de la causa, pero la Corte estimó que se trataba de un crimen de lesa humanidad y negó el pedido. Al unir la segunda condena el Tribunal que lo condenó también consideró que por el tiempo que había pasado bajo prisión preventiva debía aplicarse la ley del 2x1 por lo que el juez Axel López le otorgó la libertad condicional en el 2008. El gobierno que encabezaba Michelle Bachelet presentó una nota de reclamo ante el procurador Esteban Righi, quien en diciembre pasado dictaminó que se debía corregir el cálculo de la pena y que Arancibia Clavel debía volver a prisión.
La carrera de espionaje y represión de Arancibia Clavel se inició en 1971, cuando se exilió de su país prófugo de la Justicia militar por haber infringido la Ley de Seguridad del Estado por utilizar artefactos explosivos después de la asunción del presidente Salvador Allende un año antes. Después del golpe militar comenzó a trabajar en la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), organismo desde el que se ejecutó el plan de secuestros, torturas y desapariciones sucedidas en tierra chilena y a través del Plan Cóndor, plan de cooperación llevado adelante entre las dictaduras del Cono Sur en la “lucha contra la subversión”.
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