Las platas Penta que fueron a parar a los bolsillos de Lucía Hiriart de Pinochet
Aunque había pasado
inadvertida hasta ahora, una de las frases de la grabación del 7 de
septiembre de 2014, entre Hugo Bravo y Carlos Eugenio Lavín, lleva hasta
las donaciones que aún recibe de algunos empresarios la viuda del
general. Allí se señala que se entregó “dinero en efectivo para la
señora Lucía”. Aunque los cercanos a la esposa del ex dictador
desconocen si recibió estos aportes, en la cinta grabada en la casa de
Bravo queda claro que Penta también era parte de la “colecta” que
llegaba hasta quien dirigió Cema Chile.
22 de Enero 2015
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Además de los nombres de los
políticos que han sido conocidos después de que creciera la arista
política del caso Penta, otro nombre –desconocido hasta ahora– salió de
la boca del ex gerente general de Hugo Bravo.
En la conocida grabación del 7 de septiembre, cuando se reúne con uno de los controladores del holding, Carlos Eugenio Lavín, Bravo señala: “… Dinero en efectivo para la señora Lucía… Dineros que estaba recogiendo el socio de José Antonio Garcés”, dice refiriéndose a Lucía Hiriart, la esposa del fallecido dictador, Augusto Pinochet Ugarte, según confirmaron a El Mostrador fuentes cercanas a la causa.
Aunque la grabación no menciona nombres, quienes conocen a los involucrados de cerca comentan que el hombre que refirió Bravo en su conversación con Carlos Eugenio Lavín, sería Eduardo Fernández León, más conocido como el “Negro” Fernández.
Fernández es socio de Garcés en la Inmobiliaria FFV y en Consorcio. Consultado por El Mostrador, el empresario de 76 años no desmintió ni confirmó la información: “Yo estoy metido en distintas cosas de ayuda para distinta gente que necesita, además de instituciones como la Universidad de Los Andes y cosas así. Pero a mí me gusta… como se lo digo, que mi mano derecha no sepa lo que hace mi mano izquierda. Así que prefiero no comentarle más de eso. Prefiero no hablar de lo que hace o no la gente de Penta”, señaló.
Fernández es Opus Dei, donante connotado de la Universidad de Los Andes y muy cercano a la familia del presidente de la UDI, Ernesto Silva. De hecho, en el directorio de la Clínica Santa María tiene instalado a un tío del parlamentario: Máximo Silva Bafalluy, quien hasta hace algunos años también presidía el directorio de Banvida, empresa de inversiones nacida de una división de Banmédica. Y la madre del timonel gremialista, María Cristina Méndez, es accionista minoritaria de la misma compañía.
Los negocios de Fernández son amplios. La Inmobiliaria FFV es la responsable tras condominios ubicados en Las Brisas de Santo Domingo y de Chicureo. También de conjuntos de casas levantados en Argentina. Su mano está presente en edificios ubicados en Presidente Riesco, y también de los corporativos de Banmédica y los del grupo Matte en Apoquindo.
Socio de Penta, un reportaje de El Mostrador Mercados cifró sus activos en más de US$1.300 millones, dentro de los que se cuentan su 17,7% de participación en Consorcio, el 5,12% que tiene en Entel, el 28,5% de Banmédica y el 24,8% de Pucobre.
En Penta no quisieron referirse a este tema. Y, por su lado, fuentes de la Fiscalía indicaron que las platas a Lucía Hiriart no son parte de la investigación que lleva adelante el fiscal Carlos Gajardo.
En todo caso, las donaciones empresariales a la viuda de Pinochet no son una información que sorprenda. De hecho, quien fuera el brazo derecho del dictador en los 80, el general (r) Guillermo Garín, confirmó a este medio que las mismas han existido: “Lo que ha ocurrido son donaciones de empresarios por cariño, de quienes han estado con ella”, señaló, aunque no quiso entregar los nombres de los empresarios que realizan aportes a Hiriart.
Entre los cercanos a Hiriart manifestaron que desconocen la existencia de estos aportes.
LAS PLATAS DE DOÑA LUCÍA
En el libro Dona Lucía, la biografía no autorizada, de la periodista Alejandra Matus, queda clara la situación de la esposa del dictador, que fue decayendo paulatinamente cuando Pinochet murió. Durante ese tiempo no solo se ven las complicaciones que debe enfrentar, sino también la ayuda que presta su círculo, el que también incluye a empresarios.
En una de las últimas páginas del texto, se lee: “La muerte de Pinochet sorprendió a Lucía Hiriart con las millonarias cuentas en el extranjero embargadas y sus casas, sus autos, en poder del tribunal. El Ejército le redujo el personal de servicio de unas 60 personas, a tres. Y aunque comenzó a cobrar un montepío que bordea los 4 millones de pesos, con lo que ya se ubica en el decil de ingresos más altos en Chile, la suma, para el nivel de gastos al que está habituada la viuda de Pinochet, le resulta una miseria. En tanto, respecto de CEMA, que aún dirige, el Congreso determinó en 2005 que cesarían los aportes de la Polla y la Lotería”.
“En cuanto se sintió con ánimos para recibir visitas tras la muerte de su marido, comentó con el estrecho grupo de personas a quien siente leales que su situación económica era apremiante”, consigna Matus en su libro, y agrega que “las visitas la sorprendían en La Dehesa calentándose con estufas pues los ingresos no le alcanzaban, decía, para pagar la calefacción central y otros servicios. Su hija Jacqueline, subvencionada toda la vida por sus padres, se quedó sin plata para pagar los colegios de sus hijos”.
“Gabriela de Leigh fue una de las interlocutoras de esas quejas por parte de Lucía. Se reencontró con ella en un té que se hacía periódicamente en beneficio de viudas de oficiales de las tres ramas de las fuerzas armadas (se excluye ahora a Carabineros) que terminan sus días en la residencia Los Aromos (…). ‘¿Cómo estás?’, le preguntó la viuda del general Gustavo Leigh. Y Lucía respondió: ‘Ahí estoy, no tengo plata para nada. No puedo disponer de mis fondos’.
“‘Un grupo de personas nos preocupamos del tema y, me consta, que en al menos dos ocasiones, se le hizo un fondo para pagar las deudas’, cuenta un ex ministro de Pinochet. Según Luciano Hiriart, sobrino de Lucía, hace poco otro empresario donó unos 80 millones de pesos para restaurar la casa de Los Boldos”, indica la periodista.
LOS APORTES EMPRESARIALES AL PINOCHETISMO
La investigación judicial por el Caso Riggs, ya finalizada, incluye entre sus carpetas información obtenida por la PDI desde las cuentas corrientes que maneja la Fundación Pinochet, encargada de mantener vivo el legado del hombre que gobernó en Chile por 17 años.
El informe elaborado por los peritos Manuel Olmedo y María Verónica Gaete da cuenta de las donaciones que, entre 1998 y el 2004, 113 empresarios le hicieron a la Fundación. Esa misma información luego fue corroborada por un informe que el Banco de Chile envió a la Justicia, y que permitió conocer los nombres de algunos de los hombres de negocios comprometidos con el legado del régimen.
Las donaciones en esos seis años ascendieron a más de $800 millones, los que fueron aportados por nombres como Alberto Kassis, quien es dueño del Consorcio Industrial de Alimentos, que está detrás de las marcas de cecinas Winter, San Jorge, JK y Zwan, y que además posee el 16,66% de Copesa.
Los hermanos Yarur, controladores del Banco BCI, destacaron también entre los donantes, lo mismo que la familia Ariztía, dueña de la marca de pollos y de Copeval. El grupo Von Appen –detrás de Ultramar, que controla buena parte de los puertos del país y que tiene una fuerte presencia en el CEP–, aparece aportando en cuentas chilenas y también US$250 mil desde Alemania.
El ex presidente del Banco Santander en Chile entre 2002 y 2014, Mauricio Larraín, se incluye en la lista. También el presidente de la Asociación Chilena de Seguridad, Fernán Gazmuri, quien hasta el 2014 figuraba en la presidencia de Citroën. Carlos Olivos, Hernán Errázuriz y Jovino Novoa, miembros del estudio de abogados al que hasta hace poco pertenecía el coronel UDI –Guerrero y Olivos–, aparecen también en el listado, al igual que otros clásicos del empresariado allegado a la derecha, como Carlos Cáceres, Roberto de Andraca y Hernán Büchi.
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