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martes, 27 de enero de 2015

Según estudio de la Fundación Sol:

Más de la mitad de los trabajadores chilenos gana menos de 300 mil pesos líquidos al mes

“Los Verdaderos Sueldos de Chile” es la investigación que se basa en datos oficiales, pero que no se queda en los promedios sino que revisa distintos puntos de la distribución de los salarios. Los resultados son demoledores y muestran la deficiente correlación entre empleo y remuneraciones, a la vez que, entre otras cosas, permiten entender por qué los chilenos tienen la deuda per cápita más alta de América Latina.
Más de la mitad de los trabajadores chilenos gana menos de 300 mil pesos líquidos. El monto, que parece salido de un país distinto al Chile donde el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de más de 24 mil dólares para este año, es parte de las conclusiones de un estudio realizado por la Fundación Sol.
“Los Verdaderos Sueldos de Chile”, es el nombre de la investigación realizada por los economistas Gonzalo Durán y Marco Kremerman, en el que entregan una visión del panorama actual del trabajo basándose en los recientes datos entregados por la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI) de 2013.
Datos a partir de los cuales “se puede concluir que en Chile se registra un considerable atraso salarial”. Y es que las cifras –todas expuestas sobre la base del sueldo líquido– toman una radiografía de los ingresos de los chilenos.
Entre otras conclusiones, los economistas de la PUC destacan que el 70% de los trabajadores gana menos de 426 mil pesos.
Sólo el 15,9% gana más de 652 mil pesos. En el caso de las mujeres, 83,5% con un trabajo remunerado gana menos de 550 mil pesos.  Y solo uno de cada 10 trabajadores que tienen jornada completa gana más de 852 mil pesos líquidos.
Cifras que encienden las alarmas y que van a la par de una deficiente distribución del ingreso y de los altos niveles de endeudamiento que enfrentan los chilenos: la deuda per cápita de Chile es la más alta de América Latina.
Desde la Fundación Sol detallan que para realizar la estimación de los ingresos y salarios que perciben los trabajadores en Chile, se utilizó la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI) –la principal fuente estadística para medir ingresos y salarios en el país–, levantada de forma anual por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Pero a diferencia del análisis oficial que hace el INE, que incluye a todas las personas ocupadas, incluidos los empleadores, y, reporta en general estadísticas en sus promedios, el análisis del estudio de la fundación revisa distintos puntos de la distribución, como, por ejemplo, lo que sucede con el 50% (mediana) o incluso el 70% de los trabajadores.
Esto, porque –según explica Gonzalo Durán– “en sociedades altamente desiguales, como Chile, el promedio es engañador y puede llevar a tomar malas decisiones. O no tomar decisiones. ¿Por qué?, pensemos en los salarios: si tengo a 10 trabajadores y 9 de ellos ganan $225 mil pesos, el mínimo, y 1 gana $12.000.000, el promedio será $1.402.500. Si miramos ese dato, la reacción y conclusión de una política será muy distinta a decir que el 90% de los casos gana $250.000. Es como dice Nicanor Parra: hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”.
Por otra parte y también a diferencia de los resultados del INE, en esta exploración se excluyó a los empleadores.

BAJOS SUELDOS: UN MAL CRÓNICO

Según el estudio, de un total de 7.105.047 trabajadores –correspondientes a todas las personas que cumplen con el criterio para ser considerados ocupados por el INE, es decir, que trabajan al menos 1 hora a la semana y reciben algo a cambio, y cuyo empleo en la semana que las encuestaron era el mismo que tenían el mes anterior, excluidos los empleadores– casi cuatro millones (3.801.729) tiene ingresos por menos de 300 mil pesos líquidos. Lo que equivale a 53,5% de los trabajadores chilenos.
79% gana menos de 550 mil pesos, o sea, más de 5 millones de trabajadores (5.610.466).
Al otro lado de la vereda, apenas 3,2% obtiene una remuneración entre $852.001 y $1.052.000. Y un 1,4% entre $1.252.001 y $1.500.000.
Un tema complejo es lo relativo a los “falsos asalariados”, vale decir, aquellos ocupados que dependen de un empleador pero que no cuentan con contrato de trabajo escrito. Por lo tanto, no tienen acceso a cotizaciones de salud, ni previsión, ni seguro de cesantía. Tampoco se rigen por las normas del Código del Trabajo, o sea, no pueden constituir sindicatos ni negociar colectivamente.
A partir de los datos disponibles en NESI 2013, en Chile existe más de un millón de trabajadores en esta condición (1.058.389), los que constituyen un 18,1% respecto al total de trabajadores dependientes.
Según el estudio de la Fundación Sol, “esta categoría, presiona fuertemente hacia la baja las estadísticas salariales. En efecto, siete de cada diez falsos asalariados percibe menos de $251.048 al mes”.
Otra categoría de asalariados son los “externalizados”, esto es, aquellos que se encuentran bajo una relación laboral triangular, en la cual el empleador es una empresa subcontratista, suministradora o una enganchadora”. Este tipo de trabajadores corresponden a un 17,2% del total trabajadores asalariados. “En términos porcentuales, los trabajadores directamente contratados perciben, en promedio, un 20% más que los trabajadores externalizados. Las mayores brechas salariales que se observan por sector productivo están en: construcción, minería, comercio, electricidad, gas y agua, administración pública y defensa e intermediación financiera, en donde los trabajadores directamente contratados a los menos ganan un 50% más que los trabajadores externalizados que se desempeñan en la misma rama de actividad económica”.

SUELDOS EN GRANDES EMPRESAS

La investigación también miró la realidad dependiendo del tamaño de las empresas, señalando que, tal como se podía esperar, los trabajadores asalariados contratados por grandes empresas –de 200 o más trabajadores– son aquellos que tienen los salarios más altos.
“Sin embargo, la mitad de los asalariados privados –que dependen de un empleador no estatal– contratados por empresas de 200 y más trabajadores, ganan menos de $400.542. Y sólo el 30 % supera los $620.000 líquidos al mes, dando cuenta que el atraso salarial señalado anteriormente se extiende a lo largo de las distintas unidades productivas”.
Por otro lado, detalla el estudio, “en las empresas medianas –entre 50 y 199 trabajadores– sólo el 30% de los asalariados privados gana más de $478.187 líquidos”.
Tal como señala la investigación, el 70% de los trabajadores en Chile gana menos de $426.000 líquidos, por lo que “se podría concluir que gran parte de ellos son contratados en micro y pequeñas empresas. No obstante, cuando nos concentramos en los ocupados asalariados que están por debajo de este umbral ($426.000), se puede apreciar que el 38,4% pertenece a la gran empresa y el 17,3% a la mediana empresa. Vale decir, el 55,7% de los asalariados en Chile que ganan menos de $426.000 líquidos trabajan en empresas de mayor tamaño”.

 EL MINISALARIO MÍNIMO CHILENO

Al comparar salarios mínimos en relación al tamaño de la economía, Chile obtiene números rojos.
En términos simples, un salario mínimo que represente menos de un 30% del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de un país es un minisalario mínimo, es decir, es muy bajo respecto al tamaño de la economía.
En cambio, aquellos salarios mínimos que representen más de un 60% del PIB per cápita están en una situación de “maxisalario mínimo”.
En Chile existe un minisalario mínimo, ya que está bajo el 30% del PIB. Al respecto, el estudio señala que “en Uruguay tampoco superaría el umbral, sin embargo, este caso es diferente, pues el salario mínimo corresponde a un piso muy básico sobre el cual se conforman todos los salarios del país. En Chile, en cambio, se trata de un monto pagado efectivamente a muchos trabajadores”.
Por otro lado, cuando los países OCDE tenían el mismo PIB per cápita que Chile tiene hoy, “su salario mínimo por hora –en promedio– duplicaba el actual salario mínimo chileno. El resultado anterior advierte de una severa deuda de arrastre en el salario mínimo chileno, la que, a su vez, ha impactado al resto de la economía a través del mecanismo de propagación clásico”, creando el Efecto Faro del Salario Mínimo, o sea, el efecto iluminador que tendría el salario mínimo sobre el resto de los salarios de toda la economía. En ese sentido –explican los economistas de la PUC–, “el salario mínimo impacta en la formación del resto de los salarios de toda la economía, es como un faro, que ‘ilumina’ al resto de los salarios. Por ejemplo, un salario mínimo mayor, podría ayudar a empujar al resto de los salarios de la economía hacia arriba”.
Con respecto a la situación salarial en torno a la media de los trabajadores, la investigación compara la situación de Chile con países de la Unión Europea (UE), donde existe una elevada heterogeneidad entre los países. En tal sentido, “la mejor manera para comparar salarios, es ajustar los dólares según el costo de la vida en cada país (el arriendo de un departamento en Francia es muy diferente al costo del arriendo en Bulgaria o en Rumania). Así, se obtienen medianas salariales comparables”.
Y ahondan: “Para ello se utiliza el PIB per cápita PPP (Paridad de Poder de Compra). En términos simples, explica Durán, “cuando se comparan cifras entre países, hay que tener especial cuidado con las diferencias en el costo de la vida. No es lo mismo 1 dólar en Chile que 1 dólar en la India; el poder adquisitivo es el diferente, aun cuando estemos hablando de la misma cantidad de dólares. Entonces, si comparamos salarios, o PIB, tendremos ese problema: el del costo de la vida. Por lo tanto, se creó, por organismos internacionales –Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Eurostat–, un factor que corrige al alza o a la baja las cifras, a efectos de hacerlas totalmente comparables. En estricto rigor, lo que se hace es comparar los dólares, pero con igual poder adquisitivo. En definitiva, y siendo muy rigurosos, para comparar, debes usar obligatoriamente dólares PPP, si no, tu comparación es engañosa. El PPP te permite ajustar la moneda al poder de compra (PPP = Paridad de Poder de Compra)”.
Bajo ese prisma, “nuestro país es el caso con la mediana salarial más baja, incluso más que Bulgaria, Rumania y Letonia”.
Al comparar a Chile con países de PIB per cápita similares o cercanos, “se puede constatar la profundidad del atraso salarial. Por ejemplo, República Checa, con un PIB per cápita PPP un 33% más alto que Chile, presenta una mediana salarial un 110% más alta que Chile. Croacia, con un PIB per cápita similar a Chile (en 2011), tiene una mediana casi un 100% superior. El índice mediana salarial a PIB per cápita refleja este efecto”, detallan los economistas de la PUC.
Y prosiguen: “El atraso salarial de Chile, puede calcularse en función de la pregunta: ¿qué pasaría si en Chile la mediana salarial fuera equivalente al 78% del PIB per cápita? El 78% corresponde al promedio que logran los 28 países de la Unión Europea. Realizando la simulación, se obtiene que Chile, en 2011, tendría un atraso salarial equivalente a casi $237.000 para la mediana. Dicho de otro modo, ajustándose al tamaño de la economía, la mediana salarial en Chile debiera ser un 94,3% más alta”.

CHILENOS ENDEUDADOS

Uno de los mecanismos que explica el dinamismo que ha mantenido la demanda interna durante las últimas décadas a pesar de los bajos salarios, es la deuda.
Al respecto, los datos disponibles son decidores.
De acuerdo “al informe de la OECD, Society at a Glance 2014, el 27,8% de las personas en Chile reporta que los ingresos no le alcanzan para comprar alimentos”.
Según los datos de la última Encuesta Financiera de Hogares (EFH) del Banco Central de Chile, el 63,8% de los hogares tiene una deuda (2.701.647 hogares). Esta información es consistente con la arrojada por la VII Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, que señala que más del 60% de los hogares está endeudado, o sea, que los gastos mensuales son mayores a los ingresos mensuales”.
Además, y “de acuerdo al Informe Global Wealth Report 2013, de la Aseguradora Allianz, la deuda per cápita de Chile es la más alta de América Latina”.
Por otra parte, “la carga financiera”, representa el total de ingresos mensuales que los hogares utilizan en servir al pago de deudas. Según la EFH, existe una carga financiera promedio de 36% para los hogares que reportan tener deuda. Adicionalmente, en el caso de los hogares de menores ingresos –1.170.354 hogares– la carga financiera es de un 45% de sus ingresos.
En diciembre de 2014 se divulgaron los resultados del primer Informe de Endeudamiento de los Clientes Bancarios. Entre los principales resultados se puede observar que los jóvenes menores de 25 años deben en promedio $3,7 millones, y los mayores de 70 años, $3,2 millones.
Para las rentas menores a $250.000 mensuales, la deuda de consumo promedio es de $1.500.000; para las rentas entre $250.000 y $500.000, de $2.300.0000; y para quienes tienen ingresos entre $500.000 y $750.000, de $4.100.000.
Según los datos del V Informe de Deuda Personal Universidad San Sebastián – Equifax, el número de deudores morosos entre junio de 2012 y junio de 2014, casi se duplicó, pasando de 1.675.902 a 3.128.033.

 UNA CRUDA REALIDAD

Para el economista Andrés Solimano, este estudio “muestra que el nivel de los salarios en Chile es bastante bajo. Se observa que 70% de los trabajadores gana menos de 426 mil pesos, o sea, unas 5 millones de personas. En una economía con un PIB per cápita de 23 mil 300 dólares anuales, si lo llevas a cifras mensuales, esto equivale a poquito menos de 2 mil dólares por persona, alrededor de un millón 614 mil pesos. Pero tienes que 70% gana menos de 426 mil pesos. O sea, es un indicador de que la distribución del ingreso está muy desigual”.
En general, señala el académico de la Universidad Mayor, también “muestra una estructura salarial bastante frágil”.
Eugenio Figueroa, investigador del Departamento de Economía de la Universidad de Chile y autor, junto a otros académicos, del estudio “La ‘parte del león’: Nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en el ingreso de Chile”, explica que en general, en términos de consenso, se señala que “gran parte de los problemas de distribución del ingreso en Chile están fundamentalmente determinados por temas relacionados a la distribución de la riqueza, más que a temas relacionados con problemas de empleo, salarios o calidad de empleos. Sin embargo, esta información de alguna manera podría estar cuestionando esto, en el sentido de que una mayor proporción de desigualdad existente del país sea explicada por grandes diferencias en los salarios y en los ingresos del trabajo”.
Una forma de interpretar los resultados es que “no es que se le esté quitando o pagando mal al trabajo, sino porque produce poco. No es eso. Posiblemente, lo que pasa es que al trabajo se le paga menos de lo que debería pagarse porque hay incentivos institucionales, como la estructura tributaria del país, que distorsionan el pago al factor capital. O sea, la institución del país, donde parte importante es la estructura tributaria, hace que el factor riqueza reciba mayor pago del que corresponde a la contribución que hace a la generación del ingreso. Y eso hace que el factor trabajo reciba un pago menor a la contribución que hace a la generación del ingreso”.
En todo caso, aclara Figueroa, “para poder sacar una conclusión definitiva es necesario un estudio mucho más profundo. Puede ser una interpretación o la otra, o puede ser una combinación de ambas”.
Por su parte, el economista Alejandro Puente considera que estas cifras reflejan “que hay un problema importante de distribución del ingreso en Chile. Y explica por qué sigue siendo el tema de la desigualdad prioritario para la gente en las encuestas. En la Encuesta CEP uno de los tremas prioritarios de la gente, cuando se le pregunta, es la distribución del ingreso”.
Para graficarlo, el profesor de Ingeniería Comercial de la Universidad Santo Tomás, señala que “independientemente de que la gente, por una u otra razón, esté de acuerdo con la reforma tributaria, con el objetivo de mejorar la distribución del ingreso, percibe la situación de inequidad y desigualdad muy grande en el país. La gente sabe esto. Y además los afecta”.

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