05 Enero, 2015
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The Clinic
Antes de morir a mediados de 2014 contó lo que quiso contar. A su
negocio llegaban policías de la PDI, carabineros, jueces e incluso
fiscales. Que avisó a Penta lo que hacía el fiscalizador del SII Iván
Álvarez -el mismo que le consiguió devoluciones por $ 45 millones- y no
lo tomaron en cuenta. Este último, dijo, mantenía relaciones con un alto
ejecutivo del grupo. También habla de drogas, alcohol, de su vínculo
con un prefecto y cómo a un funcionario del SII le prohibieron
investigar al holding.
“De conformidad con lo dispuesto en el Artículo 91 del CPP, previa autorización y delegación del (la) Fiscal don (ña) CARLOS GAJARDO PINTO, de la Fiscalía Alta Complejidad de la Zona Oriente, se procede a tomar declaración al (la) imputado (a), ya individualizado(a), quien informado detalladamente del hecho que se le imputa y de los antecedentes que obran en su contra, y además en conocimiento de los derechos que la ley contempla en su favor en los Artículos 93, 94, 135 y 194 del CPP, en especial de su derecho a guardar silencio y de ser asistido por un abogado defensor de su confianza, a los cuales ha renunciado expresamente, manifestado su deseo libre y voluntario de declarar, expone lo siguiente:
Antes de iniciar la declaración. deseo expresar que renuncio a mi derecho a guardar silencio y ser asistido por un Abogado defensor.
Respecto a lo que usted me consulta le puedo señalar que actualmente padezco de un cáncer terminal grado IV. y tengo gravemente afectado órganos vitales como el colon, hígado y pulmones, con aumento de nódulos malignos sin posibilidad de revertir su proceso, en este último tiempo me han aparecido herpes y se me ha complicado la próstata, sumado agudos síntomas de depresión.
En estas condiciones vivo actualmente solo en el domicilio ubicado en calle xxx comuna de Peñalolén, en estas condiciones me siento imposibilitado para enfrentar un interrogatorio formal y juicio, no obstante a ello, en mi domicilio como se está realizando en este momento tengo impedimento alguno. Durante aproximadamente 30 años, trabajé como martillero público, mediante el registro № 1068, del Registro Nacional de Martilleros en Chile, nunca ejercí subastas por cuanto sólo me dediqué a la venta de productos por encargo.
Inicié actividades ante el Servicio de Impuestos Internos, hace aproximadamente 15 anos a la fecha, con la razón social de martillero público, de nombre de fantasía “JORGE VALDIVIA”.
En relación a los hechos Investigados por la Fiscalía Alta Complejidad, por los delitos de Fraude al Fisco, Cohecho y Delitos Tributarios, puedo señalar que hace más de 10 años conozco a O. C. R., me lo presentó J. P., quien trabaja en mi taller mecánico, él me señaló O. era maestro albañil y podía realizar servicios varios en la construcción, luego me enteré que además ejercía como Contador.
O. C., era una persona muy humilde y cooperador, por eso lo ayudé tanto como podía, a modo de ejemplo en el año 2007, le regalé un vehículo marca Fiat, modelo 600, para que este me realizara los trámites correspondientes ante el Servicio de Impuestos Internos.
Cuando terminamos nuestra relación de amistad le vendí un establecimiento comercial que está ubicado en calle Maule Nº 147 comuna de Santiago.
A O. C., nunca le solicité que hiciera algo irregular, en la contabilidad. Es más siempre le inculqué que realizara todos los trámites como correspondía.
Mi relación con O. C. terminó hace aproximadamente 2 años, en aquella oportunidad, sin mediar algún tipo de problema anterior, me señaló que no tenía intenciones de llevarme la contabilidad de mí empresa haciéndome devolución de la totalidad de los libros contables, al revisarlo, pude percatarme que no había realizado ningún tipo de trámite, por lo menos aproximadamente, esto ocurrió precisamente cuando comenzaron los rumores de los fraudes que afectaron al Servicio de Impuestos Internos.
Posterior a ello tomé conocimiento que en el establecimiento que vendí ubicado en calle Maule Nº 147, comuna de Santiago, O. C. lo utilizaba como centro de reuniones, donde participaba activamente Iván Alvarez, (…) y un sujeto de nombre Juan, apodado “espinazo de gato”, quien vive en Buin, encargado de reclutar y trasladar contribuyentes para generar los fraudes.
Hace aproximadamente 20 años que conozco a J. M. Céspedes cuando se desempeñaba como Fiscalizador del Servicio de Impuestos Internos de San Miguel en el marco de esa relación le vendí varios objetos que comercializada en mí bodega. Incluso en una oportunidad le vendí un automóvil.
Con J. M. nos hicimos bastante cercanos, y en el año 2008 nos reunimos en dependencias del SII que está ubicado en Calle General del Canto, en la comuna de Providencia, oportunidad en la cual conocí a Iván Álvarez Díaz, nos comenzamos a conocer y regularmente, en varios oportunidades me señaló que cualquier cosa que necesitara se la solicitara directamente a él.
Producto de las conversaciones que sostenía con J. M. se solicitaban favores, especialmente para eliminar observaciones tributarias, que afectaran a los mismos contribuyentes que ellos fiscalizaban.
A consecuencia de la relación tenía con Iván Álvarez y J. M., conocía al ex Director Regional de la Zona Oriente (…), a don F. R. dirigente sindical, al Jefe de timbraje de la oficina Santa Rosa y a W. N., Prefecto de la Policía de Investigaciones.
Cuando comencé a estar afectado por el cáncer, en una oportunidad Iván Álvarez me consultó cuál era la forma para costear los gastos asociados a la enfermedad y me preguntó si había revisado la contabilidad porque en algunas oportunidades los contadores obviaban algunas cosas, me solicitó el RUT y me indicó que luego de revisar en el SII tenía derecho a la devolución de algunos dineros.
Es por esto que Iván Álvarez se encargó de revisar la contabilidad anual y posteriormente se encargaba de solicitar la devolución de impuestos, todos estos trámites nunca me cobró dinero alguno porque lo intención de él era que yo costeara tratamientos de la enfermedad que me aquejaba.
Las correcciones y devoluciones de impuestos los comenzó o realizar Iván Álvarez desde el año 2008 y nunca sospeché que esa acción fuese delito, porque Iván Álvarez, insistentemente me señalaba que en su calidad de fiscalizador tenía muchos más conocimiento que los propio contadores desconociendo de cómo era la forma de operar.
La primera devolución se efectuó el año 2009 y después se repitió en 3 ó 4 oportunidades más. Los montos de cada cheque eran de aproximadamente de 8 a 10 millones de de pesos.
El dinero básicamente lo gasté en la enfermedad que me afecta. Con la confianza que fui adquiriendo Iván Álvarez, que solicité que también verificara la situación tributaria de mi hijo F. J. Valdivia N., quien de igual forma tenía uno empresa de remates de nombre
de fantasía (…)
En aquella oportunidad Iván Álvarez, indicó que mi hijo también tenía derecho a la devolución de impuestos y como lo he reiterado, nunca dudé de las acciones realizadas por Iván y mi hijo también se hizo acreedor de cierta cantidad de dinero.
Transcurrido el año 2012, tomé conocimiento de J. M., Iván Álvarez, estaba siendo investigado por las irregularidades cometidas en el SII. Me comentó que corregía la contabilidad desde la caja negra.
A raíz de la información que tuve acceso concurrí a conversar con Iván Álvarez a consultarle sobre la legalidad de las correcciones que había realizado a mi y a mi hijo F., señalándome que no me preocupara, porque la investigación era en su contra por envidia profesional de sus jefa.
Deseo hacer presente que a consecuencia de la relación laboral informal que tenía con ejecutivos del grupo Penta, producto de la venta de productos de remate, tomé contacto con el auditor general Marcos Castro Sanguineti le comenté que había tenido un problema con Iván Álvarez relacionado a la devolución irregular de impuestos, pero Marcos no me prestó mucha importancia el tema.
En este contexto tomé conocimiento por la contadora del grupo Penta, a quien conocía como N., que un día antes había concurrido un grupo de auditores y abogados a cargo de Iván Álvarez, habían retirado una cantidad importante de documentación contable y por orden de Marcos Castro, esta había sido entregada.
Tomé conocimiento además que un funcionario de apellido L., que trabaja en el SII efectuó una rectificación a la empresa Penta, de una sociedad de propiedad del dueño Carlos Alberto Délano, alias el “choclo”, recibiendo una cantidad aproximada de 100 millones de pesos, la cual quedó en manos de la misma sociedad que se realizó la rectificación.
La situación ocurrida con Iván Álvarez la comenté con varios funcionarios del SII y corroboraron que estaba siendo cuestionado pero nadie me explicaba lo que realmente estaba haciendo.
De esta forma tuve más claridad que Iván Álvarez, H. M., L. T., C. C. (Fallecido) y un sujeto de nombre Juan, eran parte de esta red que se dedicaba al fraude ante el SII.
En una oportunidad, Juan me comentó que estaba preocupado porque el sabía que esta situación era ilegal y que el mismo le había llevado contribuyentes de Buin a Orlando Carvajal para que realizara las rectificaciones y actualmente le estaban reclamado porque se sabía que era un delito. Incluso Juan grabó una conversación donde Orlando Carvajal, reconoce el delito y lo excusa de responsabilidad.
Mi sospecha en contra de Iván Álvarez, se hicieron ciertas cuando me llegó una notificación y cobro de dineros por medio de la Tesorería General de la República. Donde se me informaba que adeudaba aproximadamente 150 millones de pesos.
Producto de esa situación conversé con Iván Álvarez, quien confeccionó una carta que presenté en el SII solicitando plazo para la cancelación de la deuda y que no me preocupara y si había algún problema él tenía muy buenos abogados. Como respaldo de ello posee correos electrónicos que darían cuenta del contacto permanente que existía entre nosotros. Después de un tiempo perdí completo contacto con Iván Álvarez. Supe de él un día cuando viendo noticias había caído detenido por un gran fraude en contra del SII.
Otros de los antecedentes que manejo son los vínculos que posee Iván Álvarez con la Imobliaria Penta que datan del año 2010, en esa época Iván me comentó que su departamento ubicado en la comuna de Ñuñoa, se llovía, como yo tenía contacto con H. P., gerente general de la Inmobiliaria Penta, lo puse en contacto con él para que viera como podía resolver el problema. Gracias a las gestiones que realicé el departamento de Iván Álvarez fue reparado en su totalidad y sin costo alguno, ordenado por el propio H. P.
Desconozco qué tipo de relación mantuvo Iván Álvarez con H. P., pero en reiteradas ocasiones vi a Iván, en el edificio corporativo del grupo Penta ubicado en Avenida El Bosque Norte, sexto piso, en la comuna de Las Condes.
Meses posteriores supe que Iván Alvarez, había adquirido un departamento en la ciudad de Viña del Mar, específicamente en Reñaca (…)
En el año 2011, Iván Álvarez, fue designado como funcionario del SII para auditar a la inmobiliaria Penta, emitiendo un informe, indicando que dicha empresa no presentaba ningún problema tributario.
Cuatro meses después le correspondió auditar a la Inmobiliaria Penta, a J. M. y en esa oportunidad me indicó que la auditoría efectuada por Iván Álvarez había sido un fracaso, por cuanto al comenzar a realizar una nueva fiscalización encontró un sinnúmero de irregularidades, situación que derivó en que J. M., renunciara a realizarla poniendo en conocimiento de su jefa R. U. la irregularidad, quien declinó hacer un tipo de investigación al respecto.
Cuando J. M. y el Presidente del Sindicato, me contaron que Iván Álvarez estaba cuestionado por el SII como lo dije anteriormente se lo comuniqué a Marcos Castro Sanguineti, auditor general de Penta. Sin embargo, fue grande mi sorpresa cuando la señora N., contadora de Penta me indicó que en vez de cortar las relaciones con Iván Álvarez contrataron sus servicios de una empresa consultora del grupo.
Me contó además que era el propio Iván Álvarez quien concurría regularmente a las oficinas de Penta Inmobiliaria, tanto a reuniones como retirar documentación.
Sé que J. M. ha hecho varias auditorias Inmobiliaria Penta y se ha tenido que declarar incompetente porque revisiones de otros fiscalizadores han determinado que no existen observaciones.
El mismo J. M. le ha dicho que tanto la inmobiliaria como otras empresas del Grupo Penta, están técnicamente quebradas, que tiene la malla completa de las sociedades relacionadas y que no hay ninguna que esté saneada, pero sus jefes no te permiten investigar.
Lo más concreto que él me ha dicho, es que sabe que hay fraude y que sospecha que existen otros ilícitos porque vio cuando a la funcionaria del SII Doña R. U. le entregaron un sobre que contenía 60 millones en dinero efectivo.
Deseo agregar que el grupo Penta contrató a un auditor para efectuar uno revisión a la documentación contable de la empresa, al percatarse de las irregularidades que fueron puestas en conocimiento del gerente corporativo de Penta. Éste inmediatamente fue despedido, aduciendo que se está involucrando en situaciones que no lo corresponden.
Actualmente, el contralor, trabajaría en el Banco Estado, ejerciendo como Contralor de Riesgos, desconozco su nombre, pero ahí lo puede ubicar.
Los dineros que se obtuvieron de manera fraudulenta por parte de Iván Álvarez estarían en poder de su padre, y él podría tener en su poder a lo menos un millón de dólares.
Posteriormente haré entrega de prueba documental que daría cuenta del fraude que afectó al grupo Penta.
Sin tener más que agregar firmo y ratifico.
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