Señor Director:
Hace un par de semanas, con enorme sagacidad y visión de futuro, vuestro medio trató el tema de los abogados integrantes y la compleja trama de intereses cuya operación implica al interior de la Corte Suprema. Personas que están a los dos lados del mesón, litigando para privados un día, siendo jueces de presentaciones de causas privadas al día siguiente. No es necesaria ninguna teoría conspirativa, ni menos ningún atributo de genialidad, para comprender las complejas tramas de posibles influencias cruzadas. Lo cierto es que, lo que parecía un análisis algo genérico, hoy se revela un problema concreto. La segunda sala de la Corte Suprema tuvo que fallar respecto al caso de los emails del Ministerio de Salud y su polémico fallo se obtuvo gracias al voto de dos abogados integrantes, Jorge Lagos y María Cristina Gajardo. No es menor destacar que esta última, la abogada integrante Gajardo, no solo está hoy dentro de la nómina de los doce privilegiados abogados privados que pueden fallar en la Corte Suprema, sino que además está inscrita en una de las doce ternas desde las cuales el Presidente de la República, sí, él mismo, tendrá que definir si es elegida o no. Es decir, el gobierno amenazado por el requerimiento de los correos, tendrá que evaluar si vuelve a integrar a la Corte Suprema a aquella abogada que votó en favor de sus intereses. Esta carta la entenderá mucha gente, pero sobre todo los otros candidatos a integrar que están en la misma terna que la mencionada abogada.
Alejandro Araya Vásquez
Egresado de Derecho U. de Chile
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