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lunes, 24 de junio de 2013

Cárceles ABC1 y una lista de beneficios han recibido los autores de crímenes de lesa humanidad

Por Teresa Frías Una de las principales críticas al sistema, es que los que han sido procesados por violación a los derechos humanos han recibido más beneficios que los que han tenido causan mucho más mínimas.
El pasado jueves familiares del "caso degollados" y organizaciones de Derechos Humanos se manifestaron en la Corte Suprema tras el fallo que permite darle beneficios a los condenados, como salidas diarias o dominicales, exigiendo revocación de ellos. Sin embargo esta es un tema que ha venido siendo recurrente en la justicia, como se puede revisar a continuación.

Odlanier Mena, Álvaro Corbalán y hasta Miguel Krassnoff han sido los ex integrantes de la CNI y la DINA condenados por crímenes de lesa humanidad y que han recibido beneficios carcelarios, siendo criticados en reiteradas ocasiones por parlamentarios de oposición y organizaciones de defensa de los Derechos Humanos.

Sin embargo, no son los únicos. Ahora se suman el coronel (r) Guillermo González Betancourt y el sargento (r) José Fuentes Castro, (alías El Pegaso) condenados a cadena perpetua simple por el caso "degollados" y que obtuvieron el beneficio de salida dominical otorgado por el consejo técnico de Gendarmería.

Pero ello no es todo. Los ex agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar) fueron condenados como autores de los secuestros y los homicidios de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, en 1985, y obtuvieron la salida luego de cumplir 20 años de condena en Punta Peuco.

En tanto, Gendarmería también otorgó el beneficio a Otto Trujillo Miranda, condenado a 5 años de presidio menor en su grado máximo como autor del secuestro calificado con resultado de homicidio de David Urrutia Galaz (ocurrido en 1975).


También recibió el beneficio al mayor de Ejército Emilio Neira, (ex agente de la CNI) condenado a 8 años y un día como autor de los homicidios calificados de Recaredo Ignacio Valenzuela Pohorecky y José Joaquín Valenzuela Levi, en junio de 1987, en la Operación Albania.


Además César Palma Ramírez, ex agente del Comando Conjunto, condenado por diferentes homicidios (David Urrutia, Carlos Contreras y secuestro calificado de Humberto Fuentes Rodríguez) logró la salida diaria, lo que implica que sólo pernocta de noche en el penal.


Beneficios para todos


Una de las principales críticas al sistema, es que los que han sido procesados por violación a los derechos humanos han recibido más beneficios que los que han tenido causas mucho más mínimas.

Ante este tema, el hijo de Manuel Guerrero, uno de los asesinados en el caso degollados, aseguró que "como familiares nos parece una pésima señal de parte de la Corte Suprema, porque es un permiso que se esta concediendo en forma poco transparente y regular".

En conversación con Cambio21 agregó que "se están tratando a presos por delitos de lesa humanidad como si fueran delitos comunes. Son personas que tuvieron su juicio y fueron condenados a penas altísimas que debieran cumplirlas en su totalidad".

"Estamos frente a una causa de violación a los derechos humanos y que frente a ello no debieran correr beneficios carcelarios", indicó Manuel Guerrero.

Por último dijo que "se supone que la justicia debiera actuar de forma igualitaria, pero resulta paradójico que jóvenes tienen dificultades para recibir beneficios, pero estos casos que son más aberrantes y que cumplen altas condenas les dan cárceles especiales. La Corte Suprema hace vista gorda y más encima los ayudan al decir que tienen buena conducta".

Por su parte, el diputado Tucapel Jiménez (PPD), homónimo del dirigente sindical asesinado por la dictadura,  dijo que "si ellos estuvieran cumpliendo sus condenas en las mismas condiciones que lo hacen todos los chilenos, uno podría hacer el intento de entenderlos, porque toda persona tiene derecho a beneficios. Pero, en este caso, lo que provoca más indignación, es que los violadores a los derechos humanos siempre han tenido privilegios".

"Cuando se les procesaba iban a recintos militares a cumplir las condenas, cuando tenían que tener sus defensas, los abogados se los pagaban las Fuerzas Armadas que son costo  para todos los chilenos. Además, ninguno ha demostrado arrepentimiento de los crímenes que cometieron", aclaró el parlamentario.

Agregó a Cambio21 que "de hecho hay un proyecto de ley en el Congreso que prohibe este tipo de actos, si estuviera vigente no estaríamos hablando de este tema".

Aunque por otra parte, el diputado y miembro de la comisión de Derechos Humanos dijo que "me gustaría que Longueira explicara la reunión que tuvo con ex militares, similar a la misma que hace unos años sostuvo Piñera durante su campaña, las que son súper extrañas porque son secretas. Hay que saber qué les proponen".

Por último, Jiménez aclaró que "esperemos que la justicia escuche las demandas y no se les den beneficios a los que están procesados por crímenes de lesa humanidad. Aunque tambien están los tribunales internacionales para apelar".

Los hoteles 5 estrellas

La creación del Penal Cordillera estuvo marcado por la polémica, pues en 2005 se creó para acoger a Manuel Contreras y otros ex militares condenados por violaciones a los Derechos Humanos vinculados a la DINA, como Pedro Espinoza y Miguel Krassnoff, lo que fue visto como una cárcel a su medida.

Esta cárcel ha sido calificada por Amnesty International como "privilegio inaceptable".


En este penal, ubicado al interior del Regimiento de Telecomunicaciones, en los faldeos cordilleranos de la comuna de Peñalolén, sólo hay una decena de condenados, que disponen de cinco bungalows, que incluyen dormitorios, baños, cocinas y sala de estar. Cada una de estas viviendas dispone de teléfono y TV cable.


Para ingresar al lugar se debe pasar solamente una puerta metálica enrejada donde un guardia recoge la documentación del visitante. Las casas están en medio de un parque con cuidados jardines y salas de juego, cancha de tenis y barbacoa para los asados que preparan a los condenados. Hasta hace poco, los reclusos disponían de piscina. Es el único penal, junto con Punta Peuco, que tiene más gendarmes (45 guardias) que presos, para poder mantener los servicios que se les otorgan a los condenados. Además, pueden recibir a sus familiares y amigos con muy pocas limitaciones, diariamente de 10 a 17 horas.


En una conversación sostenida con
Cambio21 uno de los gendarmes de guardia en el lugar confesó que para ellos la destinación era prácticamente como tener vacaciones. El peligro de fuga de los reos, dada su avanzada edad es prácticamente imposible y si se olvidan las altas rejas coronadas con alambres de púas podría pensarse que se está en un condominio de clase media acomodada.

En el Penal Cordillera hay más de 6 gendarmes (6,4) por cada preso. Si esta misma tasa se aplicara a los otros penales del país sería necesario tener 281.139 gendarmes, lo que es superior al total de los funcionarios de toda la Administración Central de Chile y habría que contratar más de 250.000 gendarmes adicionales.


Un dato "freak": en uno de los senderos que unen las cabañas se pueden apreciar una pequeña gruta dedicada a la Virgen de Lourdes.

En Punta Pueco, en tanto, una de las principales críticas que se le realiza es la situación de privilegio en que viven los internos, en comparación al resto de los complejos penitenciarios del país. Los poco más de cuarenta reclusos (vigilados por el doble de gendarmes) están divididos por sectores, correspondiendo cada uno a las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden a las que pertenecieron (también hay un espacio separado para ex funcionarios de la PDI).


Para ingresar a cada sector se deben pasar varias rejas de control y entregar, por ejemplo, los celulares. Cada recluso cuenta con su habitación y baño privado. Allí la mayoría mantiene su propio refrigerador con alimentos, aparato de TV, computador, etcétera. Se supone que no tienen acceso a Internet. Cabe recordar que todos ellos reciben sus pensiones y que por el nivel alcanzado dentro del escalafón militar son recursos más que suficientes para cubrir sus necesidades.


Las áreas comunes bajo techo corresponden a una amplia cocina y salas de estar con biblioteca. En el exterior, un prado del tamaño de una cancha de baby fútbol les permite en el verano instalar quitasoles, muebles de terraza y asaderas para atender a sus visitas.

Aunque Punta Peuco es un penal menos "privilegiado" que el Penal Cordillera: aunque parezca una ironía frente a otros recintos carcelarios comunes, los reclamos vienen por el tema del espacio, ya que muchos consideran que están sufriendo de "hacinamiento".

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