Terminar la lesera: el dilema para resolver el puzzle del nuevo Segpres
por MARCELA JIMÉNEZ 19 junio 2015
Se notó que le molestó el tema. Es que ha sido la pregunta recurrente y cotidiana en La Moneda en los últimos quince días, ante la presión de los propios partidos de la Nueva Mayoría por la ausencia de una definición sobre el nuevo ministro de la Segpres, para reemplazar al renunciado Jorge Insunza. Ayer, la Presidenta Michelle Bachelet golpeó la mesa, dijo que hará el nombramiento cuando tenga a la persona que crea que cumple con todos los requisitos. Y ese es, precisamente, el punto, ya que en el actual escenario de cuestionamiento público, baja en las encuestas y tensiones políticas, en La Moneda reconocen que no es una elección fácil, porque no tienen espacio para equivocarse.
"Yo voy a nombrar un ministro o ministra cuando crea que es lo conveniente, cuando tenga a una persona que crea que cumpla con todas las características. Porque, saben qué más, si yo nombro rápido, hablan de improvisación; si me demoro, dicen que me demoro. ¡Terminemos con la lesera!", sentenció Bachelet a la entrada de La Moneda cuando regresaba de una actividad en la Plaza de la Constitución, ante la pregunta de cuándo haría ese nombramiento.
Insunza renunció el domingo 7 de junio –mientras la Presidenta estaba de gira por Europa–, ante lo insostenible de su permanencia en el gabinete al conocerse sus asesorías privadas a Codelco y, en particular a Antofagasta Minerals cuando era diputado y presidente de la Comisión de Minería de la Cámara Baja. Ese fue un duro traspié para La Moneda, que había apostado todas sus fichas al modificar completo el comité político para darle un nuevo impulso a la administración bacheletista, recuperar el control de la agenda pública, centrarla en el programa y separar aguas de los conflictos de probidad gatillados por las investigaciones judiciales del financiamiento de campañas políticas.
En La Moneda coinciden en que la definición del nuevo Segpres debe considerar, como prioridad, que sea una figura incuestionable, sin flancos que lleven al Gobierno a dar un paso en falso. Pero, además –agregan–, debe tener un perfil que calce con el estilo e impronta que trata de marcar este comité político que encabeza el ministro del Interior, Jorge Burgos (DC), y que integran el vocero, Marcelo Díaz (PS), y el jefe de Hacienda, Rodrigo Valdés (PPD). “Este equipo de ministros tiene la tarea de resguardar la conducción del Gobierno y no solo de apoyo a la Presidenta”, explicó un alto asesor de Palacio, mientras otros agregaron que eso, en castellano puro, significa que se requiere una persona que “aporte tonelaje político”, para que se repartan las tareas y no se concentren solo en un ministro, como sucedió con Rodrigo Peñailillo cuando estaba a cargo del gabinete.
En Palacio son categóricos en señalar que no hay espacio en esta etapa para apostar por “alguna promesa política”, pues son muchas cosas las que dependen del nombre que se elija para completar el comité político: la agenda de probidad, con los cambios de fondo a los partidos políticos y financiamiento de campañas antes de las municipales del próximo año, junto con la conducción del tema constitucional a la luz del anuncio de un proceso constituyente, además de sacar adelante los aspectos centrales del programa de Gobierno. Todo esto, manteniendo una buena relación y diálogo con los partidos de la Nueva Mayoría.
El nutrido despliegue de nombres PPD pasa por el hecho de que dicho partido no quiere perder ese cupo en el comité político. Al respecto, algunos inquilinos de Palacio reconocen que es contraproducente para el orden interno de las huestes oficialistas que esa colectividad “se sienta sin representación en La Moneda”, por el manejo en las sombras que –consideran– hace el senador Guido Girardi de la tienda, donde goza de un poder que no tiene rival.
La Mandataria agregó ayer que “cuando tenga la persona más adecuada, voy a nombrarla”, en tanto que el ministro Burgos añadió que “se está trabajando, la Presidenta ha conversado conmigo, con algunos de nosotros y la decisión está pronta a tomarse (…) lo que pasa es que hay que evaluar las alternativas, que las tiene la Presidenta, tiene que ser rigurosa”.
Esa es la piedra de toque, porque en el Gobierno reconocen que en estos quince días ha habido un desfile de nombres, pero que en la práctica las opciones reales “son bastante pocas”, más aún cuando se quiere evitar a toda costa recurrir a la fórmula de sacar a un parlamentario de su escaño para ponerlo en el Poder Ejecutivo, que es cuestionada y resentida en las filas del oficialismo
Se ha hablado –todos nombres PPD– desde el embajador de Chile en Francia, Patricio Hales, hasta el ex diputado Antonio Leal, así como del ex ministro Sergio Bitar y hasta recurrir al enroque de Nicolás Eyzaguirre desde la cartera de Educación a la Secretaría General de la Presidencia. En los últimos días se sumó a la nómina, impulsada con fuerza desde el girardismo, la jefa de la unidad de estudio de la Segpres, Pamela Figueroa, esposa del presidente de la Cámara Baja, Marco Antonio Núñez, quien ya ofreció dar un paso al costado en dicha testera si eligen a su mujer, para evitar cuestionamientos.
Tras bambalinas
El nutrido despliegue de nombres PPD pasa por el hecho de que dicho partido no quiere perder ese cupo en el comité político. Al respecto, algunos inquilinos de Palacio reconocen que es contraproducente para el orden interno de las huestes oficialistas que esa colectividad “se sienta sin representación en La Moneda”, por el manejo en las sombras que –consideran– hace el senador Guido Girardi de la tienda, donde goza de un poder que no tiene rival.
En el PPD nunca les gustó Insunza, nunca sintieron que fuera un ministro “del partido”, reconocen que además nunca lo propusieron y, por lo mismo, no lo consideraban una “compensación suficiente” por la caída de Peñailillo y el efecto que eso ha generado para el partido.
El timonel Jaime Quintana reclamó tanto en público como en privado, y defendió a brazo partido a Peñailillo después de su salida del Gobierno, lo que contrastó con el silencio que imperó ante la renuncia forzada de Insunza.
La tensión permanente en esos días con La Moneda respondía –reconocían en las filas del PPD– a una estrategia para forzar ciertas compensaciones, ya que, buscado o no, terminaron siendo el partido con dos ministros sacados del gabinete por cuestionamientos de probidad: Peñailillo e Insunza.
El objetivo reconocido del PPD, aparte de mantener la Segpres, es que en el ajuste de subsecretarios se les otorgue la apetecida Subdere, hoy en manos del DC Ricardo Cifuentes, todo con miras a las municipales del próximo año.
Pero no son pocas las fuentes en La Moneda y en el PPD que reconocen que también se tuvo la mira puesta en la Subsecretaría del Interior, a cargo del PS Mahmud Aleuy. Es más, se coincide en que, hace unas semanas, el timonel del PPD le habría pedido a Burgos la salida de la autoridad socialista, lo que no llegó a buen puerto, ya que la respuesta habría sido tajante: “La Presidenta confía en él y considera que es el que le resuelve los problemas”, lo cual coincide con lo que se repite transversalmente en el Gobierno: que el subsecretario “está firme y confirmado”.
La versión anterior es descartada de cuajo entre algunos integrantes de la mesa directiva del PPD, pero no en La Moneda, más aun cuando desde ese partido se señalaba a Aleuy como el responsable de la caída de Peñailillo. Eso sí, en el PPD reconocen que no existe una postura única sobre Aleuy en la colectividad, que así como tiene fuertes detractores, también hay quienes respaldan su trabajo.
El que Aleuy sea una figura inamovible por ahora en el Gobierno no es un dato menor, máxime cuando en la búsqueda de un nuevo Segpres no se descarta que la Presidenta opte por un nombre que no sea PPD.
Bajo ese criterio, en el Gobierno reconocen que hay sectores que han promovido estos días que la ministra (s) de la Segpres, Patricia Silva, sea dejada en el cargo en forma definitiva en vez de retomar sus funciones como subsecretaria de dicha cartera.
Ayer, el ministro Burgos dijo que el ministerio no está acéfalo, “porque lo ha asumido con rigor la ministra (s) Patricia Silva (PS). Ha estado trabajando con rigor con los otros ministros”, recalcó. Pero incluso entre quienes ven con buenos ojos la idea, reconocen que es “inviable” o, al menos, “muy difícil de implementar políticamente”.
Silva es socialista, pero el punto es que comulga con la Nueva Izquierda y, en las últimas internas del PS, al igual que Aleuy, se alineó con la derrotada opción de Camilo Escalona. Elegirla a ella implicaría –afirman en el Gobierno– una tensión gratuita con la nueva mesa directiva encabezada por Isabel Allende.
A lo anterior se suma que, si bien hay una buena evaluación de Silva en Palacio, también se reconoce que su debilidad es la falta de redes en el Parlamento con todos los partidos, un factor que es clave en estos tiempos para llevar adelante la agenda y apagar en el camino los incendios.
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