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miércoles, 29 de julio de 2020

OPINION.

Nuevo gabinete: sombrío panorama

Por: José Sanfuentes Palma / Publicado: 29.07.2020
Nueva gabinete /
El nuevo gabinete es símbolo de odiosidad y sectarismo. Se vienen meses de desacuerdos y crispación que, inevitablemente, conducirán a la polarización entre chilenos. El gobierno tuvo la oportunidad de enmendar el rumbo escuchando a las mayorías, pero el Presidente cambió el gabinete mirando el pasado, sin entender que Chile está en un tiempo de profundas demandas democráticas, que ninguna maniobra política logrará aplacar.
Es triste la historia que se comienza a contar en Chile.
El nuevo gabinete es símbolo de odiosidad y sectarismo. Se vienen meses de desacuerdos y crispación que, inevitablemente, conducirán a la polarización entre chilenos. El gobierno tuvo la oportunidad de enmendar el rumbo escuchando a las mayorías –que tan bien reflejó el Parlamento en su histórica votación aprobando el retiro del 10% de los ahorros de vejez–, pero el Presidente cambió el gabinete mirando el pasado, sin entender que Chile está en un tiempo de profundas demandas democráticas, que ninguna maniobra política logrará aplacar.
El nuevo es un gabinete de resistencia.
Un equipo político, hegemonizado por el autoritarismo, que se parapeta para seguir enfrentando la crisis social de la pandemia a costa del pueblo, para impedir la victoria del Apruebo en el plebiscito y prepararse para bloquear toda reforma significativa del Parlamento. Es decir, para intentar mantener el status quo tanto como sea posible.
Este gabinete es a la vez una derrota de la derecha social y una victoria de los polos extremistas de la sociedad: eso es lo trágico. Es de suponer que el Presidente tiene consciencia de ello. Aquellos que expresaron con valentía su apoyo al pueblo que –ante la desidia gubernamental debió usar sus ahorros para paliar su pobreza– fueron castigados por su osadía. Quedarán arrinconados en Renovación Nacional y les pasarán “cepillo” en la UDI. A Mario Desbordes no le quedó opción, iban a descabezar sí o sí su liderazgo y, para peor, será responsable del eventual uso político de los militares. Manuel José Ossandón quedó sin piso, advertido que su candidatura no tiene cabida en la derecha.
Ante la oposición se cierne la principal responsabilidad de cuidar el futuro de Chile. Tendrá que superarse a sí misma y asumir la representación del país democrático en su propia diversidad. Es mayoría hoy, lo era en el pasado y lo seguirá siendo en el futuro. Sólo sus malas decisiones políticas permitieron este gobierno de nefastas consecuencias para Chile. En la primera vuelta presidencial y en las parlamentarias derrotó ampliamente a la derecha; en la segunda vuelta Piñera ganó porque no tuvo contrincante. La democracia vencerá si hace bien las cosas.
Existe hoy una enorme ventana de oportunidad para determinar la conducta del gobierno y conducir desde ya los destinos del país, consolidando la conducción en las elecciones próximas. La paradoja es que también es muy posible que sigan adoptando malas decisiones, que el país desperdicie esta oportunidad para la paz y se encamine a un ambiente de odiosidades y confrontación.
El pueblo está dispuesto y el programa de acción ya no puede estar más claro: ganar el plebiscito y escribir una nueva Constitución; cambios sociales para enfrentar la pobreza y encaminados hacia un Estado de Bienestar; cambios en la economía equilibrando la relación trabajo-capital, arrinconando la depredación rentista, democratizando la economía de mercado y dibujando una nueva matriz productiva moderna, inteligente y verde; perseverancia en la reivindicación política de la mujer, las disidencias y los pueblos originarios.
Cada iniciativa del gobierno se podrá enfrentar con la claridad de un futuro compartido, concordando en lo que coincida y rechazando con fundamentos todo conservadurismo.
El significado de la política se enfrentará hoy, como sucede siempre en tiempos de advenimiento, a su mayor desafío: o es portadora de la necesaria revolución del bien común que germina en Chile o se hunde en el desprestigio del estancamiento y la desdicha del enfrentamiento fratricida.
José Sanfuentes Palma

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