Análisis Político
Los siete mandamientos de Sebastián Piñera
Los ejes que guiarán su administración durante los próximos cuatro años, anuncios de proyectos que había impulsado la Concertación, espaldarazos a las Fuerzas Armadas y Carabineros, ingreso ético familiar, crecimiento y empleo, además de algunas concesiones a la UDI, formaron parte de la presentación en sociedad de "la nueva forma de gobernar".
La Concertación le había exigido que presentara un gobierno ordenado y con agenda precisa. Y la UDI y RN habían planteado la necesidad de una clara carta de navegación. Con la aprobación y cuestionamientos que pueda haber, finalmente el Presidente Sebastián Piñera respondió a los requerimientos en su discurso del 21 de mayo. Básicamente estableciendo siete ejes de su administración que serán la guía de la gestión y el ordenamiento del gobierno.
El Mandatario –en su primera de cuatro Cuentas Públicas que debe rendir ante el Congreso Nacional- trazó como verdaderos mandamientos de su administración la recuperación del crecimiento, trabajo, educación, salud, eliminación de la pobreza y perfeccionamiento de la democracia.
Ello, junto a su programa “Levantemos Chile” para la reconstrucción post terremoto, constituyen ya el marco en el que se moverá los próximos años, en que, reiteró, quiere instalar “una nueva forma de gobernar”.
Pese a la referencia del año del Bicentenario de la Independencia de nuestro país, el discurso no tuvo mayor contundencia sobre lo que ello significa histórica e institucionalmente, ni sobre conceptos, contenidos y actividades para una fecha que junto con ser un hito en la historia nacional, debería marcar profundos cambios, reformas y transformaciones en la vida de la sociedad chilena.
Como sea, a los siete mandamientos, el Mandatario añadió una dedicación especial a la clase media, la creación de dos nuevos ministerios (Medio Ambiente y Desarrollo Social) y el desafío de pasar de “un sentido de urgencia a un sentido de apremio” en la actividad gubernamental.
Algo que, objetivamente, marcó el discurso del Presidente Piñera, fue la alusión a metas y proyectos que ya habían sido trazados e impulsados por gobiernos de la Concertación y parlamentarios concertacionistas y del Partido Comunista. El senador Camilo Escalona, del Partido Socialista, manifestó que el Mandatario “se apropia de ideas” de otros sectores.
Es el caso de la eliminación del 7% de la cotización de los pensionados por concepto de salud, planteado por la oposición y la Central Unitaria de Trabajadores hace años y cuyo proyecto metió en el Congreso el diputado socialista Osvaldo Andrade. También la creación del Ministerio del Medio Ambiente, la extensión del post natal para las mujeres trabajadoras (hace pocos días insistió en ese proyecto la diputada DC Carolina Goic), las reforma políticas (inscripción automática y voto voluntario, voto de los chilenos en el exterior y democratizar la elección de autoridades regionales), cambio del financiamiento de las Fuerzas Armadas, todas iniciativas sostenidas hace mucho por sectores de la Concertación y la izquierda.
Quizá lo realmente nuevo y propio de Sebastián Piñera, tiene que ver con establecer un ingreso ético familiar de 250 mil pesos, su promesa de campaña de generar 200 mil empleos anuales, fijar en 6 por ciento el crecimiento y aumentar en diez mil elementos la dotación de Carabineros.
Llamó la atención el énfasis del Mandatario en dar espaldarazos a las Fuerzas Armadas y Carabineros. Por ejemplo, resaltó enfáticamente el papel de los militares en torno del terremoto de febrero, cuando se sabe que todas las ramas, en distinta intensidad, han estado cuestionadas por la falta de prolijidad, reacción y eficacia: se les cayeron las comunicaciones, bajaron la alerta de tsunami, no tenían helicópteros, etc. y un par de jefes y ex jefes han sido citados a la comisión investigadora de la Cámara de Diputados. Junto a ello, el nuevo apoyo de Piñera a los Carabineros, elevando las penas a quienes, supuestamente, agredan o maltraten “de obra” a esos uniformados.
En política exterior, el Presidente sólo hizo un recuento de actividades realizadas y no hubo trazado alguno de una agenda que marque el desempeño en este ámbito. De inicio, no está dentro de los siete ejes vitales.
En lo más polémico, Sebastián Piñera eludió el proyecto de unión civil que permitiría el matrimonio entre homosexuales, cediendo a lo que fue una explícita presión de la UDI, a pesar de que en Renovación Nacional y la Concertación había respaldo a esa iniciativa.
Y aunque el Mandatario no dijo nada de privatización total de las sanitarias, al hablar de captación de recursos para financiar la reconstrucción hizo referencia a la venta de activos prescindibles del Estado, precisamente algo que apunta a que el sector público se deshaga de sus porcentajes en las empresas del agua. El diputado y presidente de la DC, Juan Carlos Latorre, apuntó que “la discusión nuestra será cuáles son bienes imprescindibles porque nuestra convicción es que no debiera haber una privatización de las sanitarias”.
Ya está la agenda y la carta de navegación del gobierno de Piñera. Sin grandes sorpresas en este 21 de mayo. Como él mismo dijo, ahora vendrá el momento de que la ciudadanía supervise, fiscalice y vaya evaluando la labor de esta administración.
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