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viernes, 21 de mayo de 2010

Gran éxito editorial

escrito por Rafael Luís Gumucio Rivas


 El Diario del “mozo”, exonerado por los Frei- Larraechea: un tal Eugenio Tironi

Martita Larraechea habría sido merecedora a ostentar el inútil cargo de Primera Dama del país: tiene chispa y sus frases son verdaderamente ingeniosas, como aburridos e insulsos los discursos de su marido. Confiesa no haber leído la obra, Radiografía de una derrota, cómo Chile cambió sin que la Concertación se diera cuenta.
La verdad es que la Concertación no se da cuenta de nada: no da pie en bola y su derrota fue perfectamente merecida a causa de una demencia senil y corrupción, prolongada durante sus veinte años de existencia.

Me permito citar algunas de las célebres frases de Martita, que debieran ser guardadas en los anales de la república - como aquella de “vivir con honor o vivir con gloria”-: “me recuerda este tema de las estrellas de Hollywood cuando la empleada se va de la casa y escribe un libro contra el patrón…en mi casa hay un chiste, que cualquier cosa que vamos a hacer, se dice ´no le vayas a decir a Tironi que va a escribir otro libro´(…) Ya venderá su libro y se hará rico”. Al famoso lobbista no le faltó sentido del humor al responder a Martita. “¡Quiero una patrona como la de La Nana…”
El lobbista del Mapu, del partido transversal de las empresas eléctricas chilenas, produce tantos libros como atesora dinero; se podría decir que su entretención predilecta es lanzar frases rimbombantes, que no dejan impávido al restringido público lector chileno. Cuando fue funcionario del gobierno de Aylwin dijo, muy orondo, que la “mejor comunicación era la incomunicación”; posteriormente, al asumir la jefatura comunicacional de la segunda vuelta de la elección presidencial del año 2000, con Ricardo Lagos, sostuvo que había que conquistar al famoso “Faúndes”, un emprendedor popular, que hacía sus negocios por celular, sin salir del ascensor. En otra de sus obras compara la política chilena con la norteamericana, afirmando que la Concertación equivale a los Demócratas y la Alianza, a los Republicanos. Tanta cagar tinta le ha valido, a Eugenio Tironi, convertirse en el mentor ideológico de un sector de la Concertación.
Para escribir una Radiografía de la derrota de la Concertación hay que ser bastante valiente: ninguno de los líderes de este conglomerado está dispuesto a reconocer los verdaderos motivos por los cuales los ciudadanos los expulsaron del poder. Las autocríticas, que hasta el momento se han hecho, son bastante mediocres, carentes de análisis y de una autocomplacencia que, a veces, da mucha pena. Incapaz de asumir con humildad la derrota se ha dedicado a buscar chivos expiatorios – el predilecto, Marco Enríquez- Ominami, a quien acusa, sin argumento válido, ser el autor de la derrota de la “corruptación”.
La Radiografía de nuestro lobbista es muy superficial, y se queda solamente en los epifenómenos: no profundiza en las verdaderas causas de la debacle de la Concertación, mas bien se va por las ramas, tratando de azotarse como un verdadero nazareno, por haber sido sirviente desleal de un candidato tan carente de carisma, como Eduardo Frei Ruíz-Tagle, cuyas cualidades como gobernante eran la antítesis de aquellas de la presidenta Michelle Bachelet, quien en ese entonces gozaba del 80% del apoyo ciudadano; mientras más era ensalzada la santa virgen Michelle, más apoyo perdía Eduardo Frei Ruíz-Tagle.

Eugenio Tironi es el rey del lugar común: sostiene tesis tan evidentes como de que la candidatura de Eduardo Frei comenzó a perder el día en que Camilo Escalona sacó a relucir la madre del senador Juan Antonio Gómez – fue el verdadero desastre de Rancagua. ¿Quién pude dudar de que estas primarias fraudulentas e intrascendentes fueran la primera palada de tierra al sepulcro de Educado Frei.?

El rosario de errores no forzados, de desubicaciones y desencuentros respecto a lo que pensaba y sentía la opinión pública, que tiene más misterios dolorosos que gozosos, que seguían cometiendo don Eduardo y sus asesores podrían llenar páginas de páginas; cuando colocaron, por ejemplo, a la señora Paula Narváez y Sebastián Bowen como puentes entre los gerontes de la Concertación y una generación joven emergente; al final, Paula y Sebastián terminaron siendo absorbidos por los cuatro presidentes de partido quienes, mientras vivan, no van a soltar la teta - el ataque a Karen Doggenweiler fue uno de los más estúpidos y miserables de la candidatura de Frei-.
No voy a referirme a los superficiales análisis del hoy odiado por moros y cristianos del lobbista de marras, respecto a la candidatura de Marco Enríquez-Ominami, que no hace más que repetir un cúmulo de imbecilidades, proferidas por gente que no comprende la profundidad de la revolución ciudadana que representaba el programa y el entusiasmo que este candidato a la presidencia supo conquistar.
Rafael Luís Gumucio Rivas


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