Después de este 1° de Mayo, los trabajadores que asistan en el futuro a esta conmemoración, aparte de llevar limón para paliar los efectos de las bombas lacrimógenas, deberán llevar pañuelos, lo bastante grandes como para taparse las narices. | Porque en esta ocasión, mientras más se acercaba uno al escenario, más fuerte era el mal olor. Motivo: los “náufragos” concertacionistas, que con una bien planificada estrategia intentaron, en una verdadera operación comando, infiltrarse entre los trabajadores y tomar por asalto el escenario. Así pudimos ver entre el público a la exministra del Sernam Laura Albornoz, llevando un lienzo. Otras figuras o figurones circulaban saludando a medio mundo. Algunos fueron oportunamente detectados por los trabajadores, quienes les expresaron su indignación y repudio. Los más preparados en oportunismo y caradurismo lograron subir al escenario, con la complicidad de los dirigentes de la CUT, o mejor dicho, “invitados por ellos”. Así vimos en la tribuna -¿de “honor”?- a Latorre, Ximena Rincón, Andrade, el infaltable Guido Girardi, Carlos Montes, en fin, una variada fauna, que por un momento tiñó el escenario de amarillo, el color con el cual los trabajadores se refieren a sus enemigos de clase. Los trabajadores se hacían varias preguntas: ¿Dónde estaban estos defensores de los trabajadores cuando asesinaron a Rodrigo Cisternas? ¿O cuando en el Parlamento se aprobaban miserables aumentos del salario mínimo? Pero no nos podemos quedar en la superficie de lo anecdótico; debemos ir al fondo del asunto. No es algo para tomar a la ligera por qué pasa esto. De partida, la señal negativa que envía la CUT a los trabajadores, al permitirse convivir con estos personajes. Pareciese que la dirigencia de la CUT, más que representantes de los trabajadores y del mundo sindical, fueran representantes de los partidos políticos ante los trabajadores. encumbren a un cargo. El mejor El “líder” de la CUT, Arturo Martínez, plantea un posible paro nacional indefinido en el futuro, sabiendo de antemano que no se tiene la fuerza necesaria para ello. Él no sabe que los líderes lo son realmente cuando los trabajadores los reconocen como tales. No basta con que los partidos políticos losejemplo es que de los cuatro “líderes de los trabajadores” que fueron candidatos a Diputados, no salió ninguno. Una forma de ir cambiando esta percepción que tienen muchos de la CUT y sus dirigentes, sería que éstos sean elegidos en votación secreta y universal. Un trabajador, un voto. Que tengan la legitimidad de las bases. Ahí sí, otro gallo cantaría. Debiera también la CUT transparentar sus finanzas. De partida, informar en su página Web, por ejemplo, de qué viven los dirigentes del ejecutivo de la Central. Concretamente: ¿reciben un sueldo de sus partidos?, ¿les paga la CUT?, ¿viven de su sueldo en alguna empresa donde trabajan?, ¿tienen gastos de representación?, ¿por qué no publican su declaración de impuestos? Queremos una CUT “con paredes de cristal”. Saber, por ejemplo, cuánta plata recibió de parte de los Gobiernos de la Concertación, en detalle y año a año. Y por qué vías: ¿gastos reservados?, ¿Ministerio del Trabajo?, ¿Secretaría General de Gobierno? Y lo más importante: en quiénes y cómo se gastaron esos fondos. No debemos olvidar que "el que paga la orquesta, es el que pone la música”. Si se logra que estas cosas las conozcan los trabajadores y el pueblo en general, la CUT saldrá fortalecida y contará con la confianza de la opinión pública. Recién entonces podrá plantear grandes paros indefinidos. Si todo sigue como hasta ahora, el próximo 1º de Mayo tendremos que llevar nuevamente los limones y los pañuelos. Jorge G. Péfaur |
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