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lunes, 30 de agosto de 2010

EDUCAR – ORGANIZAR - LUCHAR




















CONFEDERACION GENERAL DE TRABAJADORES

CGT - CHILE


DECLARACION PUBLICA

Ha culminado el XI Congreso de nuestra organización. El balance no solo es positivo sino esperanzador por las proyecciones futuras de la acción sindical, por la capacidad de discusión y de propuestas demostrada por quienes participaron.

Se revisó nuestro trabajo y se fijaron pautas a futuro. Se aplicó el estatuto y se sancionó la ambigüedad, la irresponsabilidad y la falta de compromiso. Sabemos que bajan “nuestro números”, pero estamos confiados en que seguiremos creciendo. Se van expulsados por aplicación de estatutos 86 Sindicatos, bajando el número de afiliados a 155. De los 16.763 afiliados bajamos a 13.446 cifra que en breve se empinará sobre los 15.000 al concretarse nuevas afiliaciones que están en trámite.

Contamos con afiliados en 6 regiones del país y vínculos cercanos en otras 3. Los esfuerzos se harán por llegar a aquellas en las que no tenemos presencia y fortalecer nuestro trabajo en todo el país.

Se han aprobado importantes resoluciones que van orientadas a fortalecer el accionar de la CGT en sus diferentes áreas de trabajo. En esta ocasión queremos entregar para conocimiento general la resolución sobre:

EL ROL DE LA ORGANIZACION DE LOS TRABAJADORES

Desde nuestra fundación en 1981 hemos buscado concordar con otras organizaciones el quehacer del movimiento sindical poniendo énfasis en lo que une.

Participamos en todos los esfuerzos sindicales que en dictadura se fueron levantando para forjar la unidad de los trabajadores. Aunque no estábamos en los niveles en que se conversaba y resolvía sobre el que hacer del movimiento sindical, creímos importante participar en la Coordinadora Nacional Sindical y en el Comando Nacional de Trabajadores y suscribimos los llamados a contar con una sola y gran organización que pudiera potenciar la lucha de los trabajadores. No hemos renunciado a ese anhelo.

Por eso concurrimos a la constitución de la Central Unitaria de Trabajadores y suscribimos cada uno de sus documentos fundacionales. Si bien es cierto que estos no interpretaban el 100% de las aspiraciones de los trabajadores, eran el punto de partida para una nueva etapa. Con el plebiscito ganado al dictador y la elección en las urnas de un presidente, muchos confiamos en la pronta concreción de las demandas hechas, mas aún cuando respecto de los trabajadores, quienes llegaron al gobierno hicieron propuestas en su programa que permitían visualizar un avance importante en la legislación laboral. A poco andar nos dimos cuenta que en ambos casos solo se trató de buenas intenciones y que no había decisión de modificaciones reales.

No habría nuevo Código del Trabajo y las demandas de la CUT se transformarían en documentos sin valor al punto de ser ignoradas en la actualidad. No habría organización única y hoy existen 3 centrales de trabajadores, varias federaciones y confederaciones por rama e incluso 2, 3 y mas sindicatos por empresa, además de muchos Interempresas.

Pasaron 4 gobiernos de la Concertación y solo se hicieron reformas superficiales al Código del Trabajo, quedando en pie la obra gruesa de la dictadura e introduciéndose normas de flexibilización a la relación entre partes, además de la polifuncionalidad. Hasta hoy existen severas dificultades para el desarrollo de la organización sindical y la negociación colectiva, los patrones siguen contando con todas las ventajas para violar la ley y no hay fiscalización ni sanción efectiva.

Fuimos testigos de la toma de control del instrumento sindical por parte de los diversos partidos políticos. Nada era resuelto por los trabajadores y sus dirigentes, todo se resolvía en las comisiones sindicales de estos partidos y las propuestas que finalmente se votaban eran resultado de la correlación de fuerzas existente. A quienes reclamaron contra estas malas prácticas, se les acorraló y privó de sus cargos, se intentó y en algunos casos se logró sacarlos de sus organizaciones de base, en las que muchas veces se aplicaban métodos similares a los de la cúpula.

Muchos, cuya dependencia del aparato partidario era muy alta, se vieron obligados a adecuarse a esta forma de hacer sindicalismo que, independiente del tiempo que lleva en aplicación, es contraria a los principios de independencia y autonomía que reivindicamos para la organización sindical.

Nosotros, junto a otros sindicatos, optamos por la constitución de un instrumento unitario (MOSICAM) y el rechazo a esta forma de hacer movimiento sindical, por lo que decidimos denunciarlas públicamente y confrontar posiciones.

Lo dijimos entonces y lo reiteramos. No estamos contra partidos, movimientos o grupos así como tampoco cuestionamos ni impedimos la participación de los trabajadores en ellos. Lo que no aceptamos es el intento de estos instrumentos de querer hacerse del control de las organizaciones sindicales para transformarlas en correas transmisoras de sus líneas de acción.

Nuestro principal compromiso es no volver a repetir los errores que llevaron a la crisis al movimiento sindical. Los trabajadores, mas allá de donde hayan resuelto desarrollar su opción política y/o religiosa, tienen un adversario común. El capital en todas sus representaciones.

Así como creemos que los trabajadores pertenecen a una sola clase - la de los abusados en sus derechos - también sostenemos que el principal objetivo de esta clase trabajadora es la organización amplia y unitaria para confrontar a su adversario histórico.

Pueden y deben existir diversos instrumentos que cumplan este rol. Nosotros, desde nuestra visión, creemos que los Sindicatos son los llamados a jugar este papel de instrumento de organización de los trabajadores.

Una de las claves para la perdida constante de derechos está en la poca organización de los trabajadores así como la baja participación de estos en sus organizaciones. No escapa de esta evaluación el desarrollo y los resultados de movimientos huelguísticos legales y directos. En casi todos han sido factor influyente en los resultados, la baja y débil participación de los sindicalizados, así como la deficiente solidaridad que en muchas ocasiones llega a destiempo.

Solo contados sectores han podido exigir respuestas a sus demandas con acciones de fuerza - profesores, empleados públicos en general, trabajadores de la salud y algunos sindicatos del subcontrato - sin embargo los resultados no han sido lo suficientemente positivos para hablar de victorias que hayan marcado caminos para el futuro.

Se vive una crisis ya demasiado larga de organización y de líderes.

De organización, porque se hace cada vez mas común la constitución de varios sindicatos en una misma empresa y se privilegia la suscripción de convenios colectivos con grupos de trabajadores, en vez de desarrollar la negociación colectiva reglada, que posibilita el uso de la huelga en caso de respuestas negativas.

De lideres, porque se ha privilegiado el dialogo a espaldas de los trabajadores y la suscripción de acuerdos no siempre aprobados efectivamente por estos. No es menor la tendencia a la negociación de fueros y al abandono de las demandas de los representados. Muchas mesas de todo tipo y protocolos de acuerdo que huelen mas a derrotas que a avances.

Somos de los que creen que el problema no es generacional, no se trata de una lucha entre viejos y jóvenes dirigentes. Para nosotros es una cuestión de moral y de principios. Es la lucha entre los que están por la defensa constante de los derechos irrenunciables, versus quienes creen que por la vía del dialogo y la concesión podrá ser menos dura la explotación y el abuso.

Aunque hace algunos meses se ha instalado en el gobierno una nueva coalición política que prometió cambios en la forma de gobernar, tenemos la certeza que nada cambiará para beneficio de los trabajadores organizados y no organizados. El discurso, la definición de su que hacer, retoma planteamientos de los gobiernos anteriores como la adaptabilidad laboral, la disminución y termino de la indemnización por años de servicios, lo que en palabras simples es la decisión de continuar con las políticas regresivas respecto de los trabajadores y sus derechos.

Mientras se mantenga la hegemonía del capital y sus planteamientos, no se producirán cambios de fondo aunque pueda cambiar la orientación política de los gobernantes. El cambio solo se puede producir cuando los trabajadores rompan con lo establecido y vayan por sus reivindicaciones apoyados en una estructura unitaria y representativa.

Tenemos el deber ineludible de llegar con opinión y poner a disposición nuestra estructura para ayudar a dar el salto a quienes quieran hacerlo. Nadie sino los trabajadores mismos, organizados y activos junto a sus dirigentes, harán los cambios que el sindicalismo necesita.

Los trabajadores siguen siendo un actor importante, vital, en el proceso social. Tienen la obligación de sobreponerse a las derrotas y construir un instrumento que les devuelva la confianza en su capacidad de incidir en la historia.

Ese instrumento deberá ser amplio, plural, con dirigentes electos por votación directa y al que se cotice mensualmente. Un instrumento que relegue definitivamente los mecanismos que hoy están dañando el trabajo sindical.

La primera y gran tarea a desarrollar para esta construcción que proponemos está en el terreno de la educación e información. Boletines, cartillas, programas de radio, televisión, teatro callejero, entrega de propaganda educativa y reivindicativa en las calles servirán para este propósito. Hay que desarrollar cientos, miles de alternativas para llegar a los trabajadores. Utilizar Internet, paginas Web, correos electrónicos, será tan importante como el trabajo de persona a persona, las salidas callejeras y las exposiciones fotográficas con la historia. Las escuelas formadoras de dirigentes, la llegada de nuestra propaganda a los lugares de trabajo, son instrumentos importantes para crear y fortalecer la conciencia de los trabajadores.

La segunda tarea es el desarrollo de la organización. Muchos instrumentos deben nacer desde el movimiento de trabajadores, nosotros les llamaremos sindicatos. Deben ser amplios, pluralistas, independientes y autónomos en su gestión, con una visión de la organización que sobrepase la lucha reivindicativa. El trabajador debe encontrarse con una organización que responda a sus aspiraciones del presente y del futuro. Que le permita acceder y participar junto a su familia, que ponga a su disposición múltiples vías para el desarrollo personal (teatro, recreación, deportes, artesanía, etc.).

Una tercera tarea a asumir es la lucha por las reivindicaciones. Esta lucha de los trabajadores es y seguirá siendo primero una lucha económica. Debemos tener los elementos para promoverla y lograr éxitos cuando se instale. Es al calor de esta pelea por algunas monedas mas que el trabajador va concluyendo, en su diaria discusión con sus pares, que tal pelea es insuficiente, que hay que ir mas adelante, que hay que pensar, buscar, desarrollar el proyecto de una nueva sociedad que responda a esas aspiraciones de una vida distinta a la que llevan.

Educar. Organizar. Luchar. Así vemos el rol de la organización de los trabajadores y estaremos presentes en cada iniciativa que apunte en esa dirección.

Mientras esto se concreta a nivel nacional, nuestra obligación es seguir creciendo, educando, organizando y luchando. Es lo que debemos aplicar día a día en el trabajo con nuestros afiliados, es lo que debemos entregar a todos aquellos que nos buscan para iniciar el camino de la organización.

DIRECTORIO NACIONAL DE LA CGT

Santiago, Agosto de 2010


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