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martes, 22 de marzo de 2011


Santiago, 21 de marzo de 2011

Señor
Barak Obama
Presidente de los Estados Unidos.

Señor Presidente:

Somos una agrupación de chilenos y chilenas que hemos dado una larga lucha por mantener viva en la memoria colectiva a nuestros familiares detenidos y desaparecidos durante la Dictadura que encabezó Augusto Pinochet, por casi dos décadas en Chile.
Nos ha animado el objetivo de exigir justicia y la búsqueda de la verdad sobre las circunstancias en que los nuestros fueron detenidos, torturados y hechos desaparecer; pero sobretodo hemos levantado la voz desde el 11 de septiembre de 1973 para sensibilizar a las autoridades, a las instituciones y a la sociedad chilena en su conjunto sobre la importancia y el deber que tenemos todos en la defensa de los derechos humanos.

Sr. Presidente, usted ha dicho que es falsa la elección entre seguridad y respeto por los derechos humanos. Compartimos la idea que ningún fin justifica el atropello a los derechos de las personas. Que la nobleza de los propósitos políticos, sociales, económicos de los gobiernos y sus autoridades están condicionados por el respeto irrestricto a estos.

Sabemos del horror y el desamparo que se produce cuando quienes detentan el poder lo hacen sin la menor convicción ni compromiso con los derechos básicos de los ciudadanos. Hablamos desde la dolorosa experiencia de haber sufrido de cerca el peor tipo de terrorismo, el terrorismo de Estado.

Como es sabido el Estado chileno que debió garantizar los más básicos derechos a sus ciudadanos, fue transformado en una máquina de exterminio y represión brutal. El golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende, ejecutado por los militares chilenos, inspirados por grupos y líderes políticos derechistas, imponiendo unos de los regímenes del terror más repudiado de la historia humana, fue apoyado en su momento por el gobierno de Washington tal y como lo demuestran documentos desclasificados de la CIA.

Hemos visto como el mundo ha cambiado y como la democracia y los derechos humanos son condiciones que se van imponiendo lentamente en el discurso y en la acción de los estados; no obstante falta mucho por hacer en esta materia. Faltan actos y gestos que permitan construir confianza en los líderes mundiales responsables de fortalecer una cultura de respeto a hombres y mujeres.


Sr. Obama para nosotros sería un gesto valioso que Ud. pida perdón a nombre del Estado norteamericano, por las miles de víctimas que han dejado las políticas de intervención de los gobiernos de EE.UU. en nuestro país, en Latinoamérica y en diversas partes del mundo. Sin olvidar los recientes sucesos en el mundo árabe.

Sr. Presidente, los pueblos y las personas que hemos sufrido el atropello a nuestros derechos fundamentales, sabemos que el pasado no podemos corregirlo, sin embargo creemos que el futuro puede ser diferente, en la medida que en el presente se den pasos efectivos para fortalecer una convivencia democrática y respetuosa entre las personas y los países. Ese futuro en gran medida depende de lo que Ud. haga hoy.

AGRUPACIÓN DE FAMILIARES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS

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