Mario Waissbluth hastiado con la corrupción de toda la clase política: “Por favor, no nos traten más de imbéciles”
El ingeniero y uno de los
fundadores de Educación2020 hizo un brutal diagnóstico de la crisis que
vive la clase política a partir de los últimos escándalos que apuntan a
financiamiento irregular de campañas. Pidió que los involucrados digan
la verdad y que el país aproveche la contingencia para legislar y
establecer mayores sanciones que eviten una escalada de corrupción.
“Comenzó siendo un leve goteo, con los primeros pagos políticos de Penta. Era poquito, un Moreira por ahí, una Von Baer por allá. Luego, se convirtió en llovizna cuando se supieron más casos, Velasco, el yate, etc. Luego, vino la lluvia con Dávalos y SQM. Ahora, con las decenas de políticos ligados a la campaña de Piñera, la Alianza y la Nueva Mayoría que SQM ha develado hoy, es un chaparrón. Basta por favor de ‘errores involuntarios’, ‘tengo pena por mi hijo’, ‘teorías del empate’, ‘juro que no sabía’, ‘yo no fui’”, escribió Waissbluth en su cuenta de Facebook el lunes 23.
“Si las decenas de involucrados siguen tratándonos como imbéciles, con un chaparrón de ‘sálvense quien pueda’ individuales, la república de las verdades y mentiras a medias que hemos construido hasta ahora se convertirá en una república bananera de la desvergüenza. Todos hemos sabido por largo tiempo que las universidades lucraban y escogimos hacernos los imbéciles. Seguimos haciéndolo y ellos siguen llenándose los bolsillos, con subterfugios un poquito más sofisticados. Todos hemos sabido por décadas que una campaña de senador cuesta por lo bajo 500 millones y una de diputado 150 millones, y una del alcalde unos 50 millones, tanto para ganadores como para perdedores… y una presidencial varias veces más. Todos hemos sabido que el tráfico de platas y favores entre la gran mayoría de los empresarios y la gran mayoría de los parlamentarios ha sido la norma y no la excepción”, agregó.
Waissbluth apuntó, entre otros, a Carlos Larraín y Pablo Longueira para ejemplificar las malas prácticas, sin embargo, no excluyó a los representantes de la Nueva Mayoría. “Todos hemos sabido que en su momento Carlos Larraín hizo una ‘OPA’ y adquirió la mayoría de las candidaturas de RN, y similar cuestión hicieron Novoa y Longueira con la UDI. De ahí en adelante, fueron los capos de mafia de ambos partidos. Los que daban las órdenes. El que tiene la plata pone la música. Todos hemos sabido que la mayoría de los candidatos de la NM y similares han tenido que andar por ahí recogiendo migajas, y una que otra marraqueta para sus candidaturas. Todos hemos sabido que a la hora de las votaciones clave, las licitaciones, las contrataciones, los cambios de plano regulador, los permisos de construcción, los dueños del fundo que financiaron candidatos llaman ‘para cobrar en especie’”, afirmó.
Otro ejemplo, a su juicio, de la relación viciosa entre las empresas y la política es lo ocurrido con la Ley de Pesca. “Uno de los casos más patéticamente vergonzosos ocurrió con la Ley de Pesca, en que parlamentarios de ambas coaliciones le entregaron a perpetuidad las concesiones pesqueras a 7 familias. ¿Me van a decir que eso fue trigo limpio?, ¿me van a decir que eso no tiene que ver con financiamiento electoral? ¿O alguien me va a hacer creer que Penta y SQM eran los únicos, y que esto ocurrió únicamente en el 2009 y el 2013, y que sólo los que han salido hasta ahora al ruedo eran los únicos? Por pavor, no nos traten más de imbéciles. Sean hombrecitos y mujercitas, y salgan a decir toda la verdad y nada más que la verdad. Ahora. Sinceremos la cosa de una vez por todas”, pidió.
Sin embargo, aclaró que su intención no es acabar con la clase política, sino aprovechar la oportunidad para establecer una nueva legislación que evite una escalada de corrupción. “No se trata de prender una hoguera en la Plaza de la Constitución y carbonizarlos a todos. Son, para bien o para mal, el fruto de un sistema político crecientemente corrupto en sus reglas del juego fundamentales. Por supuesto, las ilegalidades deben ser castigadas. Pero no será para nada suficiente. Serán unos poquitos regaños y multas tributarias y no pasará de ahí. Si de este chaparrón no resulta una legislación con prohibiciones y penas draconianas en materia de financiamiento de la política, lobby y tráfico de influencias, y si no escogemos de una vez por todas salirnos del tobogán que nos está llevando rápido a la categoría de república bananera, habremos pasado una vez más por imbéciles”, dijo.
Por último Waissbluth advirtió lo que pasaría si el país no aprovecha esta contingencia para mejorar sus estándares. “¿Lo peor? Habremos desperdiciado una brillante oportunidad para construir un país digno y respetable, que sepa reencantar a las nuevas generaciones. A mí por lo menos, no sé a Ud., esto ya me tiene con vómitos y hasta las pelotas, si me perdona el exabrupto. Basta”, concluyó.
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