27/02/2015 | Por Equipo Cambio21
Primero fue Edo Caroe en el pasado Festival del Huaso de Olmué y ahora le tocó a Centella y a León Murillo en el Festival de Viña del Mar, quienes no tuvieron piedad con gobiernistas y opositores en sus celebradas rutinas. Según el sociólogo Pablo Huneeus, el gran problema que tienen los políticos es que "no se sabe si mandan" y que "da la sensación de que es Luksic el que manda, no tú ni yo".
Primero fue Edo Caroe en el pasado Festival del Huaso de Olmué y ahora le tocó a Centella y a León Murillo en el Festival de Viña del Mar, quienes no tuvieron piedad con gobiernistas y opositores en sus celebradas rutinas. Según el sociólogo Pablo Huneeus, el gran problema que tienen los políticos es que "no se sabe si mandan" y que "da la sensación de que es Luksic el que manda, no tú ni yo".
La
crisis que vive la política chilena parece no tener límites. A raíz de
los casos Penta, Soquimich y Dávalos-Caval, la molestia ciudadana ha
dado paso a un verdadero festín para los que hoy tienen voz y tribuna en
los escenarios de todo el país y en los canales de televisión: los
humoristas.
Primero fue Edo Caroe en el pasado Festival del Huaso de Olmué y ahora le tocó a Centella y a León Murillo en el Festival de Viña del Mar, quienes no tuvieron piedad con gobiernistas y opositores en sus celebradas rutinas.
Tanto impacto generó el raspacacho que le pegó Murillo a la Nueva Mayoría y a la administración de Michelle Bachelet (dijo que la coalición parece ampolleta, porque "siempre giran para la derecha"), que el mismísimo diputado y presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, se mandó flor de performance respecto a lo mal que está la actividad:
"Cuando uno lo único que escucha de la ciudadanía, anoche en el Festival de Viña se pifió a la Presidenta, los humoristas se solazan con el sistema político, con los parlamentarios y los políticos. Hoy ser político es una degradación y las instituciones están en crisis y hay que hacerse cargo de este problema".
"No vamos a parar"
Para Juan Carlos "Palta" Meléndez, homorista con varias participaciones en el evento de la ciudad jardín, el asunto es claro: "Los mejores libretistas son los políticos, porque son la consecuencia de sus propios actos".
En diálogo con Cambio21, el comediante señaló que "hoy la corrupción es un tema que indigna, por eso que la obligación de quienes hacemos humor es mirar la realidad del país y transformarnos en la voz del pueblo".
A su juicio, "los que tienen el poder han hecho lo que han querido con nosotros y resulta que la clase política está en deuda con la gente que ha votado por ellos. Los honorables eran unos personajes del siglo XIX que por trabajar de parlamentarios no cobraban nada. Eran honorables porque eran servidores públicos. Los de ahora no".
Y lo peor, asegura el artista es que "está pasando lo mismo que con Pinochet. Recuerdo que el público se reía con todas las cosas que hacía de Pinochet en los ´90".
"Ahora todas las bromas son hacia los políticos. Y no vamos a parar hasta que aparezca la decencia política", advirtió.
Chao Senado
Por su parte, el sociólogo Pablo Huneeus, nieto del fallecido senador Francisco Huneeus Gana ("trabajaba ad-honorem"), manifestó a este medio que el gran problema que tienen los políticos es que "no se sabe si mandan. Da la sensación de que es Luksic el que manda o de que están representando a otros, no a quienes los eligieron. Lo único cierto es que no mandas tú ni yo".
"Ellos se dedican al lucro y al negocio, por ende, lo primero que haría sería derrocar a los políticos eliminando el Senado. Hay varios países que gobiernan sin cámara revisora, que viene de los lords ingleses. Además, dejaría las dietas parlamentarias al mismo nivel que el sueldo mínimo, para ver cómo lo harían. Nótese que hasta la Constitución de 1925 se trabajaba por cero peso, aunque casi todos tenían una buena situación económica y buen patrimonio", comentó.
El escritor también recurre a la ironía y concluyó que "como les gusta tanto la plata, hay que informarles que la plata como metal produce senectud y muchas otras patologías. De hecho, en la decadencia de Roma muchos murieron por tener platos de plata".
Primero fue Edo Caroe en el pasado Festival del Huaso de Olmué y ahora le tocó a Centella y a León Murillo en el Festival de Viña del Mar, quienes no tuvieron piedad con gobiernistas y opositores en sus celebradas rutinas.
Tanto impacto generó el raspacacho que le pegó Murillo a la Nueva Mayoría y a la administración de Michelle Bachelet (dijo que la coalición parece ampolleta, porque "siempre giran para la derecha"), que el mismísimo diputado y presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, se mandó flor de performance respecto a lo mal que está la actividad:
"Cuando uno lo único que escucha de la ciudadanía, anoche en el Festival de Viña se pifió a la Presidenta, los humoristas se solazan con el sistema político, con los parlamentarios y los políticos. Hoy ser político es una degradación y las instituciones están en crisis y hay que hacerse cargo de este problema".
"No vamos a parar"
Para Juan Carlos "Palta" Meléndez, homorista con varias participaciones en el evento de la ciudad jardín, el asunto es claro: "Los mejores libretistas son los políticos, porque son la consecuencia de sus propios actos".
En diálogo con Cambio21, el comediante señaló que "hoy la corrupción es un tema que indigna, por eso que la obligación de quienes hacemos humor es mirar la realidad del país y transformarnos en la voz del pueblo".
A su juicio, "los que tienen el poder han hecho lo que han querido con nosotros y resulta que la clase política está en deuda con la gente que ha votado por ellos. Los honorables eran unos personajes del siglo XIX que por trabajar de parlamentarios no cobraban nada. Eran honorables porque eran servidores públicos. Los de ahora no".
Y lo peor, asegura el artista es que "está pasando lo mismo que con Pinochet. Recuerdo que el público se reía con todas las cosas que hacía de Pinochet en los ´90".
"Ahora todas las bromas son hacia los políticos. Y no vamos a parar hasta que aparezca la decencia política", advirtió.
Chao Senado
Por su parte, el sociólogo Pablo Huneeus, nieto del fallecido senador Francisco Huneeus Gana ("trabajaba ad-honorem"), manifestó a este medio que el gran problema que tienen los políticos es que "no se sabe si mandan. Da la sensación de que es Luksic el que manda o de que están representando a otros, no a quienes los eligieron. Lo único cierto es que no mandas tú ni yo".
"Ellos se dedican al lucro y al negocio, por ende, lo primero que haría sería derrocar a los políticos eliminando el Senado. Hay varios países que gobiernan sin cámara revisora, que viene de los lords ingleses. Además, dejaría las dietas parlamentarias al mismo nivel que el sueldo mínimo, para ver cómo lo harían. Nótese que hasta la Constitución de 1925 se trabajaba por cero peso, aunque casi todos tenían una buena situación económica y buen patrimonio", comentó.
El escritor también recurre a la ironía y concluyó que "como les gusta tanto la plata, hay que informarles que la plata como metal produce senectud y muchas otras patologías. De hecho, en la decadencia de Roma muchos murieron por tener platos de plata".
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