Por Verónica Romero
El brigadier retirado del Ejército Víctor Pinto estuvo recluido en el penal Punta Peuco por el homicidio del sindicalista de la ANEF y por otros crímenes cometidos durante la dictadura. Con la muerte del alto jefe militar se pierde información que podría haber conducido a la justicia y verdad sobre diferentes actos contra los derechos humanos en Chile.
El
25 de febrero de 1982 se produjo el asesinato del dirigente de la
Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), Tucapel Jiménez, padre
del diputado Tucapel Jiménez Fuentes (PPD), el autor intelectual fue
el brigadier del Ejército, Víctor Raúl Pinto Pérez, comandante del
Cuerpo de Inteligencia del Ejército (CIE), grupo de superagentes dentro
de la DINE.
Entre los casos que se le atribuye su autoría está el del reservista Manuel Rojas Fuentes, René Martínez Aliste, once trabajadores de la Maestranza de Ferrocarriles de San Bernardo, algunos ejecutados políticos de Paine que fueron trasladados al cerro Chena, entre los que se encontraba Tucapel Jiménez, quien recibió cinco disparos en la cabeza y luego fue degollado.
Por el homicidio calificado de Tucapel Jiménez, el magistrado, Sergio Muñoz, condenó al general (r) Arturo Ramsés Álvarez Sgolia, quien era el director de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), a 10 años de presidio, como autor del homicidio calificado, fue quien dirigió toda la operación. Fue condenado a presidio perpetuo el mayor (r) Carlos Arturo Fernando Herrera Jiménez, autor confeso del crimen. Como autores de homicidio calificado, fue condenado el brigadier (r) Víctor Pinto Pérez y el teniente coronel (r) Maximiliano Ferrer Lima, ambos con una condena de ocho años de presidio mayor en su grado mínimo.
Cuando se perpetró el homicidio del sindicalista de la ANEF, Víctor Pinto Pérez se desmayó cuando Herrera Jiménez le entregó su chaqueta de cuero manchada con la sangre de Tucapel Jiménez.
Con respecto a esto, el periodista Benedicto Castillo, autor del libro "Emblemático crimen de Tucapel Jiménez: El cóndor quiere carne" (frase que explica que Pinochet quiere que maten a los opositores, comunistas y marxistas), donde se cuenta la historia del asesinato del sindicalista, comentó a Cambio21 que "en el asesinato de Tucapel Jiménez, participaron muchas personas, oficiales, suboficiales y civiles. La unidad especializada que actuó directamente está integrada por tres sujetos, el mayor Herrera Jiménez, el suboficial Miguel Letelier y el suboficial Miguel Contreras Donaire, estos dos últimos participan en el degüello y el primero le dispara cinco tiros en la cabeza de Tucapel Jiménez".
Pinto Pérez, quien ordenó el asesinato de Tucapel Jiménez, estuvo recluido en la cárcel de Punta Peuco. El exmilitar falleció y sus camaradas del penal publicaron en El Mecurio una sentida despedida al brigadier Víctor Raúl Pinto Pérez, con respecto a esto, Castillo comentó que "está bien. El hecho que estos sean convictos por graves hechos delitos, no significa que no tengan derechos, ni la libertad que a tantos millones de chilenos ellos les conculcaron, de rendirse los homenajes que puedan y si es posible hacerlo en El Mercurio, está bien".
Sobre la muerte de Pérez, Benedicto Castillo comentó que "tengo la impresión que cuando muere un reo de la importancia de este, considerando el crimen por el que se le condenó, lo primero que me parece extraño es que no haya habido ninguna reacción del tipo sentimental, ni de la familia de Tucapel Jiménez ni de su hijo el diputado, ni de las organizaciones de derechos humanos que están clamando información, verdad y que todos los hechos que siguen en la penumbra puedan ser esclarecidos con la ruptura de los pactos de silencio".
Entre los casos que se le atribuye su autoría está el del reservista Manuel Rojas Fuentes, René Martínez Aliste, once trabajadores de la Maestranza de Ferrocarriles de San Bernardo, algunos ejecutados políticos de Paine que fueron trasladados al cerro Chena, entre los que se encontraba Tucapel Jiménez, quien recibió cinco disparos en la cabeza y luego fue degollado.
Por el homicidio calificado de Tucapel Jiménez, el magistrado, Sergio Muñoz, condenó al general (r) Arturo Ramsés Álvarez Sgolia, quien era el director de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), a 10 años de presidio, como autor del homicidio calificado, fue quien dirigió toda la operación. Fue condenado a presidio perpetuo el mayor (r) Carlos Arturo Fernando Herrera Jiménez, autor confeso del crimen. Como autores de homicidio calificado, fue condenado el brigadier (r) Víctor Pinto Pérez y el teniente coronel (r) Maximiliano Ferrer Lima, ambos con una condena de ocho años de presidio mayor en su grado mínimo.
Cuando se perpetró el homicidio del sindicalista de la ANEF, Víctor Pinto Pérez se desmayó cuando Herrera Jiménez le entregó su chaqueta de cuero manchada con la sangre de Tucapel Jiménez.
Con respecto a esto, el periodista Benedicto Castillo, autor del libro "Emblemático crimen de Tucapel Jiménez: El cóndor quiere carne" (frase que explica que Pinochet quiere que maten a los opositores, comunistas y marxistas), donde se cuenta la historia del asesinato del sindicalista, comentó a Cambio21 que "en el asesinato de Tucapel Jiménez, participaron muchas personas, oficiales, suboficiales y civiles. La unidad especializada que actuó directamente está integrada por tres sujetos, el mayor Herrera Jiménez, el suboficial Miguel Letelier y el suboficial Miguel Contreras Donaire, estos dos últimos participan en el degüello y el primero le dispara cinco tiros en la cabeza de Tucapel Jiménez".
Pinto Pérez, quien ordenó el asesinato de Tucapel Jiménez, estuvo recluido en la cárcel de Punta Peuco. El exmilitar falleció y sus camaradas del penal publicaron en El Mecurio una sentida despedida al brigadier Víctor Raúl Pinto Pérez, con respecto a esto, Castillo comentó que "está bien. El hecho que estos sean convictos por graves hechos delitos, no significa que no tengan derechos, ni la libertad que a tantos millones de chilenos ellos les conculcaron, de rendirse los homenajes que puedan y si es posible hacerlo en El Mercurio, está bien".
Sobre la muerte de Pérez, Benedicto Castillo comentó que "tengo la impresión que cuando muere un reo de la importancia de este, considerando el crimen por el que se le condenó, lo primero que me parece extraño es que no haya habido ninguna reacción del tipo sentimental, ni de la familia de Tucapel Jiménez ni de su hijo el diputado, ni de las organizaciones de derechos humanos que están clamando información, verdad y que todos los hechos que siguen en la penumbra puedan ser esclarecidos con la ruptura de los pactos de silencio".
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