Por Equipo El Desconcierto | 12/10/2014
La
escena la presenciaron cientos de testigos durante el último funeral de
un sacerdote católico al que asistieron miles de personas en Chile: el
del emblemático párroco de La Victoria Pierre Dubois. La marcha de
pobladores caminó varios kilómetros desde Pedro Aguirre Cerda hasta la
Catedral de Santiago y, entre ellos, el sacerdote Mariano Puga con
chaleco chilote y ojotas. Al llegar a la Catedral esperaba, con los
elegantes purpurados y otros símbolos de la autoridad eclesial, la
jerarquía católica encabezada por monseñor Ricardo Ezzati. Puga
dejó los restos de Dubois a la entrada y se retiró diciendo, mientras
apuntaba al interior de la Catedral: “¡Dios no está ahí, Dios está donde
estaba el Pierre, con los pobres!”
Esta anécdota refleja, más que una cuestión de estilos, las distintas miradas respecto a la relación de la iglesia católica con la sociedad chilena y, muy especialmente, el modo en que tres de los sacerdotes más admirados por su testimonio pueden ser –por lo mismo- sospechosos para el Arzobispo de Santiago.
Según el diario La Tercera, a principios de septiembre Ezzati eligió una reunión de rutina con los representantes de la Vicaría Zona Norte para explicitar su “preocupación” frente a los puntos de vista sostenidos públicamente por estos tres sacerdotes. El también presidente de la Conferencia Episcopal ha sentido como conflictiva y crítica a su conducción la posición de los curas frente a la reforma educacional del Gobierno, el aborto, el matrimonio homosexual y la desigualdad en el país.
Algunas de las afirmaciones que han motivado la denuncia al Vaticano han sido, en el caso de Puga, que “la Iglesia, en vez de ser la que destruía el concepto de clases, lo fortaleció: colegios para los pobres, otros para los indígenas, otros para la clase alta”. Y, en el caso de Aldunate, que “el homosexual tiene derecho a amar y compartir su vida con otra persona”. Berríos, por su parte, luego de las declaraciones críticas sobre la iglesia católica al regresar de su misión en África dijo hace pocos días que “no soy muy querido en ciertos sectores de la Iglesia Católica chilena. No hay que ser sabio para darse cuenta”.
Según el matutino, el nuncio apostólico Ivo Scapolo confirmó a los tres sacerdotes que Ezzati elevó una denuncia al Vaticano contra ellos, por lo que se encuentran oficialmente bajo investigación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es la poderosa instancia encargada de velar por la correcta aplicación de la doctrina católica a nivel mundial.
Esta anécdota refleja, más que una cuestión de estilos, las distintas miradas respecto a la relación de la iglesia católica con la sociedad chilena y, muy especialmente, el modo en que tres de los sacerdotes más admirados por su testimonio pueden ser –por lo mismo- sospechosos para el Arzobispo de Santiago.
Según el diario La Tercera, a principios de septiembre Ezzati eligió una reunión de rutina con los representantes de la Vicaría Zona Norte para explicitar su “preocupación” frente a los puntos de vista sostenidos públicamente por estos tres sacerdotes. El también presidente de la Conferencia Episcopal ha sentido como conflictiva y crítica a su conducción la posición de los curas frente a la reforma educacional del Gobierno, el aborto, el matrimonio homosexual y la desigualdad en el país.
Algunas de las afirmaciones que han motivado la denuncia al Vaticano han sido, en el caso de Puga, que “la Iglesia, en vez de ser la que destruía el concepto de clases, lo fortaleció: colegios para los pobres, otros para los indígenas, otros para la clase alta”. Y, en el caso de Aldunate, que “el homosexual tiene derecho a amar y compartir su vida con otra persona”. Berríos, por su parte, luego de las declaraciones críticas sobre la iglesia católica al regresar de su misión en África dijo hace pocos días que “no soy muy querido en ciertos sectores de la Iglesia Católica chilena. No hay que ser sabio para darse cuenta”.
Según el matutino, el nuncio apostólico Ivo Scapolo confirmó a los tres sacerdotes que Ezzati elevó una denuncia al Vaticano contra ellos, por lo que se encuentran oficialmente bajo investigación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es la poderosa instancia encargada de velar por la correcta aplicación de la doctrina católica a nivel mundial.
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