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lunes, 6 de octubre de 2014

En un nuevo aniversario del triunfo del NO Huneeus golpea a la Concertación:

“Nos ha hecho muy mal decir que hemos sido la transición más exitosa de América Latina”

“El subestimó a Jorge Ballerino, la seducción de Ballerino en Enrique Correa es completa. Correa cedió todo, cultivó incluso una relación antes de ser ministro, lo que fue una pésima señal para los militares. Era un ministro socialista que hablaba bajo cuerda con Ballerino, que era el jefe político de Pinochet, siguiendo un doble juego que tuvo un costo muy alto para la Concertación”, sostiene el sociólogo y académico.
El sociólogo, académico y ex embajador, Carlos Huneeus, realiza una dura crítica a los cuatro gobiernos de la Concertación, cuestionando el rol que cumplieron algunas emblemáticas figuras del bloque de centroizquierda como Enrique Correa, Edgardo Boeninger, Ricardo Lagos y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, mencionando que “este país tiene que revisar algunos santos que están en los altares”.
Huneeus está estrenando su libro La democracia semisoberana. Chile después de Pinochet, en el que hace un análisis duro a los 20 años de gobierno de la Concertación, colocando también las deudas y las limitaciones que tiene el sistema chileno.
En entrevista concedida La Tercera, el académico explica que el ex Presidente Ricardo Lagos cometió muchos errores, y “como fue el primer presidente de izquierda después de Allende, debió pensar menos en reconstruir confianzas del empresariado con la izquierda. Debió profundizar transformaciones que no hicieron los gobiernos anteriores y que él pudo haber hecho. Desde ese punto de vista, su gestión me parece insuficiente”.
Huneeus explica que es crítico de muchos ministros de los gobiernos de la centroizquierda, no sólo de Edgardo Boeninger, y apunta sus dardos a Enrique Correa que “tuvo una influencia enorme en el tema militar, algo que no le correspondía a él, y también del ministro (Alejandro) Foxley . Esta país tiene que revisar algunos santos que están en los altares”.
Sobre Boeninger, explica que “él se metió un muchas cosas, trató de intervenir en todo sin tener visión de las necesidades del país y, para peor, con una visión demasiado conservadora. Boeninger no tenía una visión de país, era un político, negoció mucho y muchas veces las negociaciones fueron malas”.
Y agrega que “Boeninger era un tipo extraordinariamente inteligente, pero que tenía demasiada información y no tenía visión como líder. Nunca ganó una elección, no tiene una visión de la política. El tiene una visión de las políticas del gobierno, él fue un funcionario público distinguido que redujo la política a la formación de políticas. La democracia es más que eso. Nos ha hecho muy mal decir que hemos sido la transición más exitosa de América Latina, y que la Concertación es la coalición más exitosa de Chile”.
Menciona que Boeninger es el más representativo de lo que denomina “consenso excesivo”, esto “por su inteligencia y la extraordinaria seducción que atrajo a mucha gente, pero hay otros ministros que también aparecen como insustituibles. Esa personalización de que el Chile de la Concertación se debe a tres o cuatro ministros me parece un narcisismo tremendo, que le hace daño a la renovación de la agenda democrática”.
Respecto a Enrique Correa, Huneeus mantiene una fuerte crítica a lo que fue su gestión, cuestionándole su rol como ministro secretario general de Gobierno y su relación con los militares.
El subestimó a Jorge Ballerino, la seducción de Ballerino en Enrique Correa es completa. Correa cedió todo, cultivó incluso una relación antes de ser ministro, lo que fue una pésima señal para los militares. Era un ministro socialista que hablaba bajo cuerda con Ballerino, que era el jefe político de Pinochet, siguiendo un doble juego que tuvo un costo muy alto para la Concertación”, sostiene.
Y a renglón seguido precisa que “Correa es un político para el que el gobierno y lo suyo no están separados, y ha seguido en eso. Con eso él consolida su liderazgo personal. Él es un político, y los políticos buscan intereses personales. No entiendo por qué la renovación de los dirigentes de izquierda, en especial los ex Mapu, es sinónimo de derechizarse. Por qué la renovación no significa buscar nuevas políticas para llevar adelante utopías y objetivos, y no ceder banderas y tomar las posiciones de la derecha”.

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