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lunes, 23 de marzo de 2015

Aumenta presión por separar del partido a los involucrados en Penta

Chao Jovino

El poder de Novoa en la UDI solía ser incuestionable. Su nombre era tan temido como venerado. Eso hasta que se desató la peor crisis que ha atravesado el partido. Las consecuencias políticas del caso Penta tienen al histórico dirigente en la cuerda floja. Desde su entorno confirman que si en el Consejo General del próximo 10 de abril no logra imponer la opción de Macaya, y su adversario, Hernán Larraín, es ratificado como líder de los gremialistas, habrá llegado el fin de su era.
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En la UDI nadie se atreve a atacar abiertamente al hombre más poderoso e influyente de los gremialistas: el hasta hace poco intocable Jovino Novoa. Menos aún a sugerir su salida. Sus adversarios le temen y miden sus palabras para referirse a él. Por eso, la arremetida de la ex candidata presidencial, Evelyn Matthei, cayó como una bomba de racimo al interior del partido.
En entrevista con Tomas Mosciatti, la ex senadora sostuvo que todos los involucrados en el Caso Penta tienen que dejar el partido. Habló de expulsar a Carlos Alberto Délano y, tras la insistencia del comentarista político en el noticiero de Mega, agregó que Novoa “tiene que irse ahora de la UDI”. La única excepción la hizo con Iván Moreira, porque es el único que ha reconocido públicamente los aportes irregulares a su campaña.
Matthei, en su estilo directo, explicitó algo que ya estaba latente y era comentado en privado por algunos dirigentes. El fundador de la UDI y heredero directo de Jaime Guzmán, como nunca antes había sucedido en el gremialismo, se volvió una figura incómoda, que genera discrepancias y críticas en varios sectores del partido, donde han insinuado que ya es hora de que dé un paso al costado de la colectividad. Dicha opinión es mayoritaria, sobre todo entre los que apuestan a dar un giro en la estrategia diseñada por la mesa directiva –y desde la trastienda por el propio Novoa– para enfrentar las turbulencias del caso Penta.
Varios responsabilizan a Novoa de los altos costos que ha pagado la UDI por sostener la tesis de presunción de inocencia y no aplicar sanciones contra los parlamentarios involucrados. Algunos sostienen que la razón de fondo de la mesa directiva, controlada por Novoa, para aplicar esa estrategia, tenía el objetivo claro de proteger al fundador de la UDI. El histórico dirigente nunca reconoció las irregularidades, pese a que los controladores de Penta, Carlos Alberto Délano y Juan Carlos Lavín, ya reconocieron ante el fiscal, Carlos Gajardo, que él estaba a cargo de reunir los fondos con boletas ideológicamente falsas, lo que fue complementado y ratificado por la propia secretaria del ex senador, Bernardita Chamorro, que declaró que él le daba instrucciones verbales sobre monto, fecha y glosa de las boletas.

Novoa, en todo momento, ha negado cada uno de los antecedentes. Incluso, cuando se conocieron las primeras acusaciones, mediante filtraciones en la prensa, fue tajante: “La publicación en lo que se refiere a mi persona es absolutamente falsa. No existe ni ha existido un sistema de financiamiento ilegal para la UDI. Yo jamás he participado en ningún financiamiento que no esté de acuerdo a la ley de financiamiento de los partidos y jamás he actuado en forma ilegal en mi vida”. De paso, acusó a Bravo de calumnias y criticó las filtraciones.
Una línea que no variará ahora que le llegó la hora de tener que hablar ante tribunales. Su defensa, a cargo de los abogados Miguel Schweitzer, Francisco Cox y Matías Balmaceda, se centrará en desvirtuar las acusaciones en su contra, plan con el que el equipo jurídico pretende enfrentar la citación a declarar –por segunda vez– que le hizo la Fiscalía. La idea es una: sostener la tesis inicial: que Novoa no ha incurrido en ilícitos.
Su férrea oposición a admitir las irregularidades está minando su poder y debilitando su influencia. Un diputado cercano a Hernán Larraín afirmó que: “Novoa y cualquier cosa que huela a Penta está siendo muy cuestionada, están perdiendo influencia. Se están soltando un poco las ataduras. No ha ido a las últimas comisiones políticas, existe ahora un pequeño margen, al menos ya no actúa tan visiblemente”. De hecho, de las últimas cinco comisiones políticas solo ha estado presente en dos.

El fracaso del plan

El líder de los gremialistas planeó cuidadosamente su retiro de la primera línea del partido. Una nueva generación de dirigentes, designados por él y encabezados por Ernesto Silva, quedarían a cargo de la renovación generacional y la defensa a ultranza del modelo económico. Así, desde lejos, mientras se dedicaba a sus labores de agricultor en Puerto Varas, Novoa podría retener el control del partido e impedir que otras facciones más moderadas se tomaran el poder. Pero luego estalló el caso Penta y su plan se vino abajo y con eso, el poder incuestionable que ostentaba en el partido.
Mientras más antecedentes se conocían del vínculo entre el Grupo Penta y la UDI, el diseño inicial de la mesa directiva fue volviéndose cuesta arriba. Tras los duros resultados en las encuestas, que llegaron a un histórico 11% de adhesión en enero, surgieron las críticas de sus socios de la Alianza. Y peor aún, la conocida disciplina de los militantes gremialistas nuevamente se empezó a fracturar.
Influyentes parlamentarios, como Víctor Pérez y Larraín, presionaron por un cambio en la conducción e hicieron diversos cuestionamientos por la prensa. El quiebre en la mesa directiva se provocó, justamente, por el rol que estaba ejerciendo Novoa en el manejo de la crisis. Francisco de la Maza le espetó a Silva que él era vicepresidente de un partido y no de una persona, en alusión a Novoa, y tras la filtración de las críticas internas, la división de la mesa y la formalización que dejó a su tío Carlos Alberto Délano en prisión, el delfín de Novoa se vio obligado a dejar la presidencia.
La caída de Silva fue una muestra concreta más del deterioro que está sufriendo el poder de Novoa en el seno del gremialismo. Uno de los abogadores fundadores de la UDI reconoció que “la influencia total y sin contrapesos de Novoa con la mesa fue total hasta la caída de Silva”. Algo que el entorno del ex senador se resiste a aceptar. Es más, recalcan que la verdadera “prueba de fuego” se vivirá en el Consejo General del 10 de abril.
Novoa quiere y aspira a que el actual timonel interino, Javier Macaya, sea ratificado por el Consejo General, porque, al igual que Silva, el diputado pertenece al grupo de los elegidos por el ex senador, para mantener a través de él el poder en el partido y la defensa irrestricta del modelo. Pero si dicha instancia partidista se inclina por elegir a al senador Larraín como próximo presidente de la UDI, opción que en estos días está ganando adeptos, muchos consideran que será “el fin de la era” de Jovino Novoa y de su otrora poder absoluto.
Desde el entorno de Novoa comentaron que el fundador de la UDI considera que Larraín “es un académico, no un político” y cree que hoy, más que nunca, es la hora de los políticos. Por eso, está apoyando la candidatura de Macaya, que le da continuidad al proceso iniciado por Silva.
El problema de Macaya, a ojos de muchos en la UDI, es que consideran que él también ya “está quemado” por el caso Penta, que no tiene espaldas políticas suficientes para dirigir el partido y que, por tanto, es un riesgo alto, porque hay conciencia de que ya no hay espacios para más errores en la nueva mesa directiva que deberá asumir después del consejo.
En la tienda de Suecia comentan que lo más probable es que se llegue al 10 de abril con una lista de consenso transversal: “Seguramente será liderada por Larraín y tendrá representantes de todos los sectores de manera más transversal, no como ahora que era una mesa de Novoa. Esta nueva generación son los clones de los coroneles”, afirmó un diputado disidente.
Otro golpe a la influencia de Novoa es que probablemente se realizará un Consejo Doctrinario para revisar y corregir los fundamentos del partido y redefinir hacia dónde y cómo debe proyectarse la UDI en los próximos años. Al respecto, Larraín afirmó que es necesario dar un giro radical y habló de “una reingeniería muy profunda”, que apueste a recuperar el proyecto popular y cortar los lazos con el poder económico y el mundo empresarial.
Entre los intentos fracasados del jovinismo por retomar el control, la jefa de la bancada, María José Hoffmann, en una reunión en Valparaíso, trató de alinear a los diputados tras el nombre de Macaya, pero rápidamente fue frenada y se instaló la premisa en cuanto a que, antes que nombres, es necesario evaluar cuál es el proyecto que llevarán adelante.
Además, en contra de los deseos de Novoa, se está comenzando a discutir sobre la necesidad de congelar la militancia de los parlamentarios “invitados” a declarar por la Fiscalía: Ena von Baer, Felipe de Mussy e Iván Moreira. Esta tesis la estaría impulsando, principalmente, de la Maza y contaría con el apoyo de los sectores disidentes.
Pero hay quienes siguen defendiendo el poder de Novoa y aseguran que éste está intacto. El diputado Arturo Squella, uno de los más cercanos al ex senador, comentó que “siempre va ser una persona relevante de escuchar. Tiene mucha experiencia y trayectoria, posee gran influencia sobre la inmensa mayoría de los militantes de la UDI. No hay militante que no sienta admiración por él, eso se mantiene intacto”, a la vez que cree que, si bien a algunos les puede molestar su estilo directo y franco para decir las cosas –que otros consideran duro–, su apoyo no se ve afectado por eso”.
Uno de los alcaldes de la disidencia interna de la UDI agrega que Novoa cuenta con amplios respaldos: “Él está actuando de común acuerdo con los coroneles, ellos avalaron la tesis de presunción de inocencia. Tiene la misma influencia de siempre. Se ha hecho lo que él ha dicho, si no, no hubiera pasado todo lo que pasó”.
En el entorno de Novoa comentan que el ex senador “está dolido con todo esto” y concentrado en la defensa de su proceso judicial. Los suyos creen que incluso en el supuesto –que no reconocen– de que existieran platas irregulares para las campañas, eso “sólo graficaría cómo para Novoa siempre lo primero fue el partido y la defensa de las ideas”.

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