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martes, 7 de septiembre de 2010

EXCLUSIVO: ANTECEDENTES SOBRE INFILTRACION POLICIAL EN MARCHA DE LA ANEF

Vea el momento en que el infiltrado pierde la mochila.Video captado por TeleSur.: http://www.youtube.com/watch?v=vBUcfbtco5Y&feature=player_embedded#!


Paola del Pilar Mejías Espinoza, Katerina Elizabeth González Arévalo y Paulina Cid Vega, las funcionarias del SERNAM involucradas en el caso del subteniente de Carabineros infiltrado en la marcha de la ANEF, presentaron un recurso de Amparo ante la Corte de Apelaciones de Santiago, donde no sólo hacen un pormenorizado relato de los hechos del jueves 26 de agosto, sino que denuncian amenazas y seguimientos posteriores.

Diputados Hugo Gutierrez y Tucapel Jiménez entablaron denuncia en la Corte Marcial.

Diputado Guillermo Teillier pidió explicaciones al Ministro del Interior.

Relato de Paola del Pilar Mejias Espinoza y Katerina Elizabeth González Arévalo:

El 26 de Agosto de 2010, estábamos participando en la marcha convocada por la ANEF. A las 14:30 horas, ya se estaba acabando la actividad cuando vemos que las fuerzas especiales de Carabineros de Chile agrediendo a unos jóvenes estudiantes secundarios que llevaron detenidos.

En ese minuto, nosotros tratamos de liberar a los estudiantes de la policía y se produjo un enfrentamiento con patadas y combos.

Una de las señoras nos pasó una mochila que nos dijo que era de un joven detenido, para que llamemos a los padres de él.

Después hubo bombas lagrimógenas y nosotros nos sentamos en la plaza que está en avenida Los Héroes con av. San Martín.

Estábamos sentadas y se coloca al lado de Katerina un hombre de muy mal aspecto, que empieza a forcejear con ella, tomándola del brazo.

Se identificó como carabinero, la insultó fuertemente y le exigió que le devuelva la mochila. Por su aspecto nos pareció que nos estaba mintiendo y que era un delincuente que quería asaltarnos.

Paola se pone a gritar, diciendo que era un ladrón. Todo pasó en un breve instante. El hombre hace un gesto como que iba a sacar algo del pantalón y Paula grita "¡lleva un cuchillo!".

En ese momento, llega la multitud que participaba en la marcha (funcionarios, periodistas y estudiantes) y el sospechoso escapa. Al rato, miembros de la multitud lo reconocen y afirman que se trataba de un carabinero de civil infiltrado en la marcha. Paola se quedó con la mochila.

siguen al supuesto carabinero que entra a un restaurante en Alameda con San Martín, cuando llega un inmenso contingente policial que dispara bombas lagrimógenas, disuelve el sector e incorpora al efectivo a sus filas.

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Llega el Coronel Castro. Katerina lo increpa por la responsabilidad frente a sus subalternos, pero éste no responde.

En ese momento, Paola abre la mochila para ubicar información del dueño del estudiante para devolvérsela, cuando se encuentra que en su interior hay esposas, equipos de radio, la identificación de funcionario de carabineros y una billetera, entre otros elementos.

El objetivo era depositar la mochila en las dependencias de la ANEF, que estaba a una cuadra del lugar. Una dirigenta se lleva mochila, y nosotras vamos detrás de ella, cuando nos rodea un contingente de fuerzas especiales que señala a Katerina y un grupo de veinte efectivos la rodean y empiezan a empujarla, a patearla y la suben al bus de carabineros. Al rato suben a Paula al bus también. Una vez que nosotras dos estábamos adentro vemos que la hija de Katerina (Elizabeth Sáez González, de 16 años) seguía siendo brutalmente golpeada afuera, y por instinto la madre empieza a gritar para.que la suelten, y la ingresan al bus. En el bus nos golpearon.

Estábamos las tres en el bus, en el apartado de carabineros de civil. Nos dirigimos a la 3ra Comisaría de Santiago. En el trayecto se sube el efectivo de civil que intimidó a Katerina anteriormente por la mochila, y que se había refugiado en el restaurante. Se acerca directamente a ella y preguntó agresiva e insistentemente por la mochila.

Queremos hacer notar que nunca nos leyeron derechos, ni mostraron orden de detención alguna ni nos dijeron a dónde nos dirigíamos.

Llegamos a la comisaría, nos quedamos en el patio, nos pidieron el carné de identidad. Llevan a Katerina a una sala especial.

Entra y se encuentra con los mismos efectivos de civil que estaban en el bus y la someten a un "interrogatorio" por el destino de la mochila - que, como dijimos, una dirigenta de la ANEF había guardado y no teníamos con nosotros- en la que la golpearon y la ofendieron psíquicamente, con improperios brutales que no son digno de repetirse en estas letras, y amenazándola con "pudrirla en la cárcel", con "perseguir a su hija", repitiéndole constantemente, con un modo intimidador "que sabemos donde viví, te vamos a perseguir, no vas a poder hacer tu vida tranquila, que te cuides mucho, cuida a tu hija".

Luego interrogan a Paola, y luego a Elizabeth; buscando la mochila, con garabatos. El carabinero que perdió la mochila, nos interrogó con amenazas.

Entre tanto, Raúl de la Puente, presidente de la ANEF, negocia con el coronel de Comisaría, ("coronel Castro"), la salida de nosotras a cambio de la mochila.

A las 18 horas, le entrega la mochila y nos llevan al galpón donde estaban los demás detenidos. A las 21 horas nos liberan definitivamente. Luego fuimos a constatar lesiones a la posta central, con Elizabeth.

Relato de Paulina Cid Vega:

En mi calidad de presidenta de la asociación de funcionarios del SERNAM, negocié los trámites de liberación de las recurrentes con el coronel Castro el día de la marcha.

El día siguiente, 27 de Agosto, me subo al metro en Plaza Egaña, a las 9 a.m. y reconozco al un joven de pelo castaño corto, con rizos, de 1,70, como uno de los efectivos de policía de civil de la 3a Comisaría, que estaba el día anterior en el proceso de negociación. Por prevención, me cambio de vagón.

Pasan cinco minutos, no lo veo y pienso que se trata de una coincidencia. En el cambio a la línea 1, me bajo y noto que él también se baja.

Espero a que me pase, noto que se pierde entre la multitud y me quedo "haciendo tiempo" unos tres minutos más. Sigo haciendo el recorrido y, en medio de la multitud, entro al tren y me siento.

Cuando me incorporo, me doy cuenta que el efectivo de carabineros estaba sentado dos metros al lado mío. Me pongo muy nerviosa y descarto que se trate de una coincidencia. Llego al metro Moneda, me bajo, él se baja y raudamente me dirijo al SERNAM.


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