Marcha del 16 de abril: A ver, a ver, quién lleva la batuta!
Más de 180.000 personas marcharon en todo Chile para exigir que en Chile la educación deje de ser un privilegio y, además, se sumó la consigna que denuncia que la corrupción que está saliendo a flote por los últimos escándalos de Penta y Caval sean el fin de una era de oscuros tratados entre la clase política y el empresariado.Hoy se marchó en Santiago y regiones y fue masivo. Más de 180.000 personas en todo el país caminaron nuevamente para exigirle al gobierno porque cambie por fin nuestro sistema educacional y, además, se sumó otra consigna: No más corrupción. Porque la gente está aburrida y hastiada de ver que los políticos están envueltos en escándalos como Penta y Caval, entonces las demandas ya no son solamente para pedir cambios en las políticas sociales sino que la calle grita fuerte para denunciar a los que han corrompido la política y, con ello, han traicionado la confianza del electorado y de la población toda.
La renovación de la marcha
Con Piñera aprendimos a gritar
más fuerte. A movilizarnos. A salir a la calle a protestar con la
consigna a flor de labios. Y durante el 2014 las marchas se volvieron
menos masivas, quizá monótonas, porque existía la sensación de que con
la Nueva Mayoría las cosas iban a cambiar. Pero no fue así y la gente
hoy salió a mostrar un descontento que es ahora transversal en toda la
clase política, porque ya no es la derecha la que rinde honores al
empresariado, sino que es toda la amplia gama de partidos la que se ha
manchado con la dinámica de los acuerdos que al final siempre terminan
por perpetuar las malas prácticas del abuso y la segregación.
Sebastián Dávalos fue quien gatilló la
mayor desilusión de la izquierda porque comprometió, directa o
indirectamente, a la Moneda en un caso de corrupción de alto nivel. Y
las pancartas lo recordaron y recordaron también a Penta-SQM y
recordaron que el pueblo exige cambios reales y no solamente slogans de
campaña. Por eso es que hoy fueron miles de personas las que volvieron a
tomar la calle para decir que el movimiento social está vivo y sigue
presente en el corazón de los estudiantes, de los apoderados, de los
sindicatos y de la gente común y corriente que es capaz de volver a
sumarse a la protesta para pedir cambios reales y no voladeros de luces.
No más corrupción
En Chile ya no decimos que vivimos en un
país que no es corrupto. Ahora sabemos que los empresarios hacen
arreglines enormes para que los legisladores estén siempre comiendo de
su mano que provee dinero y votos para las campañas electorales.
Entonces el descontento es amargo, y la rabia que nace de él es más
fuerte y reactiva. Lo bueno es que se suma no solo el estudiante sino
también el trabajador, el explotado, el necesitado e incluso el político
honesto que no quiere quedar bajo la lupa acusadora de la opinión
pública. Por eso es que podemos ver que la alta convocatoria de hoy
logró sumar muchas voces que de repente se quedan en casa y,
afortunadamente, fuimos muchos los que anduvimos por la Alameda y
pudimos sentir otra vez que estamos decididos a terminar con la
corrupción y con la transa política.
Caval y Penta son, insisto, los
detonadores de una evidencia que siempre nos fue negada: aquella que
dice que en Chile hay gente que le rinde honores a la clase dominante
con el favor y con el voto de la clase dominada. Entonces ante esa
evidencia no queda otra opción que la de protestar y salir a decirle a
la Presidenta y a todos sus asesores, como también a la derecha que
siempre atornilla con una sola mano, que no permitiremos más abusos y
nunca más seremos ciegos ante la corrupción que nos degrada desde lo más
íntimo del sistema político.
Carabineros: más de lo mismo de siempre
No justifico la violencia ni el desmán,
pero tampoco creo necesaria tanta represión y tanto palo. Hoy pude ver
cómo Carabineros nuevamente usa una fuerza desmedida y toma detenidos a
quienes, por lo general, no están haciendo nada. Pues no son los que
tiran piedras o los que rompen letreros los que van al carro policial,
sino precisamente aquellos que van pasando los que son tomados por los
policías que, entre muchos, se dan a la tarea de tironear niños para
justificar, quizá, la cantidad de palos que otorgan y la cantidad de
lacrimógenas que echan al viento.
Yo soy de los que está toda la marcha.
No somos un medio que solo saca postales de la violencia para cerrar las
notas diciendo que los estudiantes son violentos. Y en ese tránsito de
estar hasta que se apaga la última cámara de la prensa televisiva es
cuando uno puede ver a los Carabineros repartiendo palos y manotazos,
insultos, patadas y tirones, a todo quien se le cruza por delante. Hoy
mismo me tocó ver cómo el guanaco le apuntaba en la cara a un tipo que
sostenía un cartel. Lo dejó sangrando, herido, violentamente reducido
por el simple hecho de sostener con convicción una pancarta. Y eso, a mi
juicio, es un abuso que los medios no se entretienen en mostrar porque,
insistamos en esto, cuando no hay cámaras filmando los de Fuerzas
Especiales son otros; son esos mismos que reprimen en Lo Hermida durante
la noche y son los mismos que pegan patadas a la gente para mostrar que
son más fuertes. Entonces no nos vengan con el cuento de la seguridad
únicamente, y un día digan que la violencia también se ejerce y se
ejecuta desde el lado de la policía.
Cerrando:
Lo de hoy fue motivante. El saldo que
queda es el de las 150000 personas que marcharon por la Alameda y el
recuerdo es el de los miles de carteles y manifestaciones que piden
mejor educación y menos corrupción. Con ese saldo, por donde se le mire,
tenemos que estar contentos porque la marcha fue masiva, como en 2011, y
seguramente la gente se seguirá sumando.
La calle ha vuelto a ser de los que luchan. La voz volvió a la marcha para exigir que Chile cambie.
@arturoledezma
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