Elección en el PS: Allende arrasa en mayoría individual y Escalona busca jugarse última carta en el Comité Central
Las miradas del escalonismo se
pusieron en dar la pelea en el comité central. Casi una hora después
que Allende se había autoproclamado, Escalona criticó el gesto de su
contrincante, dijo que no le hacía bien ni al partido ni al país, porque
no había ningún resultado definitivo “que permita decir quién gano” y,
acto seguido, aseguró que la lista que él encabeza “tiene un respaldo
que nos permitiría afirmar que podemos constituir una mayoría en el
comité central”.
por Marcela Jiménez
- Superó las expectativas en todo sentido. Tanto por la cantidad de
militantes que llegaron a votar –cerca de 25 mil, superando todo
pronóstico– como por la abrumadora mayoría individual que obtuvo la
senadora Isabel Allende en las internas que protagonizó ayer el PS. Un
resultado que en un primer instante le da un respiro a La Moneda, que
consagra el sello bacheletista de las bases socialistas y que otorga un
traspié mayúsculo al otrora hombre fuerte del partido, Camilo Escalona,
quien en todo caso y a su estilo, optó por estirar todo lo posible la
incertidumbre, apostando por lograr revertir el escenario en el comité
central.
Mil veces se ha dicho que el PS no tiene un mecanismo de elección
directa, sino una intrincada fórmula de listas, con las cuales se elige a
los miembros del comité central, máxima instancia resolutiva del
partido, que es donde es elegido el timonel de la colectividad y toda la
mesa directiva. En el caso socialista, se elige a 112 miembros y, en
consecuencia, el umbral de los 57 escaños es la clave para amarrar la
elección del próximo presidente de la tienda.
A las pocas horas de haberse cerrado las mesas de votación, comenzaron a circular los primeros resultados informales, que hablaban de un contundente triunfo de Allende sobre Escalona en relación de 3 votos a 1, la que luego se redujo a 2 a 1.
Sin cómputos oficiales, el recuento paralelo de la lista de Allende, Nueva Mayoría, difundió pasadas las 22 horas –vía Twitter– que de 17.276 votos escrutados hasta el momento, la senadora obtenía 10.364.
Ya pasadas las 21 horas, la senadora se autoproclamó triunfadora, aseguró que “la gente sabe que nosotros vamos a tener un estilo distinto” y destacó que ella ha sido leal con el Gobierno desde el primer día, al tiempo que figuras del partido que integraban su lista destacaban el triunfo en las redes sociales. Tal fue el caso del senador Carlos Montes, que celebró el “gran triunfo de Isabel Allende y de todos los que apoyamos a la Presidenta y las transformaciones profundas”.
Es que ese era el tema de trasfondo en estas internas PS, así se instaló desde un principio y se consolidó en las últimas semanas: que el apoyo a Allende implicaba la lealtad con la Presidenta Michelle Bachelet y con su programa de Gobierno, mientras que votar por Escalona era darle espacio a la vieja guardia de la Concertación, al partido del orden. Un gallito del cual La Moneda no estuvo ajena, al contrario, se vio involucrada más de lo debido, al punto que el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, los días previos aseguró públicamente que en los cuestionamientos a su gestión lo que había de trasfondo era el interés de ciertos sectores del oficialismo que no comparten plenamente las reformas que impulsa el Gobierno.
Por eso que el triunfo de Allende en términos individuales fue leído en Palacio y en la Nueva Mayoría precisamente como un respaldo al estilo de la actual coalición y un golpe definitivo a las lógicas y figuras de la otrora Concertación.
Más allá de las tesis conspirativas que emanaron desde el Ministerio del Interior las semanas previas, esa lectura de las internas socialistas se instaló debido a la conocida distancia de Escalona con Bachelet, a la crítica pública que el ex senador hizo a Peñailillo a las pocas semanas que explotó el caso Caval y que dañó en su línea de flotación a la administración bacheletista. Pero no es solo eso, sino que también dice relación con lo que representa el ex timonel: una figura, un discurso y un estilo propios de la política de los consensos, que imperó en el país hasta los primeros años de la década del 2000 y que muchos consideran ajena a los tiempos que corren.
Se sabe que para La Moneda lo ideal era el triunfo de Allende y, por lo tanto, son muchos los que anoche respiraron aliviados al pensar que no será Escalona el que se siente todos los lunes en el comité político de Palacio con los ministros.
En entrevista con Canal 13 anoche, el aún timonel del PS, Osvaldo Andrade, dijo que ni Escalona ni Allende pueden ir contra los designios del partido y que, por lo mismo, “la lealtad de los socialistas con la Presidenta (Bachelet) está fuera de toda duda” y, en ese sentido, consideró un “error político” del ministro Peñailillo introducir el “conflicto falaz” entre los que apoyan el programa de Gobierno y los que no.
Siempre se le ha criticado a Escalona su estilo autoritario, lo que generó –afirmaban desde hace meses en el PS– muchos anticuerpos en su contra en la militancia. Por eso, en las últimas semanas se consideraba que el factor clave en el resultado de la elección sería el nivel de participación, que hasta 13 mil militantes iba a correr la lógica de las máquinas partidistas, del acarreo, donde Escalona –por la estructura mayoritaria de la Nueva Izquierda– es conocidamente más poderoso. Por sobre ese umbral de votación, agregaban en ambos comandos, era territorio abierto, nada estaba escrito, aunque mientras más alta la votación se vaticinaba que era un escenario favorable para Allende, porque entraría a jugar el voto en conciencia de la militancia.
Bajo esa premisa, con casi 25 mil militantes sufragando ayer, no fue extraño entonces el abrumador triunfo de la senadora por Atacama.
La última carta
Escalona siempre se caracterizó en el PS por ser uno de los liderazgos más contundentes, en las internas siempre arrasaba, la figura indiscutida que aglutinaba a toda la Nueva Izquierda, argumentos por los cuales su equipo de campaña apostaba incluso a que podía obtener una mayoría individual importante. Pero anoche eso quedó en el pasado, la Nueva Izquierda no se alineó con su ex líder, sino que se dividió y una parte importante apoyó públicamente a Allende.
Por lo mismo, anoche, las miradas del escalonismo se posaron en la idea de dar la pelea en el comité central. Casi una hora después que Allende se había autoproclamado, Escalona criticó el gesto de su contrincante, dijo que no le hacía bien ni al partido ni al país, porque no había ningún resultado definitivo “que permita decir quién gano” y, acto seguido, aseguró que la lista que él encabeza “tiene un respaldo que nos permitiría afirmar que podemos constituir una mayoría en el comité central”.
Es que en su equipo aseguraban que no había nada amarrado, que la diferencia de escaños que cada uno elija para el central será tan estrecha que el escenario se puede dar vuelta en forma radical. La apuesta está en los delegados regionales (60 en total), donde –de acuerdo a los cálculos del comando de Escalona– se podría obtener una leve mayoría favorable al ex senador que equipare las fuerzas con Allende en el central.
Respecto a la Región Metropolitana, insistían anoche en que faltaban ser escrutadas las comunas más grandes, lo que podía acortar la brecha en algunos puntos en cuanto a la elección de los consejeros nacionales (30 escaños), que en todo caso en cualquier cálculo es favorable a Allende, margen que el escalonismo espera reducir.
Si la diferencia entre ambas listas en el comité central es muy estrecha, las próximas semanas, hasta que sea convocada esta instancia, serán de las más tensas en el PS, por las negociaciones, operaciones y gallitos que se desplegarán para amarrar cada voto.
Con Escalona tratando de ganar por secretaría y con Allende triunfadora indiscutida en términos individuales, lo único claro anoche en el partido es que algo cambio en el PS y en estas internas comenzó a quedar en evidencia.
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