Por Nicolás Borcoski
Desde la bancada estudiantil, la diputada del PC, Karol Cariola
presentó una iniciativa que se venía esperando desde hace 25 años:
acabar con los homenajes y exaltaciones de figuras del régimen militar.
Además, acusan falta de voluntad política desde las generaciones
anteriores.
A
25 años de la vuelta a la democracia han existido contadas intenciones
desde algunos sectores políticos para acabar con los homenajes a la
dictadura y que hoy aún son vigentes. Cambio21 recordó
en ediciones pasadas cómo hasta hoy existen vestigios del régimen
militar con estatuas y otros elementos que rinden tributo a los
personajes golpistas del año 73.
La estatua y el buque Toribio Merino y la biblioteca y Escuela
Militar Augusto Pinochet son algunos de los ejemplos que el Ejército
mantiene sobre las figuras de dos uniformados que participaron en el
derrocamiento del gobierno de Salvador Allende y las posteriores
violaciones a los derechos humanos. Sin embargo, esta rama de las
Fuerzas Armadas ha tenido gestos para avanzar sobre esa imagen, como con
la solicitud de eliminar el nombre del dictador en un reconocimiento
que se da a algunos egresados de sus entrenamientos.
Año 2014 y parece ser que finalmente el Congreso dará el primer paso
para acabar con el homenaje y exaltación a las figuras de la dictadura.
Con un proyecto de ley, la diputada comunista Karol Cariola pretende
prohibir estas manifestaciones, tomando como ejemplo la experiencia
española y alemana, en que ya están condenados los gestos al franquismo y
al nazismo, respectivamente.
25 años perdidos
Consultada sobre la iniciativa, Alicia Lira, presidenta de la
Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), destacó que
finalmente, después de 25 años se logre avanzar, en algo, sobre el tema.
Además, resaltó que las nuevas generaciones son las que finalmente
impulsan estas iniciativas.
"Este proyecto es una necesidad para el país en estos años
democráticos que no pueden permitir reivindicar el terrorismo de Estado,
la tortura y desaparición de personas. Para nosotros es un gran aporte y
que tuvo que haber venido muchos años atrás como también la degradación
de los militares condenados por violación a los derechos humanos y la
anulación de la ley de amnistía, un hecho necesario para los familiares
de las víctimas".
"No ha habido suficiente voluntad para abrir el camino hacia la
verdad, la justicia plena para borrar toda huella de reinvindicación a
lo que fue el terrorismo de Estado", acusa Lira, agregando que esto
cambia con "una diputada joven que es parte del legado de decir que la
juventud está abriendo puertas con la verdad y la justicia".
Sobre el tiempo que se demoró para alcanzar esta iniciativa, Lira
apunta a que se debe a que "se privilegió los consensos. Hay que
recordar que el 90 fue toda una tranzaca de Pinochet, la derecha y el
gobierno de Aylwin. Siempre se ha privilegiado los acuerdos, porque se
supone que los familiares somos muy pocos generosos, no pensamos en la
mayoría porque ellos siempre han apostado por dar vuelta la página y
avanzar. Pero eso es inaceptable porque un país no es pleno cuando no
reconoce su historia."
Nuevos aires a una vieja campaña
Por su parte, Luis Mariano Rendón, organizador del movimiento
Ciudadanos por la Memoria, el mismo que logró cambiar el nombre a la
calle 11 de septiembre en Providencia y que hoy ha liderado una campaña
para acabar con la estatua de Merino, ubicada en un recinto naval de
Valparaíso, valoró ampliamente la iniciativa presentada por Cariola,
adelantando que espera que "sea objeto de una tramitación expedita, que
tenga una "patrocinación" del ejecutivo y que se resuelva
favorablemente.
Aunque Rendón también apuntó a que el proyecto, aunque positivo, es
otro el sector que tiene que responder a esta necesidad. "Creemos que
esta "desmonumentación" es factible sin la necedades de una ley. Si la
hay mejor, pero esta es, en gran medida, una facultad del Ejecutivo o
municipal, como quedó claro con la gestión en Providencia"
Sobre la falta de voluntad política para acabar con estos monumentos,
el líder de Ciudadanos por la Memoria, dice creer que "alguna gente
pudo haber sentido un cierto miedo que quedó instalado en la sociedad
chilena, y lo otro, que no era miedo era acomodamiento. Hubo muchos que
se acostumbraron a esta convivencia con los poderes fácticos, que marcó
los primeros años de la transición y quedaron dentro de esa sintonía".
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