Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos para la Región del Bío-Bío
- Danny Monsálvez Araneda
- Doctor en Historia. Académico de Historia Política de Chile
Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción.
Twitter: MonsalvezAraned
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- El sábado 18 de octubre y después de cuatro años de espera, se inauguró
en Concepción el Memorial del Detenido Desaparecido y Ejecutado Político
de la Región del Bío-Bío. Memorial que registra los nombres de quienes
fueron victimas de la dictadura cívico-militar en nuestra zona.
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- En la ocasión el Intendente regional, Rodrigo Díaz pidió perdón a los
familiares y la sociedad local por los crímenes cometidos por el Estado
y sus agentes represivos. Por su parte los familiares de las victimas,
así como el público asistente, recordaron a quienes perdieron la vida y
desaparecieron a manos del terrorismo de Estado.
Además de lo emotivo y testimonial de la ceremonia, ésta tuvo un
aspecto digno de destacar, el Intendente Díaz, señaló que antes que
terminara el mandato de la presidenta Michelle Bachelet, el gobierno
regional espera colocar la primera piedra de lo que será el Museo de la
Memoria en la Región del Bío-Bío.
Sin duda, esta idea-proyecto constituye una importante iniciativa y
anhelo en materia de historia local y memoria colectiva. Ahora ¿Para y
por qué un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en nuestra región?
Recordemos que la región del Bío-Bío fue la segunda zona, después de
Santiago, más golpeada y reprimida tras el golpe de Estado de 1973.
La región del Bío-Bío, exige, requiere y necesita un Museo de la Memoria
y los Derechos Humanos, para que de esa forma los ciudadanos de nuestra
zona, pero sobre todo los niños y jóvenes cuenten con un lugar donde
puedan recorrer a través de una perspectiva histórica lo que fue la
sistemática violación de los derechos humanos y el terrorismo de Estado
en nuestro país y como aquel triste y doloroso proceso institucional
tuvo sus propias expresiones y representaciones en la región del
Bío-Bío.[/cita]
Antes del 11 de septiembre, en el Bío-Bío se desplegó una intensa
actividad política, social, sindical y cultural, al punto de recibir el
calificativo de “zona roja” por la cercanía y apoyo que alcanzaron las
fuerzas sociales y políticas de la izquierda nacional. De ahí entonces
que al momento del golpe militar, las Fuerzas Armadas y Carabineros
desplegaron todo un operativo represivo para amilanar el accionar de los
actores y fuerzas sociales y políticas presentes en la zona. Por lo
tanto, toda esa historia sociopolítica previa al golpe de Estado de 1973
en la región, debería estar presente en un Museo de la Memoria y los
Derechos Humanos.
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que de cuenta de las
prácticas represivas llevadas adelante por las Fuerzas Armadas y civiles
partidarios de la intervención militar en el Bìo-Bìo, lo cual contempló
entre otros dispositivos los Consejos de Guerra. En ese sentido como no
recordar el triste fusilamiento de los dirigentes de Lota o los de
quebrada honda en Tomé. Conjuntamente los casos de Laja, San Rosendo y
Mulchén. Asimismo, los cientos de detenidos y torturados que fueron
trasladados al Estadio Regional, Isla Quiriquina o Base Naval de
Talcahuano. Algunos de los cuales encontraron la muerte, como el ex
Intendente don Fernando Álvarez Castillo y en otros casos, nunca más se
supo de sus paraderos, pasando a constituirse en detenidos
desaparecidos. Paralelamente a aquello, situamos los allanamientos a la
Universidad de Concepción y la respectiva detención de académicos,
alumnos y funcionarios. A lo cual podemos sumar el registro escrito
(carpetas) sobre temas del exilio, presos políticos y detenidos
desaparecidos. Trabajo desarrollado bajo el amparo del Arzobispado de
Concepción, en lo que se conoció como la “Vicaría penquista”.
Todo este accionar represivo se enmarcó en sus inicios en lo que
fueron los Bandos Militares de Concepción y Talcahuano, los cuales
operaron como mecanismos de control y disciplinamiento social. En otras
palabras, un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, debería
contemplar un registro de todos aquellos primeros casos de violación de
derechos humanos a nivel regional.
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que contengan un
registro escrito, audiovisual y grafico de las primeras ayudas y tareas
de solidaridad para quienes eran perseguidos por la dictadura. Por
ejemplo, la constitución de los comedores populares para alimentar y
vestir a quienes lo habían perdido todo producto de la represión,
persecuciones o delaciones. La trascendental ayuda de la Iglesia a
través de la Pastoral de Derechos Humanos de Concepción. De todos
aquellos ciudadanos públicos y anónimos que decidieron enfrentar los
peligros de aquellos días y prestaron ayuda a quienes más lo
necesitaban. Sería muy valioso contar con el testimonio y registro de
todas aquellas personas que hasta el día de hoy están presentes en la
memoria de miles de ciudadanos de la región.
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que de cuenta de las
primeras agrupaciones de Derechos Humanos en la Región. El ejemplo de
aquellos familiares y amigos que hasta el día de hoy claman por verdad y
justicia, constituiría un valioso aporte como testimonio de vida para
las presentes y próximas generaciones de chilenos.
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que visualice la larga
lucha y resistencia de la ciudadanía de la región del Bío-Bío contra la
dictadura cívico-militar. Los trabajos de solidaridad en barrios,
poblaciones y universidades. Las tareas de las diversas ONG en materia
de educación popular, sindical, hacia la juventud y la mujer, son
espacios y prácticas de identidad y sociabilidad que no pueden estar
ausentes de un Museo de estas características.
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que registre las
publicaciones o ediciones locales de la época, léase libros, revistas,
folletos, folletines, panfletos, conferencias, etc., Todo aquello que
permita apreciar desde el presente, lo que fueron aquellos años de
resistencia cultural a la hegemonía que intentaba imponer el régimen.
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que sirva como lugar de
encuentro para talleres y mesas de diálogo, debates y conversaciones
sobre los diversos temas de Derechos Humanos, por ejemplo sobre pueblos
indígenas (mapuches), diversidad sexual, violencia hacia los niños y
niñas, violencia hacia las mujeres, explotación y abusos, etc.,
Un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos que sirva como
repositorio (consulta) para recibir y acoger todas aquellas
investigaciones, resultados de proyectos, tesinas y tesis de alumnos de
pre y postgrado de Universidades e Institutos o bien trabajos de alumnos
de colegios y liceos que digan relación con la violación de los
derechos humanos ocurridas durante la dictadura cívico-militar, incluso
hasta nuestros días.
Y así podríamos seguir enumerando un sinnúmero de aspectos que deberían
estar presentes en un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en una
región cruzada por el dolor y el sufrimiento, pero también de luchas,
resistencias y esperanzas.
En consecuencia, la región del Bío-Bío, exige, requiere y necesita un
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, para que de esa forma los
ciudadanos de nuestra zona, pero sobre todo los niños y jóvenes cuenten
con un lugar donde puedan recorrer a través de una perspectiva histórica
lo que fue la sistemática violación de los derechos humanos y el
terrorismo de Estado en nuestro país y como aquel triste y doloroso
proceso institucional tuvo sus propias expresiones y representaciones en
la región del Bío-Bío. Pero además que el Museo cumpla la tarea de
constituirse en un espacio de carácter pedagógico, donde se enseñe e
infunda la importancia del respeto a la diversidad, el pluralismo y la
tolerancia, es decir, reconocer la trascendencia que tienen los Derechos
Humanos en toda sociedad, para que de esa forma, no volvamos a repetir
los luctuosos y condenables acontecimientos que se hicieron presente en
nuestro país y región por largos 17 años de dictadura cívico-militar.
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