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viernes, 10 de septiembre de 2010

PULSO SINDICAL DEL 02 AL 08 DE SEPTIEMBRE DE 2010


El Pulso tiene un objetivo claro. Informar a dirigentes, trabajadores y amigos de la clase trabajadora las cosas que están pasando y como lo hacemos para profundizar lo bueno y desterrar lo que no sirve. No tenemos la verdad absoluta pero si una propuesta y trabajamos leal y fuertemente por ella. En ese camino recibimos muchos apoyos, decenas, cientos de amigos que van difundiendo el Pulso armando una gran cadena. También están los que nos acusan de todos los males y nos descalifican en duros términos. A unos y otros les agradecemos por comentar el Pulso y comunicarse con nosotros. Les invitamos a seguir trabajando por engrandecer la organización de la clase, un anhelo que seguramente, y más allá de las diferencias, todos tenemos.

En esta ocasión he decidido escribir sobre el golpe de estado y sus consecuencias, pero no sin antes llamar una vez mas la atención sobre la huelga de hambre de los 32 compañeros mapuche, 32 a los que los medios pretenden seguir ignorando, 32 hermanos que están agravándose a cada momento, por lo que se hace necesaria mas y mas solidaridad, muchísimas muestras de apoyo y respaldo. (¿Que pasa con la Chacón que no ha empapelado todo Santiago con esta demanda de libertad?)


Asimismo creo necesario hacer una mención al desgraciado accidente que costó la vida a 6 trabajadores del salitre, en una explosión que aún no tiene explicaciones. La solidaridad a su familia y a sus compañeros de trabajo y la exigencia de una profunda investigación que no deje dudas sobre los hechos.

Por ultimo decir que pese a la muestras de júbilo en las tribunas del Senado, falta mucho aún para que podamos decir que se ha dignificado a los trabajadores. No olviden los legisladores y los dirigentes que esa ley “dignificadora” excluye a mas de 300 mil trabajadores, quienes si pasan a ser los grandes excluidos y olvidados.

Mientras no haya una jornada única de 45 horas semanales de trabajo, derecho a locomoción y colación mensual y gratificación garantizada, entre otras demandas, no hay nada que celebrar.


A 37 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO


El golpe de estado, dado por las fuerzas armadas y carabineros el 11 de septiembre de 1973, instigado y financiado por la derecha económica y el gobierno de los Estados Unidos, tuvo varios objetivos. El mas importante, destruir la estabilidad democrática del país que comenzara a profundizarse desde los gobiernos de Alessandri y Frei Montalva, que profundizó la organización popular y permitió la elección el 4 de septiembre de 1970 la elección de Salvador Allende G..

No estaban resueltos todos los problemas de la ciudadanía, pero las instituciones políticas y sociales se expresaban con total libertad y en el Parlamento estaban representadas todas las fuerzas políticas que recibían la votación del pueblo. La participación de los trabajadores, los pobladores y la mujer, los avances en educación, salud y vivienda, el acortamiento de la brecha entre ricos y pobres hizo temblar al sistema capitalista, lo puso en alerta, lo motivó a actuar. Y vino el golpe.

Desde entonces detenciones, torturas, muerte y desaparición de personas. Perdida de muchos derechos adquiridos y la imposición de un modelo económico que dio todo a unos pocos y al grueso de los habitantes de nuestro país los sumió en la desesperanza y el desencanto. Miles salieron al exilio, dejando aquí sus historias, sus sueños y también a parte de su familia. Muchos son ya los que se durmieron para siempre en otras tierras soñando con un regreso que no pudieron concretar.

Pese al temor se reinició el camino. Los contrarios a la dictadura, que éramos millones, compartimos esfuerzos, nos comprometimos a no repetir los errores que provocaron el quiebre democrático.


No dejaríamos que la intolerancia nos volviera a jugar una mala pasada ni permitiríamos que solo algunos hablaran a nombre del pueblo y dictaran leyes en su nombre sin consultarlo. Se pagó un alto precio por ello.

A 20 años de la recuperación formal de la democracia, las cosas no se están nada bien.

Parte de los luchadores de entonces, hoy colaboran con el modelo y se la juegan por mejoras de corto alcance. La corrupción se ha hecho una costumbre, la negociación espuria ocupó el lugar de la discusión colectiva y los acuerdos de mayoría. La discriminación y la exclusión es aplicada por los que la sufrieron.

Los derechos de los trabajadores no se han recuperado y deben suceder tragedias como la de los mineros de Copiapó, para que se activen mecanismos de apoyo y solidaridad, que en ningún caso logran que la explotación sea menos dura.

Cada cierto tiempo, y este año en especial por aquello que llaman bicentenario, los que se distribuyen el poder y quienes están cerca de ellos, acostumbran llamar a la unidad y la armonía entre compatriotas.


A las victimas de la dictadura y a los afectados por el modelo les piden desarrollar en su corazón la capacidad de perdonar.

Que ya son muchos años desde que se produjo el golpe, que no podemos vivir permanentemente en el pasado, dicen en sus discursos. Nos invitan a mirar el futuro sin rencores, como si fuera tan fácil después de todo lo sucedido.


Aún son centenares las familias que viven esperando saber si algunos huesitos o restos de ropa encontrados en algún lugar de este largo país, corresponderán en definitiva a sus seres queridos, a esos que sacaron de casa o los que fueron detenidos en la calle hace tantos años.

Ni uno solo de los que promovieron el golpe, que torturaron y asesinaron reconoció sus culpas abiertamente, ni menos ha pedido perdón de corazón en estos años. Acostumbran a llamar “excesos” a todos los actos brutales que se cometieron e insisten en responsabilizar a las victimas de lo que sucedió.


No hay reconciliación ni perdón, mientras no se sancione a cada uno de los culpables.

Ni perdón ni olvido, es la consigna de los que buscan sin encontrar y de los que perdieron a los suyos, y está plenamente vigente.

Justicia, nada mas, pero nada menos. Es lo que reclamaremos cada año, en cada acto de recuerdo y conmemoración hasta que la verdad se haga en su totalidad.


A 37 años del golpe de estado y mientras se dice que estamos en democracia, los trabajadores protestan y son reprimidos. Millones son los que viven en conjuntos habitacionales sin espacio alguno para la recreación y la intimidad familiar.

Los estudiantes desde muy temprano deben hacer frente a la carencia de recursos y muchos ingresan obligados al mercado del trabajo, para ayudar al sustento familiar. Quienes reclaman una mejor educación son reprimidos y encarcelados


Los pueblos originarios son arrinconados y por estos días decenas de mapuches arriesgan su vida en una larga huelga de hambre empeñados en que se les reconozcan sus demandas y no se les siga tildando de terroristas.

A 37 años del golpe militar recordamos el sacrificio del compañero Salvador Allende y quienes colaboraron con su gobierno. Desde diversas tribunas en todo el mundo se honra a todos los que dieron su vida por las ideas que sustentaban. Por todo esto no podemos menos que decir que no bajaremos las banderas.


Honor y gloria a los mártires y a las victimas del golpe de estado en Chile.

No podemos desmayar, la lucha por una sociedad mas digna y justa, sigue su camino y nosotros somos y seremos parte de ella.


MANUEL AHUMADA LILLO

Presidente C.G.T.



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