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jueves, 30 de diciembre de 2010

Los conflictos que se arrastran en la Central Unitaria de Trabajadores

Martínez a la baja

En un intento por sobrevivir en el nuevo esquema que significa el gobierno de la derecha, se ha convertido la vida de Arturo Martínez –líder de la CUT – desde que llegó Sebastián Piñera a La Moneda. En su tentativa de instalarse como el único interlocutor válido y asegurar su financiamiento económico, ha perdido legitimidad dentro de la multisindical, al emitir declaraciones no acordadas y actuar a espaldas de los gremios, como cuando facilitó la aprobación en el Parlamento del reajuste del sector público, desmovilizando al sector.

por Yael Schnitzer

Días antes que se aprobara el reajuste del sector público, la CUT convocó una reunión de su Consejo Ampliado. Fue allí donde Arturo Martínez “definió la estrategia y se prepararon las condiciones para aceptar el reajuste”, afirma un alto dirigente sindical. Pero no todos asistieron y Guillermo Salinas (PC) –subsecretario general de la CUT y mano derecha de Martínez – se encargó de que los gremios que habían liderado la movilización –Confusam, Fenpruss, entre otros – no asistieran. Salinas les dijo por teléfono: “No es necesario que vengan, no están todos los gremios y no abordaremos materias importantes”, como afirma una fuente que prefiere mantener su anonimato.

Sin embargo, Guillermo Salinas desmiente la llamada y afirma que “eso es completamente falso, yo no convoco esas reuniones”. Carolina Espinoza, presidenta de la Confusam, asegura que “hubo una reunión ese martes (de la semana en que se discutía el reajuste) de Consejeros y efectivamente varios de estos que son parte del gremio del sector público, y justamente los que estábamos en pie de seguir movilizados, casualmente no fueron convocados”. Frente a esto, Salinas expresó que “si yo no voy a una reunión siendo presidente de un gremio del sector público, porque alguien me dijo a mi que era poco importante, se cae de maduro…”.

Pero la eventual aprobación del reajuste que proponía el gobierno, era un secreto a voces dentro de la CUT y muchos dirigentes afirman estar seguros de que Martínez negoció con el Ejecutivo a espaldas de los gremios. La abstención del diputado y presidente del PS, Osvaldo Andrade, fue clave en la votación y algunos sindicalistas creen que Martínez le dijo que la negociación no daba para más. Frente a esta situación, Andrade actuó como había acordado con los 13 gremios del sector público, donde la postura era que “no podía no haber reajuste”, tal como afirma el parlamentario.

Los coletazos del reajuste

El actuar personalista del líder de la CUT en el tema de reajuste, fue lo que colmó la paciencia de los dirigentes gremiales y hoy, a pesar de que algunos prefieren “lavar la ropa sucia en casa”, hay otros, como la presidenta de la Confusam, Carolina Espinoza, que han expresado su disgusto: “Una cosa es ser inteligente y buscar estrategias, la otra simplemente es detener la movilización social… Y eso para un dirigente sindical, es la antítesis de su rol”.

Frente a estas acusaciones, Arturo Martínez asegura que no ha recibido críticas. “No me han manifestado molestias, tampoco hemos tenido la oportunidad de conversar. Sólo he visto lo que ha salido en la prensa, que son opiniones legitimas”. Agrega que después de finalizar la negociación de reajuste, recibió 11 cartas de los gremios involucrados, expresando la “gratitud por el esfuerzo”. Pero de la Anef y la Confusam, no recibió nada.

La molestia va más allá y algunos afirman que este año, Martínez se ha convertido en “el hombre del gobierno para frenar las movilizaciones”, algo que rectifica Espinoza al asegurar que “la movilización fue sistemáticamente limitada en la mesa” que coordinaba Martínez. Es que para el histórico líder sindical, la llegada de un nuevo gobierno no ha sido fácil y la pérdida de piso político que tenía con la Concertación le ha pasado la cuenta.

Hoy Martínez está luchando por sobrevivir e imponerse como el único interlocutor válido con el gobierno, pero los costos de la estrategia se pueden ver en la pérdida de legitimidad que ha sufrido dentro de la CUT. “Ha tenido negociaciones con el gobierno y los gremios están molestos por que lo ha hecho a sus espaldas, firmando acuerdos anticipadamente para frenar la movilización”, señala un dirigente sindical.

El gobierno corta los recursos a Martínez

Con el nuevo gobierno de derecha, más allá de salir del sitial de contraparte privilegiada que tenía con la Concertación, Martínez perdió una importante fuente de ingresos. La Concertación aportaba recursos a la Fundación Fiel y durante años financió a la Central. Hoy un ex trabajador de dicha Fundación asegura que “hasta agosto no se ha recibido nada del gobierno y ese ingreso representaba alrededor del 50% de las platas que manejábamos”.

Guillermo Salinas, subsecretario general de la CUT, asegura que “nadie ha donado nunca plata. Lo que hace la CUT, con la Fundación Fiel, es participar a través de los fondos concursables. La CUT participa y saca una cantidad de recursos para organizar los seminarios… Nunca ha llegado un reclamo por alguna rendición”.

Por otro lado, el ex trabajador asegura que el dinero recibido se utilizaba para financiar a la Fundación y también a algunos dirigentes contratados. A la vez, aseguró que “Martínez era quien manejaba y decidía a dónde van las platas”.

El dirigente sindical Cristian Cuevas, asegura que “lo que sucedió con la llegada de la derecha al gobierno fue una desesperación y hoy necesita ser el interlocutor para poder sobrevivir”. Es que durante el año, Martínez ha realizado una serie de guiños al gobierno, donde Espinoza, líder de la Confusam, asegura que “claramente la CUT no ha estado a la altura de las circunstancias y no sólo por el reajuste. En el Royalty minero, la CUT no tuvo opinión y en la situación de los mineros, debió haber estado ahí para presionar y denunciar la falta de seguridad de los trabajadores, no sólo en el mundo de la minería…”. Otra de las iniciativas de Martínez que fue fuertemente criticada, fue el apoyo que dio a la flexibilidad laboral en los jóvenes, donde Cuevas aseguró que el único que estaba de acuerdo con ello, era el líder de la Central.

“Martínez tiene miedo… Cada día tiene menos apoyo de los trabajadores, está en un gobierno de derecha, en edad de jubilar… Hoy él lucha por asegurar su futuro”, afirma una fuente cercana a la Fundación Fiel.

Los hombres de Martínez

Resolver los problemas internos a puertas cerradas, ha sido el modo de operar de la CUT durante años. Pero la paciencia se está acabando y la líder de la Confusam asegura que “Martínez nos lidera por el momento, pero hoy está fuertemente cuestionado por los trabajadores sindicalizados y los funcionarios públicos tenemos muy buena memoria… Esto no lo vamos a olvidar”.

Es que el líder de la CUT sólo ha necesitado a sus hombres más cercanos para tomar decisiones. El hombre clave es Guillermo Salinas (PC), quien “ha actuado más como interlocutor de la CUT dentro del Partido Comunista, que como un enviado a influir en la Central desde el partido”, como afirma un sindicalista, agregando que “Salinas influye en los gremios con filiación comunista y permite neutralizar cualquier oposición”.

Frente a esto, Salinas asegura que “los comunistas tenemos mucho que aportar al movimiento social y lo tenemos que hacer respetando la independencia y autonomía de las organizaciones. Parte de mi labor social es aportar desde mi perspectiva política”. Por otro lado, afirma que “Martínez lleva 40 años en el movimiento sindical y no creo que ande buscando consejeros”. Aunque una fuente cercana asegura que Salinas “es el consejero personal de Martínez y conversan todas las decisiones importantes”.

Por otro lado está Eladio Vallejos, quien lleva todas las negociaciones colectivas y asesorías. Una alta fuente sindical afirma que “es un hombre de confianza de Martínez…”. A la vez, en Fundación Fiel –llamada por algunos “la gallina de los huevos de oro” – el líder de la CUT tiene al economista Roberto Morales de secretario ejecutivo.

Por primera vez en años, las discusiones internas de la CUT están saliendo al debate público y mientras algunos sindicalistas aseguran que existe un gran descontento con Martínez, Guillermo Salinas afirma que es sólo una discusión pasajera. Y señala tajante que “algunos dicen que se dividió la CUT… que se quebró y yo creo que no. Hubo una discusión sindical, que lamentablemente se trasladó a la prensa”.




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