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lunes, 2 de mayo de 2011

Exclusivo Caso Bombas: Habla Omar Hermosilla, uno de los imputados que sigue preso


Hoy, lunes 2 de mayo, comienzan las audiencias del llamado “Caso Bombas”. De las primeras 15 personas detenidas, primero salieron cinco por falta de pruebas. Al finalizar la semana pasada quedaban sólo cinco en prisión, luego de que se les otorgara el beneficio de arresto domiciliario, entre otros, a Rodolfo Retamales y Pablo Morales, señalados como los principales líderes de la Asociación Ilícita Terrorista que acusó el ex fiscal Alejandro Peña, quien se desempeña ahora como funcionario del Ministerio del Interior.

Los otros casos, de quienes siguen prisioneros, se verán esta semana para apelar al encierro y pedir que se les otorgue el mismo beneficio de quienes, al menos, esperan el juicio durmiendo en sus casas.

Omar Alejandro Hermosilla Marín, acusado de asociación ilícita y de financista en ésta, es uno de los imputados del llamado “Caso Bombas”, que sigue preso. Hace poco más de un mes salió de la cárcel por una semana porque la Corte de Garantías le dio el beneficio carcelario de arresto domiciliario, pero la Fiscalía, aún con Alejandro Peña a la cabeza, apeló y se lo revocaron: “A estas alturas, nada de esto considero que sea inocente -dijo unas horas antes de volver a la cárcel-, pienso que lo que buscan es doblegar nuestra voluntad”.

Hermosilla dice que él, desde que se involucró en política, en la época de la dictadura, lo hizo más desde el corazón, porque consideraba que había que hacer algo con las injusticias que se vivían en el país. Ahora, por haber estado preso en los años ‘90, cuando militaba en el Mapu Lautaro, piensa que es uno de los chivos expiatorios que el Estado necesita para mostrarle unos culpables a la sociedad, y ofrecer resultados. Desde que el ministro del Interior, Rodigo Hinzpeter, “nos señaló como culpables y presionó para que llegara Alejandro Peña a hacerse cargo, ese fiscal se encargó de hacer lo que este Gobierno quería, aunque no tengan pruebas”, dice.

-¿Por qué ustedes califican de injusta desde el punto de vista jurídico, la forma en que han sido tratados por parte de la Fiscalía y específicamente desde que llega el fiscal Peña a conducir el caso?

-Como número uno, la presunción de inocencia que debe regir para todos los ciudadanos no se ha aplicado en nuestro caso. Número dos, a la fecha, o sea más de ocho meses, no existen antecedentes condenatorios. La base de la acusación para todos los involucrados en este caso, se sostiene en evidencias asociadas en afirmaciones y conjeturas policiales. Porque todos los involucrados asistíamos a actividades como foros, tocatas, o pertenecíamos a círculos amistosos… eso, para la Fiscalía, parece que se constituye un antecedente que da para hablar de una asociación ilícita.

-Algunos de ustedes tienen un pasado político. ¿A qué grupo pertencían?

-En el pasado estuvimos ligados Pablo Morales, Rodolfo Retamales y yo, al Mapu Lautaro. En la década de los ‘90 estuvimos presos en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS). Retamales y Pablo estuvieron detenidos más de 10 años y yo estuve preso seis. Entonces, claro, yo los conozco y tengo un vínculo con ellos, eso es algo innegable. Un vínculo que se arrastra desde hace 20 años.

Ahora, yo no tengo estudios psicológicos, pero hay algunos psicólogos que dicen que cuando estás bajo situación extrema, como nosotros estuvimos, se generan lazos que pueden llegar a ser más fuertes, incluso, que los familiares. Yo nunca negaría mi vínculo con ellos. Pero hay un montón de otros compañeros con los que tengo la misma relación, con quienes estuvimos presos juntos. Pero eso no es prueba de nada de lo que se nos acusa.

-¿Qué relevancia puede tener que ustedes tengan esta relación para la Fiscalía?

-Para mí, el argumento de vincularnos considero que era la herramienta que la Fiscalía necesitaba para poder darle más solidez a esta operación. Es decir, necesitaban personajes con historia política subversiva. Y, por esas cosas de la vida, yo estaba vinculado con la Casa Okupa Sacco y Vanzetti (en la foto), en el caso de Retamales estaba relacionado con una o dos más. Pablo Morales, en la realidad, hace cuatro años que no lo veía y no estaba en el escenario desde hace mucho tiempo; ese es el caso más extraño de todos, estaba dedicado a su trabajo y universidad.

Esa es la historia política subversiva que ellos necesitaban que estuviera presente. Nosotros no bajamos los brazos, seguíamos haciendo acciones en contra del Gobierno y del Estado, según su visión. Pero la realidad, en lo único que nosotros estábamos involucrados era que queríamos sacar a la luz pública la existencia de prisioneros políticos y darles apoyo en su prisión. Esa es la gran historia que tenemos nosotros de estar metidos en casas okupas y todo eso. Como los mapuche o algunas personas que estaban presas por participar en las protestas en el marco del Día del Joven Combatiente. O como el caso de Flora Pávez, que luego de haber pagado su condena la vuelven a encerrar para que cumpla otro período de prisión. Además del caso de los comuneros mapuche.

-Antes de que lo tomara Peña, el caso lo había llevado Xavier Armendáriz. ¿Desde cuándo se venía investigando el Caso Bombas?

-Entiendo que desde el año 2005. Armendáriz no había encontrado bases para comenzar a generar detenciones. En junio de 2010, Peña asume y en menos de dos meses arma un cuadro que lleva a que se hagan las detenciones del 14 de agosto. Pero la verdad es que ¡No hay pruebas! No tiene ninguna solidez. Pero a eso se le suma la incriminación mediática de algunos medios de prensa y comunicación que ya emitieron su juicio y que públicamente nos condenaron.

-¿Qué medios?

-Salió en El Mercurio, La Tercera, en La Segunda, en los canales abiertos de televisión… al final todo eso contribuyó la atmósfera perfecta para nuestras detenciones.

-Dentro de esta condena mediática de la que habla ¿Piensa que el reportaje que exhibió el programa Informe Especial, de Televisión Nacional, juega algún rol?

-Definitivamente condenatorio, al tiro. En ese “Informe Especial” (realizado por la periodista Paulina de Allende-Salazar, en la foto) no hay ningún tipo de trabajo de investigación. Lo único que hicieron fue que se contactaron directamente con la Fiscalía porque al final fue lo mismo que mostró la Fiscalía cuando se hizo la formalización. Fueron esos datos los que salieron, así que ellos no pueden hablar de un trabajo de investigación. Hasta esa fecha, yo a ese programa lo tenía catalogado como profesional, pero ahora, con lo que nos pasó a nosotros, después de ese “reportaje” que hicieron del Caso Bombas, a mí se me cayó al piso y hoy día no tiene ni un peso de validez, porque no hay ningún trabajo que muestre que las personas que detuvieron están involucradas en esto. No hay nada, porque si es así… ¡que nos condenen, poh! Yo vi ese episodio, no me lo contaron, porque en mi celda tenía televisor, por suerte.

-¿Quién pudo facilitar esas imágenes? ¿Serán propias de Televisión Nacional?

-Me imagino que los únicos que tienen esas imágenes son los aparatos de inteligencia que están involucrados en la investigación de este caso. A nosotros nos muestran en la formalización imágenes que no son de la calle en alguna protesta. Yo aparezco en una imagen en la puerta de la Biblioteca Sacco y Vanzetti y eso no es parte de un programa televisivo sino que es parte de la investigación que llevaba el fiscal Peña. Los únicos que tienen esas imágenes son ellos, así que nadie más pudo facilitarles las imágenes.

-Retamales amenaza al camarógrafo.

-Sí, yo también vi esas imágenes. Pero a veces por la impotencia de no poder hacer nada frente a situaciones que se están dando de abuso de algunas autoridades, en este caso era Carabineros que estaba ahí en la Biblioteca Sacco y Vanzetti, y se dicen cosas que no se deben decir, pero eso no quiere decir que se vaya a realizar nada. ¿Cuántas veces uno no dice cosas que no siente? Son palabras que se dicen en la rabia. Yo conozco a Rodolfo y fue una tontera que se le salió en la calentura del momento, nada más.

-¿En qué contexto se da eso?

-En el contexto de la muerte de Mauricio Morales. Ahí se hacen varios allanamientos. Retamales hace años que trabaja con un canal comunitario y la Radio 1º de Mayo, de La Victoria. Y eso se dio en ese contexto. Y él se topa con otro personaje que andaba grabando y le dice esto en el momento afiebrado. Hasta la fecha hay una duda de por qué nunca se desalojó la Sacco y Vanzetti en ese momento, como se hizo con las otras casas okupas. Hay algo raro que sólo lo saben los investigadores -quienes hicieron los allanamientos-.

-Cuando los toman detenidos, ¿ocurre todo el mismo día y de la misma manera?

-Sí, en horas de la mañana. Llegan a los centros sociales y a casas particulares, que es el caso mío, de Rodolfo -Retamales-, de Pablo Morales y Andrea -Urzúa-. Ahora, lo paradójico es que a mí me detiene Investigaciones y en otros casos fue Carabineros, la Dipolcar (Dirección de Inteligencia de Carabineros).

No se por qué operaron de manera tan distinta, porque a mí me tocan la puerta. Yo mismo la abrí. En cambio, en el caso de Carabineros llegaron echando abajo las puertas. No se por qué las diferencias de operar tan distintas unas de otras.

Después nos fuimos viendo. Cuando llego la Bipe (Brigada de Investigaciones Policiales Especiales), en el centro, veo a otros detenidos que fueron los que tomó Investigaciones.

-¿Se ve que la gente detenida reacciona casi más en contra de la prensa que en contra de la misma policía? ¿A qué atribuye usted esa bronca en contra de los medios?

-Fue porque la prensa venía generando desde fines de julio, principios de agosto, una condena mediática desde antes de que se diera. Se dieron nombres y se detallaron características, que sobre la misma teníamos la confianza de que si éramos detenidos íbamos a salir el mismo día.

Históricamente, la prensa se ha catalogado como el Cuarto Poder, y en nuestro caso ellos fueron condenatorios y eso genera la bronca. Y por eso se les escupe o se les tira una patada, porque eran como parte del show que se estaba armado ya que te toman detenido y ellos están esperando afuera. Porque se ve la alianza que hay entre los que nos perseguían y esa prensa.

En La Segunda, por ejemplo, hablan de los testigos protegidos y sus testimonios. Y se supone que esas carpetas son secretas. Y si la prensa tiene acceso a eso, ¿no tengo el derecho a pensar mal?

-¿Tiene confianza en que se pueda resolver en su favor todo lo de las acusaciones?

-Yo tengo la confianza de que esto se tiene que aclarar, pero igual a ratos da miedo ver todo el show que se ha armado.

-¿Qué antecedentes llevan a que te hayan encerrado?

-Mi pasado me condena. Sí, yo pertenecí al Mapu Lautaro y fui preso político. Ese fue el principal argumento del fiscal Peña y su grupo de inquisidores. Es mi único pecado, que por lo demás no considero un pecado. Es mi pasado.

-¿Y cuál es el argumento que se esgrime para decir que es financista?

-Porque a mí me llega un dinero desde Europa, que era para apoyar las actividades de la Sacco y Vanzetti, para la Biblioteca y para los Presos Políticos. A la Gaby -integrante de la Sacco y Vanzetti- le llega un mail en que le dicen que se requiere de una cuenta corriente y yo la ofrecí. Son 900 euros, que al traducirlos a pesos suman algo más de 700 mil pesos.

-¿Se arrepiete de haber ofrecido la cuenta corriente?

-No. Porque fue dentro de ese contexto. Y cualquier cosa que tenga que ver con los presos políticos yo voy a estar presente.

-¿Y cuando se dice que 900 euros son para financiar un aparato terrorista, eso es posible?

-A mí me da risa. Eso es imposible. En El Mapu Lautaro corrían millones en los ‘80 y era una organización política. No se de qué estamos hablando. No tiene ni un peso el argumento. Pienso que la idea de Peña era convertirse en una vedette casi de farándula y que le daría visibilidad.

-¿En qué actividades participabas en la Sacco y Vanzetti?

-Actividades por los presos políticos. Porque es parte de mi historia, una realidad que yo viví y llego para participar en eso y apoyar para reunir dinero y cosas para quienes estaban detenidos.

Además, me voy sumando en el tema de la biblioteca. Tampoco podía ir todo el tiempo, porque soy padre de familia y tengo mis responsabilidades.

-Dicen que el fiscal Peña está amenazado ¿Es así?

-No creo. Pienso que eso, si es verdad que se diga, es parte de la campaña de desprestigio en contra nuestra.

- ¿Piensa que la muerte de Mauricio Morales influyó en que se buscara dentro del ambiente anarquista?

-Bueno, pienso que se empiezan a fijar más a partir de la muerte de él, porque pululaba en el entorno de las casas okupa. Se dice que él era anarquista, pero a mí no me consta de que fuera así. Ahí como que comienzan a fijar su mirada hacia ese ambiente.

-Las irregularidades que se han dado en lo judicial ¿Cuáles son las que más se notan?

-Bueno, la presunción de inocencia para empezar. Luego, el uso de los testigos protegidos, algunos de los cuales son personas que pensamos que tienen antecedentes psiquiátricos. Como el que le llaman El Grillo -quien había atentado en contra de la vida de su compañera sentimental y fue encarcelado por eso-.

-¿Tienes dudas del sistema y sus instituciones?

-Ni una confianza en lo que respecta a este Gobierno y sus instituciones legales y policiales. Ni una confianza porque ya se vio en el caso de los mapuche que de 17 imputados, después de dos años presos, 13 fueron absueltos y cuatro condenados. Pero igual fueron dos años presos. Yo veo que nos quieren castigar y estoy viviendo en carne propia una de las aberraciones más grandes que puede sufrir una persona, que es que la priven de su libertad. Aquí hay hijos, hay compañeras, hay madres, amigos que están sufriendo con nosotros. ¿Quién se va a hacer responsable de lo que pasamos?

Ahora, pienso que quienes se han manifestado y tienen claro de que esto es un montaje desde un principio son parte de otros círculos.

-Usted estuvo una semana en su casa, y pudo escapar, ya que no lo controlaron los primeros días ¿Por qué no lo hizo?

-Confiando en que todo se iba a dar bien. Yo no me clandestinicé porque ya viví la clandestinidad en los ‘80 y ‘90 y fue una experiencia traumática y dolorosa. Tengo un hijo hermoso del que no me pienso separar por nada del mundo. Así que, además, yo sé que sí soy inocente y no tengo por qué esconderme.

-¿Esto te quita las ganas de seguir luchando en contra de lo que consideras que debes luchar?

-Tengo que seguir luchando. El miedo no te puede inmovilizar. Yo invito a todo el mundo a seguir creyendo en la justicia porque si no la vamos a terminar de perder por completo.

- Se dice que la gente se mantiene inmóvil en su casa frente a lo que está pasando en Chile. ¿Piensas que ese fenómeno se debe a qué?

-El inmovilismo siempre ha generado un costo en el futuro justo a quienes no se quieren involucrar en nada. En el pasado se persiguió y mató a los comunistas, ahora persiguen a los anarquistas. Yo pienso que si se quedan sentados en sus cómodos sillones puede que el día de mañana les toque a ellos. Hay que informarse y manifestarse en contra de la injusticia.

-¿Te consideras anarquista?

-Para nada. No comulgo con la idea anarquista. Y de todos quienes se consideran anarquistas yo pienso que una gran mayoría con suerte son aprendices. Y aunque lo fueran o yo lo fuera, no tendría por qué ser un motivo de condena. Ya pasaron los tiempos de la inquisición y no es posible que se condene a nadie por sus ideas.

El día de mañana llega al Gobierno una izquierda fuerte ¿Van a perseguir a los UDI o RN? Tampoco me cabe en la cabeza. Son ideas, y las ideas son para discutirlas y debatirlas, nada más.

-Ahora los medios están cubriendo y se ven nuevas voces de solidaridad frente al caso de ustedes. ¿Son buenas señales?

-Desde que se hizo una misión de observación y verificación de distintas organizaciones de derechos humanos, se habría roto el cerco informativo que caía sobre nosotros. Sin eso, yo creo que no se habría conseguido la mesa de trabajo que se armó ahora con diputados, el padre Alfonso Baeza, representantes de nuestras familias y organizaciones de derechos humanos. Es un avance.

Pero considero que de todos modos, las voces como la del Instituto Nacional de Derechos Humanos (Lorena Fríes, INDH) aunque son necesarias, son tardías. Tuvimos que pasar ocho meses en prisión y una huelga de hambre de 65 días para que se pusieran a hablar de nuestro caso. Pienso que si se ha roto el cerco, ha sido por estos dos motivos más que por su accionar.

-¿Cómo ve el panorama ahora?

-Yo tengo dos pronósticos y ambos son favorables. El primero es más optimista. Pienso que esta semana podría darse que bajo cualquier argumento la Fiscalía desista y es posible que nos dejen en libertad y seamos absueltos porque ya se ha mostrado que las pruebas son irrisorias y que no tienen peso.

Y la segunda opción, y dado que con tantas pruebas, más de siete mil, no hay nada que señale que nosotros formamos parte de una asociación ilícita. Los testigos protegidos son ex reos que quieren beneficios carcelarios e incluso se señala que dos de los testigos son periodistas. Nada de eso nos genera inquietud por más que traten de involucrarnos. Si no llega la absolución esta semana será durante el juicio, pero igual vamos a salir todos absueltos…

Por César Baeza Hidalgo

El Ciudadano

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