Carta abierta a nuestros compañeros y nuestras compañeras estudiantes
Mientras nos preparamos para marchar con ustedes para apoyar las demandas de una educación pública digna y gratuita para todos los habitantes de nuestro país, no podemos dejar de recordar a los estudiantes que fueron asesinados durante la dictadura militar.
Estamos convencidas de que marcharían con ustedes hoy, por una educación de calidad el defender la educación publica, por una justicia social, hay estarían ellos en la primera línea, llenos de compromiso, energía y creatividad. Al recordarlos y recordarlas sentimos la gran pérdida que ha significado para nuestra sociedad aquellas vidas tan jóvenes tronchadas. Cuanta alegría de vivir y cuanto compromiso con la justicia social fueron cercenados a nuestra sociedad por las manos asesinas que cobardemente amparados por la impunidad que les otorgaba el poder usurpado por la violencia, la cobardía de los cómplices civiles que aún hoy se esconden y la negligencia de los tribunales de justicia.
Pero es nuestro deber ético recordarlos hoy, cuando ustedes, los estudiantes de hoy llenan las calles con su irreverencia juvenil, con la valentía de los poseedores y poseedoras de las causas justas. Así eran también nuestros jóvenes compañeros y compañeras, ejecutados y ejecutadas, desaparecidos y desaparecidas, asesinados y asesinadas, incansables luchadores y luchadoras.
Pero su memoria no se ha extinguido, resurge con cada demanda de dignidad, con cada movilización contra la injusticia, con cada canto de solidaridad, con cada flor de esperanza que empiezan a llenar nuestras calles convirtiéndolas en grandes alamedas por donde pasan los y las estudiantes, savia joven que convierte las palabras de Salvador Allende en un recordatorio de que la sangre derramada no impedirá que el pueblo, nuestro pueblo, encuentre el camino de su liberación.
Con toda nuestra solidaridad,
Mientras nos preparamos para marchar con ustedes para apoyar las demandas de una educación pública digna y gratuita para todos los habitantes de nuestro país, no podemos dejar de recordar a los estudiantes que fueron asesinados durante la dictadura militar.
Estamos convencidas de que marcharían con ustedes hoy, por una educación de calidad el defender la educación publica, por una justicia social, hay estarían ellos en la primera línea, llenos de compromiso, energía y creatividad. Al recordarlos y recordarlas sentimos la gran pérdida que ha significado para nuestra sociedad aquellas vidas tan jóvenes tronchadas. Cuanta alegría de vivir y cuanto compromiso con la justicia social fueron cercenados a nuestra sociedad por las manos asesinas que cobardemente amparados por la impunidad que les otorgaba el poder usurpado por la violencia, la cobardía de los cómplices civiles que aún hoy se esconden y la negligencia de los tribunales de justicia.
Pero es nuestro deber ético recordarlos hoy, cuando ustedes, los estudiantes de hoy llenan las calles con su irreverencia juvenil, con la valentía de los poseedores y poseedoras de las causas justas. Así eran también nuestros jóvenes compañeros y compañeras, ejecutados y ejecutadas, desaparecidos y desaparecidas, asesinados y asesinadas, incansables luchadores y luchadoras.
Pero su memoria no se ha extinguido, resurge con cada demanda de dignidad, con cada movilización contra la injusticia, con cada canto de solidaridad, con cada flor de esperanza que empiezan a llenar nuestras calles convirtiéndolas en grandes alamedas por donde pasan los y las estudiantes, savia joven que convierte las palabras de Salvador Allende en un recordatorio de que la sangre derramada no impedirá que el pueblo, nuestro pueblo, encuentre el camino de su liberación.
Con toda nuestra solidaridad,
Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos
Santiago, 16 de junio de 2011
Santiago, 16 de junio de 2011
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