Los traficantes de armas se están
sobando las manos. El gobierno busca, en su último año, recuperar
popularidad a costa de los cadáveres de los hijos de obreros y
trabajadores, que portan uniforme militar. Este triste destino no será
igual para todos. El candidato presidencial de la Derecha, Andrés
Allamand, puede estar tranquilo. Su hijo, oficial de la Armada, será mantenido a buen recaudo.
Los desplazamientos de fuerzas militares a la frontera norte se han hecho ostensibles.
Los mismos traidores que han entregado
nuestras riquezas básicas y los fondos previsionales de los trabajadores
al robo y saqueo de las transnacionales, serán los encargados de
llamar a la parodia patriotera.
Han propagado la burda mentira que será
una acción corta, no mayor a cuatro días de enfrentamiento agudo y
focalizado, principalmente con fuerzas especiales, uso de misiles y
tropas de desembarco.
Una simple mirada a la historia humana hace imposible predecir, una vez comenzado un conflicto, la duración del mismo.
Sin embargo, este gobierno irresponsable
pretende poner en riesgo la seguridad del país con tal de lograr que el
Congreso apruebe estados de excepción constitucional que le permitan el
control de los movimientos sociales y contener la creciente oposición
que lo desalojará de la Moneda el próximo año.
Las iglesias cristianas deberían tomar cartas en el asunto para evitar los asesinatos que se avecinan.
Algunos altos oficiales están abriendo
sus bolsillos para recibir las coimas por las compras de material de
guerra. Son los mismos que vendieron, a una potencia extranjera, la
integridad sexual de las menores violadas, en Valparaíso, por los
soldados norteamericanos pedófilos, de las operaciones Unítas, de los
años 2006 y 2009.
Las hostilidades comenzarán a principios del 2013, inmediatamente después del fallo del tribunal de La Haya.
Uno de los promotores del baño de
sangre es el Comandante en Jefe de las Armada, Edmundo González, el
criminal incompetente “que se relajó un poquito”, mientras el terremoto y
el posterior tsunami, de febrero de 2010, se llevaban a muchos
compatriotas gracias a la ineptitud manifiesta del mando que dirigía,
que no alertó a la población del peligro inminente.
Los antecedentes son manejados por la
CUT – CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES -, cuyos delegados militares han
hecho sentir su preocupación por la insensatez que implica lanzar a
Chile a un conflicto artificial que enlutará a muchos hogares humildes
de pueblos hermanos. Con Rodrigo Hinzpeter, a la cabeza del Ministerio
de Defensa, todo es posible.
Si las familias Angelini , Sarkis, Santa
Cruz y otros depredadores de los recursos pesqueros del país, quieren
defender sus privilegios a perpetuidad en la zona marítima disputada ,
manden a sus hijos y nietos a una muerte segura. Su ambición y
codicia sin límites no pueden construirse a costa de los huérfanos de
siempre. No lo permitiremos.
No se dejen engañar, manipular tan fácil por favor…