Por Miguel Ángel Untoria Pedroso
El pueblo de Cuba, millones de simpatizantes de la Revolución cubana y amantes de la paz en todo el mundo, recibieron el lunes 12 de julio, el mejor de los regalos, cuando el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, compareció en el programa la Mesa Redonda.
El líder histórico de la Revolución, visiblemente recuperado de su enfermedad, explicó una vez más al pueblo de Cuba y a la opinión pública mundial, el inminente peligro de una guerra nuclear y sus desastrosas consecuencias para la humanidad que representan las acciones del actual gobierno de los Estados Unidos y su más cercano aliado en el Medió Oriente, el gobierno de Israel.
La presencia de Fidel en la televisión cubana, causó una inmensa alegría en todo el archipiélago cubano, puesta de manifiesto en millones de comentarios referidos a su salud, su claridad mental, la objetividad de sus palabras. El regocijo incluyó también lágrimas y pechos apretados por la emoción de todo un pueblo que ansiaba tener nuevamente en acción, en vivo y en directo, a su Comandante.
La reacción en el resto del mundo a la reaparición de Fidel en público, ha sido similar a la ocurrida en Cuba. Millones de personas amantes de la paz, millones de desamparados en los más alejados rincones del planeta, miles y miles de personas que han recibido agradecidos la solidaridad de Cuba y sus dirigentes, han disfrutado con inmensa alegría el regalo del pasado lunes.
La noticia ha sido reflejada por los medios masivos de comunicación de todos los continentes en miles de despachos de prensa e Internet y programas de radio y televisión, en la gran mayoría de los casos destacando el restablecimiento de Fidel y su denuncia a las consecuencias de las intensiones y planes guerreristas de Estados Unidos e Israel.
Como es lógico, no han recibido con alegría la noticia, los enemigos de la Revolución cubana, los dueños del complejo militar industrial, los gobiernos reaccionarios, los grupos de poder económico que se enriquecen a costa del sufrimiento de los pueblos del tercer mundo y aquellos a quines el sufrimiento de millones de personas, nada les importa.
Pero para el resto del mundo, para millones y millones de personas en todos los rincones de la tierra , amantes de la paz y que aspiran un mundo mejor, la comparecencia del Comandante en Jefe, ha sido también, el mejor de los regalos.
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