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domingo, 12 de febrero de 2012

Dos intervenciones claves tuvo Eduardo Frei Montalva durante la dictadura de Pinochet.

Dos intervenciones claves tuvo Eduardo Frei Montalva durante la dictadura de Pinochet. Denunció la persecución a los opositores en 1975 y rechazó la Constitución del 80, acción que le costó la vida

Frei Montalva escribió un documento inédito en diciembre de 1975 y luego antes del plebiscito por la constitución del 80. Sus palabras fueron censuradas; su atrevimiento le costó la vida.

Al cumplirse recientemente los 30 años del asesinato de Frei Montalva, se recordaron pasajes claves de sus intervenciones públicas hechas durante la dictadura militar.

A los 15 meses del golpe militar, en diciembre de 1975, Eduardo Frei Montalva que era presidente del Senado en 1973, cuando se produjo el golpe militar, dio a conocer su pensamiento sobre la tragedia que estaba viviendo Chile bajo la dictadura de Pinochet en un documento inédito al que tuvo acceso el semanario Cambio21.

Entre sus ideas descritas en este documento se destacan que “me es imposible ocultar la profunda angustia que siento por la suerte de nuestra querida patria”, señaló.

Denunció “la persecución e incomprensión de que son víctimas tantos chilenos”, agregando que “esto no debiera sorprendernos, porque no es más que la repetición de una actitud sostenida por los grupos de extrema derecha”.

“Aquellos grupos han mirado siempre con resistencia los movimientos que encarnan una amenaza para su statu quo. Saben que ésta es su última oportunidad. Su única oportunidad. Presienten que en elecciones libres serían minoría absoluta… Todo su interés reside entonces en que la actual situación se mantenga. El día que ella termine, no serán nada ni nadie”.

Odio a la política

“En lo ideológico, esta corriente se caracteriza por un desprecio absoluto por la democracia; por su odio a las organizaciones políticas; por la exaltación de un Ejecutivo dictatorial al que se le asigna en monopolio la interpretación y administración de los supremos intereses de la patria”.

“Estamos contra esta ideología y sistema, que con el tiempo ha terminado siempre en estrepitosos fracasos. Debemos desterrar esta perversión ideológica, extraña a nuestra historia e idiosincrasia y de la cual el país no puede esperar sino la represión, el establecimiento de un régimen económico que sólo favorece a las minorías, cuando no empobrece o arruina a la nación”.

Y remataba Frei: “El país piensa que el respeto a los derechos humanos es esencial; que su desconocimiento, en vez de reforzar la autoridad, a la larga la debilita; que la tortura jamás puede ser permitida; que el país no puede vivir permanentemente bajo un régimen de excepción; que el imperio del derecho no impide que haya orden y disciplina en una sociedad, y que el control de la violencia no debe significar métodos que a su vez violenten a millones de personas”.

“No puedo callar”

“En una palabra, el país quiere una salida, y por ello es que no desea que se acumulen factores de tensión que hacen, a medida que pasa el tiempo, más difícil una solución racional de acuerdo con sus tradiciones. Tengo un amor apasionado por mi patria. No es ella para mí un pedazo de la tierra, es parte de mi ser y por eso me es imposible callar”.

Plebiscito del 80, una burla

El 27 de agosto de 1980, seis mil personas repletaron el teatro Caupolicán (ver foto). Iba a hablar Frei Montalva, para manifestar su rechazo al proyecto de Constitución diseñado por la dictadura.

No son pocos los historiadores que consideran que las palabras pronunciadas ese día por Frei Moltalva provocaron que se desatara la “Operación Valkiria”, maquinación destinada a quitarle la vida.

Ese día, dijo Frei: “Durante los próximos diez años no existirá ningún órgano de elección popular. No habrá, por tanto, Senado ni Cámara de Diputados, y los alcaldes tampoco serán elegidos por el pueblo”.

“Podrá decretar por sí solo estados de emergencia y de catástrofe; ejercer la facultad de arrestar a cualquier persona por el plazo de 5 días, ampliables en 15 más; restringir el derecho de reunión y la libertad de información; prohibir el regreso de chilenos al país, o expulsarlos del territorio o relegarlos hasta por tres meses, medidas éstas que no son susceptibles de recursos jurídicos de ninguna especie”.

“Estas no son sólo frías normas jurídicas, sino que afectan la vida, seguridad y libertad de cada chileno o chilena, que durante este prolongado plazo estarán privados de derechos esenciales”.

“Votar este proyecto de Constitución ilegítimo en su origen, inconveniente en su texto, es un caso de ciencia ficción o una burla. Por casi un cuarto de siglo el pueblo chileno será mantenido en interdicción cívica, privado de sus derechos ciudadanos. Quienes tenían 18 años en 1973 podrán elegir sus autoridades por primera vez cuando hayan cumplido 42 años”.

“El proyecto no es ni siquiera un intento de transición, sino una prolongación y consolidación del actual poder personal. Los regímenes dictatoriales y totalitarios los utilizan de acuerdo a estas técnicas y nadie duda cuáles son sus resultados. Este es el tipo de consulta a la que se nos convoca”.

“Este plebiscito carece de validez y lo rechazamos porque no reúne las condiciones mínimas que garanticen su legitimidad. No es válido, porque no se puede llamar a un plebiscito cuando el país vive bajo estado de emergencia”.

“No es válido, porque requeriría un sistema electoral que asegure la auténtica expresión del pueblo al que se confronta, porque no existen registros electorales, porque las mesas que recibirán los sufragios y harán su recuento están formadas por personas designadas por los alcaldes que, a su vez, son nombrados por el jefe de Estado”.

“No es válido, porque están proscritos los partidos políticos y, en consecuencia, no puede haber apoderados fidedignos. No es válido, porque no existe libertad de reunión ni de manifestaciones públicas”.

“Lo único efectivo y que puede salvar al país de la violencia, el odio y la revancha es que ese consenso se produzca cuanto antes. Mantener un régimen de fuerza continuado, apoyado en una minoría, inevitablemente agudizará el conflicto y la división entre los chilenos”.

“Sabemos que un retorno a la democracia significa riesgos e incertidumbres que son inevitables en todas las naciones y regímenes. Pero la continuidad del actual sistema, tarde o temprano, llevará al país a una situación realmente caótica”.

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