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martes, 4 de enero de 2011

Partidos a la baja, desafección ciudadana en alza.

Partidos a la baja, desafección ciudadana en alza. Experto señalan que el “presidencialismo” genera rechazo en los políticos

Según un conocido analista, como la gente se siente lejana a la autoridad, el conglomerado multicolor estaría obligado a “reinventarse con liderazgos que se caractericen por la credibilidad y la cercanía” para ganar terreno en los meses venideros.

Fuente Cambio

El primer año de la Alianza en el poder tras dos décadas de gobiernos de la Concertación, no sólo alteró el cuadro político interno, sino que también generó un notable cambio en las tendencias de la ciudadanía, sobre todo en lo referido a la adhesión en las grandes coaliciones que predominan en Chile.

Sin ir más lejos, la tercera edición del Barómetro de las Américas, encuesta de carácter continental que mide la influencia de los partidos en los electores señala, dejó como resultado que sólo el 11% de los entrevistados siente simpatía por algún partido y que el 72% de las personas tiene poco o nulo interés en la política.

Si a eso le sumamos que en la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), ficha publicada este jueves 30, en la que se percibe un claro aumento del rechazo hacia la Concertación -del 29 al 34%- y un estancamiento de la aprobación en el oficialismo- mantuvo el 41% de incluso después del rescate de los mineros de Copiapó y se sitúa por debajo del 44% de Piñera-, el panorama no puede catalogarse como halagüeño para las colectividades.

Peor aún, empatan en el bajísimo 16% las personas que se declaran cercanas a la Concertación y a la Alianza y un 58% abiertamente no se siente identificado con ningún color ideológico.

Los factores parecen estar a la vista: en el Parlamento los roces entre opositores y representantes de gobierno marcaron un año donde la reconstrucción, el royalty, los conflictos del pueblo mapuche, la elección de la ANFP, los 33 de Atacama, el sueldo mínimo, los despidos y el reajuste en el sector público hicieron hablar del retorno a la temida “polarización” en el Congreso.

Además, el descrédito gatillado por raris conflictos en las que palabras como “chupafusiles” o “reguleque” hicieron quedar mal a los políticos. Qué decir de los líos internos que se viven entre la UDI y RN, las rencillas que aún se mantienen en las entidades del arcoiris (DC-PS-PPD-PRSD) y los insólitos problemas con alcoholemias e incidentes de tránsito que han tenido a dos conocidos dirigentes en la lupa de la opinión pública, ya sea para cuestionarlos o “agarrarlos para la chacota”.

Sin embargo, el analista Patricio Gajardo responsabiliza al “sistema presidencialista” que predomina Chile ante el rechazo que viven las oposiciones en los primeros años de un gobierno nuevo. “Hay una postura de percibirlas como obstruccionistas”, explicó el profesional, recordando que en los 20 años de la Concertación la Alianza siempre estuvo debajo del entonces oficialismo.

Eso sí, el académico Patricio Navia recalca que por mucho que Piñera mantenga una importante adhesión, lo cierto es que su estilo de ejercer el mando “genera una creciente desconfianza y los chilenos lo ven como un gobernante lejano”.

¿Qué políticos quiere la gente?

Cuando se les pregunta a los políticos de la Concertación qué tienen que hacer para recuperar la confianza de la gente luego de los complejos números que dejó el estudio del CEP, la respuesta es una sola: reencartarla, para lo cual la timonel PPD Carolina Tohá le pidió al gobierno que se ponga a la altura de las circunstancias. Como era de esperar, desde La Moneda piden el gesto de vuelta.

Según Patricio Navia, como la gente se siente lejana a la autoridad, el conglomerado multicolor estaría obligado a “reinventarse con liderazgos que se caractericen por la credibilidad y la cercanía” para ganar terreno en los meses venideros.

Lo que habría que saber en este proceso de abuenamiento es el rol que ocuparán los partidos ante el perfil de los dirigentes que quiere la ciudadanía. ¿Políticos sin partido como Golborne? ¿Políticos ciudadanos como Bachelet? ¿Políticos conciliadores como Alvear y Lavín? ¿Políticos nuevos como Hinzpeter, Von Baer o Andrés Velasco? ¿Políticos simpáticos como Lagos Weber? ¿Políticos outsiders como Enríquez-Ominami o Farkas? Son tantas las posibilidades.

No sólo eso, ¿qué va a pasar con los tres millones de nuevos electores que ingresarán al padrón cuando entre en vigor la inscripción automática? El mismo Patricio Guajardo señaló en su momento que si se agrega el voto voluntario, “los políticos estarán obligados a ser creativos e innovadores”, aunque explicó que es normal que en todos los países democráticos como Estados Unidos o Colombia “la cantidad de votantes no sea tanta en relación con el número de electores”.

Lo delicado del asunto es que ya se vislumbra un apoyo transversal a la idea de mantener la obligatoriedad en el sufragio. “Los ciudadanos tienes derechos y deberes”, han dicho sus defensores.

Lo concreto que es abre la interrogante sobre la reacción que tendrá la ciudadanía si en el paquete de reformas políticas que comenzará a discutirse la semana entrante en el Parlamento se incluye el voto voluntario. Obligar o seducir parecen ser las opciones. Mientras tanto, la poca credibilidad va en aumento y los partidos aún no toman cartas en el asunto.

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