El crimen que involucra al actual director del GOPE
Para no olvidar.....
por Prensa OPAL (Chile) Sergio Gajardo Giadach y el Caso Mamiña: Muertes para aterrorizar
Con una romería en el Cementerio general de Santiago , familiares, amigos y dirigentes políticos. Conmemoraron la matanza de tres opositores al régimen de pinochet, en manos de funcionarios de Carabineros el 1 de Julio de 1986.
Los hechos
Durante las ultimas horas del día 30 de junio y las primeras del primero de julio de 1986, fuerzas represivas y personal del GOPE (Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros) violentaron el domicilio del artista popular y folclorista, Benedicto “Piojo” Salinas, ubicado en la calle Mamiña Nª 150, en la periferia de Santiago. Durante esa acción, según investigaciones, los uniformados habrían dado muerte a Margarita Martín Martínez, Maria Paz Martín Martínez e Isidoro Salinas Martín; Esposa, cuñada e hijo del folclorista.
Según la versión entregada por Carabineros a los medios de prensa de la época, en la medianoche del lunes primero de julio de 1986, efectivos de la Sección Encargos y Búsqueda de Vehículos (SEBV) de Carabineros, apoyada por otras unidades policiales practicó un allanamiento al inmueble de la calle Mamiña N° 150, de la comuna de la Cisterna. Encontrando los cuerpos sin vida, de las hermanas Martin Martínez, y del joven Isidro Salinas.
Se informa asimismo que los tres fallecidos eran integrantes del FPMR muertos por auto eliminación mediante disparos efectuados desde corta distancia.
Esta versión contrasta diametralmente con las indagaciones posteriores. Carabineros trato de encubrir el crimen diciendo, que una de las mujeres disparó contra la otra y contra el niño, para luego auto eliminarse, lo que quedó completamente descartado, ya que las victimas no tenían rastros de pólvora en sus manos.
Los informes de autopsia constatan:
-“En el cadáver de Isidro Salinas, presentaba dos impactos en la cabeza, uno de larga y otro de corta distancia”.
- En el de María Paz Martín, la causa de la muerte, es una herida de bala, cráneo encefálica. La trayectoria seguida por el proyectil, es de derecha a izquierda, abajo arriba y levemente hacia atrás. Se trata de un disparo con cañón apoyado.
- En el caso de Margarita Eliana Martín, la causa de la muerte fue traumatismo cráneo encefálico y toráxico por balas con salida de proyectil.
Los exámenes a las armas encontradas junto a los cadáveres, eran un revolver marca Colt Calibre 38, en regular estado de funcionamiento y una pistola sin marca modelo D 64 calibre 9 mm. , con un cartucho en su recámara sin percutar.
La premura con que la policía da a conocer la militancia de las víctimas, deja en evidencia una persecución política a priori, agudizada por el antecedente de la muerte de Pedro Martín Martínez, Rodriguista fallecido en un confuso accidente tras una voladura de vías del ferrocarril un año antes.
La ministra en visita de la corte de apelaciones de san Miguel, Ariaselva Ruz, individualizó y encargó reo a funcionarios de carabineros que participaron en el operativo, pero se declaro incompetente, dejando que actuara la Fiscalía militar, quien sobreseyó el caso sin dictar responsabilidades.
Entre los sindicados como culpables de estos crímenes y sobreseídos por la Fiscalía Militar, figuran:
Sergio Gajardo Giadach, actual Director del GOPE. Experto tirador, que en el año 1978, siendo subteniente, se coronó Campeón de Tiro, en un Torneo Inter Institucional de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Posteriormente en el año 1985 ,en el Campeonato Internacional de Tiro, realizado en Bophuthaswana, Sudáfrica, con rango de Teniente, obtuvo el Primer lugar individual con 584 puntos. Este uniformado también figura en la nómina de acusados por la tortura y posterior muerte, de los jefes máximos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez FPMR (Cecilia Magni y Raúl Pellegrin), según consta en el proceso judicial, rol 5004.
Julio Eladio Benimelli Ruz, Mayor. Fallecido el 26 de enero de 1988, como consecuencia de la detonación de un artefacto explosivo. El Mayor, junto a otros funcionarios policiales, acudió a una casa ubicada en la comuna de La Cisterna, a investigar una denuncia de los dueños de la propiedad, acerca de la existencia de armas. En ese entonces era Jefe del Grupo de Operaciones Policiales Especiales de Carabineros (GOPE).
José Luna García, sargento
Augusto Sobarzo Legido, comandante. Como encubridor
La antesala del crimen
Corrían los primeros meses del año 1986 y los movimientos sociales hicieron de la protesta, una vía de movilización permanente, buscando profundizar el conflicto político y social, con el empleo de todas las formas de lucha, que permitiera la caída de la Dictadura de Pinochet, que a balas y sangre se perpetuaba en el poder desde el 11 de septiembre de 1973, con la complicidad de la derecha Chilena y el gobierno norteamericano.
La Dictadura Militar y sus colaboradores civiles de la derecha, preparaba la transición institucional, asegurándola a través de dos vías: La represión selectiva (secuestros, flagelamientos y destrucción del “enemigo”) y el terror masivo (copamiento de calles y poblaciones, allanamientos, censura y empleo de la Unidad Fundamental Antiterrorista -UFA- (unidades operativas adaptadas a la guerra en la ciudad, al enfrentamiento con la guerrilla urbana).
El Centro político, fortalecido por la alianza lograda, con la firma del “Gran Acuerdo Nacional” para la “transición a la plena democracia”, persistiría en una “salida negociada”. De las demandas globales (“No a Pinochet”, “No a la Constitución”, “Asamblea Constituyente”, “Plebiscito y Renuncia”), se había retrocedido en sus expectativas a un encuentro entre personalidades civiles y militares para dirigir la transición.
Finalmente, con el ánimo de negociación, paulatinamente iría cundiendo la idea de reconocer la Constitución de 1980, para ensayar desde adentro su transformación, lo que transformaría el Movimiento de Protesta, en base electoral para una transición institucional.
Por su parte, la izquierda, no sin divisiones internas, se encontraba en un momento de decisiones estratégicas, acumulando sobre la marcha fuerzas «en caliente», internando recursos humanos y medios. Se preparaban para el enfrentamiento, considerando la Protesta, como una escuela de aprendizaje. Al copamiento de calles y poblaciones por parte de las fuerzas represivas, se respondía con las Barricadas. Al allanamiento, con bombas caza-bobos. Al armamento convencional, con armamento casero. Al desplazamiento de unidades moto-mecanizadas, con minas “vietnamitas”. A la clausura de medios de comunicación, con radios clandestinas. Y a la UFA (Unidades antiterroristas), con micro-grupos operativos o milicias urbanas.
El equilibrio se tornaba catastrófico. Así se llegaba a un 1º de mayo (1986) extraordinariamente violento. Momentos de explosión social, de permanentes enfrentamientos, tanto pacíficos como violentos, fueron la respuesta a la estrategia-militar con que actuaba el régimen, con el objetivo de Infundir Miedo.
La protesta convocada para los días 2 y 3 de Julio de 1986 se preveía violenta. Pero, el discenso en la oposición, seguía impidiendo la constitución de una fuerza estratégica que pusiera en peligro al régimen. Este jugaba al desgaste opositor y sometía a la población a la guerra psicológica para quebrantar su estado de ánimo. La represión selectiva se expandía, a los muertos y heridos que provocaban los disparos desde autos polarizados, se sumó la aparición de cuerpos de opositores destrozados por explosiones dinamiteras, simultáneamente decenas de jóvenes, líderes en sus comunidades, eran golpeados o amedrentados. La represión masiva la sufrían los pobladores y la ciudadanía -en general- con allanamientos prolongados. Las ciudades habían sido militarizadas. La espera a la jornada de protesta era tensa. Fue en ese contexto, cuando en la madrugada del 1 de julio, fuerzas represivas de Carabineros, asesinan a tres presuntos miembros del FPMR, luego de un allanamiento en un inmueble de la calle Mamiña Nº 150, de la comuna de La Cisterna, sector sur de la capital. Esto marcaría el comienzo de una escalada terrorífica de asesinatos, cuya aberración máxima se alcanzó, cuando dos jóvenes (Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas Denegri), fueron quemados vivos por una patrulla militar. Si el Terror produce paralización, la faena estaba cumplida, de manera que confiadamente el ministro de defensa de la época, podía declarar 24 horas antes de la Jornada de Protesta Nacional ... “no creemos que vaya a ser un paro general”. Sin embargo, la paralización fue total. Pero con un triste saldo de vidas humanas
OPAL Chile, Prensa para América Latina,
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